Francisco.

1347 Words
ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠJULIETAᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ Busqué con la mirada la cabellera rojiza de mi hermana menor, hace cinco minutos sonó el timbre de salida del colegio y no la encontraba por ningún lado. ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ ¿Dónde se habrá metido? ᅠ Si mi madre se entera que la perdí por cinco minutos es capaz de volarme los dientes de una bofetada, no, no quería eso. ᅠ — ¡Jimena! —la llamé, mirando por todos los pasillos del colegio, pero no la encontré, hasta que divisé su desordenado cabello, dirigiéndose a la salida. —¡Jimena! Corrí como alma que lleva el diablo, hacía ella, quien ya había salido a la calle, salí por la enorme puerta y miré a todos lados hasta que la encontré sentada en una piedra, mientras hablaba con un chico de más o menos mi edad, me resultaba muy conocido.ᅠ Los ojos claros de mi hermana, se cruzaron con los míos y me señaló con su dedo y una enorme sonrisa en su rostro. — ¡Ahí está mi hermana! —apresuré mi paso, hasta llegar a su lado, ignorando la presencia de aquel chico.ᅠ — Jimena, por amor a Dios, ¿por qué saliste del colegio sin mi? ¿Quieres que mi mamá me regañe? —se encogió de hombros, como si no le importara ni lo más mínimo. —Esta niña traviesa. — Lo siento, todo fue mi culpa. —dijo el chico que seguía de pie a mi lado y solo así pude ver su rostro, sus ojos eran avellanas, pero cuando el sol daba a su rostro, se podía notar los visos verdes, y su pálida piel, hacía contraste con su cabello negro.ᅠ Se me hacía extrañamente familiar, pero no recordaba dónde lo había visto antes.ᅠᅠ — ¿Tú eres? —pregunté sentándome al lado de mi hermana, en modo sobreprotectora. — Soy Francisco, amigo de tu hermano, venía a buscarlo porque hoy tenemos un partido de fútbol muy importante y me encontré a tu hermana. —ahora entiendo de dónde lo había visto antes, era compañero de mi hermano en su equipo de fútbol. — Él no pudo venir a clase, pescó una gripe que lo tiene echado en la cama, así que supongo que no puede participar en el partido, a menos que quieran perder. —soltó una risita y un par de hoyuelos aparecieron en sus mejillas.ᅠ — Eso fue lo que yo le dije, pero no me quiso creer. —se quejó mi hermana a mi lado, mientras le lanzaba una mirada fulminante a ese tal, Francisco. — Está bien, ahora les creo. —no me importaba si me creía o no, igual, yo sabía lo enfermo que se sentía mi hermano, tanto así que tenía que tomarse dos tipos de pastillas con diferente horario.ᅠ Pobre, Joel.ᅠᅠᅠᅠᅠ — Igual, le dejaré tu recado. —dije levantándome y me colgué la mochila de mi hermana en mi hombro libre. —Vamos, peque. —Jimena se levantó de la piedra y cuando estuvimos a punto de tomar camino a casa, aquel chico nos detuvo.ᅠ — Esperen, si quieren, las puedo acompañar, si no es molestia. —lo miré con el ceño fruncido, apenas lo conocía, como para aceptar aquello.ᅠ Mi madre nos enseñó a no hablar con desconocidos y no aceptar nada de extraños, decía que había mucha maldad en el mundo y no quería que las personas mal intencionadas se aprovecharán de nosotras, pero él no parecía ser una chico con malicia, más bien era muy amable y educado, aparte mi hermano sí lo conocía.ᅠ — Bueno, igual no vivimos muy lejos. —me encogí de hombros, restándole importancia y él sonrió de medio lado.ᅠ — Esperenme un segundo. —¿esperarlo? Se ofrece a acompañarnos y ahora debemos esperarlo.ᅠ Se fue sin más y miré a Jimena como si ese chico estuviera loco.ᅠ — Ya ves lo que pasa por hablar con extraños, ahora no sabemos si nos quiere secuestrar. —Jimena posó sus manos en su cintura en modo de jarra y me miró con cara de pocos amigos.ᅠ — Eres una dramática, es amigo de Joel, yo lo he visto con mis propios ojos cuando va a buscarlo a la casa. —la miré ceñuda.ᅠᅠ ¿Por qué yo nunca lo había visto por mi casa? Bueno, sí lo sabía, estaba tan sumergida estudiando para tener la mejor calificación del año y aparte, haciendo las tareas de hogar que me deja mi madre, antes de irse a trabajar, que nunca me había percatado de aquello.ᅠ — Si tú lo dices. —le creía hasta con los ojos cerrados a mi hermana, ella jamás mentía. Un auto n***o, frenó a nuestro lado y me exalté cuando la puerta se abrió, mis piernas flaquearon, de solo imaginarme que era un secuestrador, pero no, era Francisco, quien se bajaba del asiento de copiloto.ᅠ — Entren, mi chófer nos llevará hasta su casa. —miré a Jimena y ella me miró a mí, sus hombros se encogieron y se subió al asiento trasero sin ni siquiera consultarlo conmigo, estaba loca esa niña de doce años.ᅠᅠᅠ No me quedó más remedio que entrar junto con mi hermana. No me subía a autos particulares muy seguido, de hecho solo me había subido a taxis y autobuses en toda mi vida, por lo que estar dentro de este auto, era algo totalmente nuevo para mí y para mí hermana.ᅠ No hizo falta que le diera mi dirección a Francisco, el auto se puso en marcha, en dirección a mi casa que quedaba a cuatro cuadras, sí, muy cerca como para ir en vehículo. Miré a Francisco, que estaba sentado en el asiento de copiloto y no pude evitar preguntarme cómo un chico como él, tenía un auto y hasta un chofer.ᅠ Aquello era muy difícil para mí, teniendo en cuenta que nuestra situación económica no era la mejor, pero mi madre trabajaba en el turno de noche para ganar un poco más y que no nos hiciera falta nada.ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ El auto se detuvo frente a mi casa, de fachada color salmón, al menos Francisco si era de confiar.ᅠ Abrí la puerta y le hice una seña a mi hermana con la cabeza, indicándole que saliera conmigo, Francisco también había salido de su asiento y sostenía la puerta para que se nos hiciera más fácil salir.ᅠᅠ — Muchas gracias, Francisco, aunque no debió molestarse, ya vió que nos queda muy cerca la casa del colegio. —dije tomando la mano de mi hermana con fuerza.ᅠᅠ — No hay problema, encantado de traerlas. — Gracias, eh, le diré a mi hermano que se recupere rápido. —dijo Jimena a mi lado. — No es nada, de verdad. —vi la cabeza de mi madre asomándose por la ventana, se me había olvidado que le dieron un mes de vacaciones en su trabajo y hoy se cumplía tres días desde que está en casa todo día. Tomé con fuerza la mano de Jimena y caminé hacia la entrada de la casa, sin despedirme de Francisco, tenía miedo que mi madre me golpeara. —Espera, no me has dicho tu nombre. Frené en seco y me giré hacia él, al mismo tiempo que mi hermana, no sabía a cual de las dos se refería, pero su mirada estaba puesta en mí, lógico, ¿no? ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ — Yo soy Jimena, pero eso ya lo sabes. —dijo mi hermana a mi lado. — Julieta.
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