Rodrigo bajó un poco la velocidad, respiraba hondo intentando calmarse. Al fin, se orilló en el camino. ―Entonces, Victoria, supongo que las cosas volverán a ser como antes ―habló con dificultad. ―¿A qué te refieres? ―respondió sin dejar su actitud anterior. ―A que volveremos a ser enemigos en disputa por una estúpida herencia. ―Lo de la herencia no tiene nada que ver en esto. ―Eso quiere decir que... ―Dejó la frase inconclusa a propósito para que ella la terminara. ―Quiere decir que lo de la herencia sigue igual, no cambiaré el trato, buscaré un lugar para irme y eso. Seguiremos siendo hermanastros. ―¿Quieres terminar conmigo? ―Terminar qué, Rodrigo, si nunca empezamos ―replicó irritada. ―Yo soy un huaso bruto, Victoria, no veo las cosas como las ven en la ciudad y necesit