El rey Zander les permitió a los gemelos que se lavaran las manos y la cara para ir al comedor real. En el camino no hablaron demasiado, Noah se sentía nervioso y Karl no tenía nada que decir, así que iban en un silencio que no era nada incómodo para Zander. Durante todo ese trayecto, el antiguo rey de Gavril pensaba que esa falta de conversación en el par de jóvenes, seguramente se debía a que tenían muchas cosas que esconder. No era extraño para Zander pensar de esa manera, la confianza hacia otras personas nunca había sido su fuerte, él siempre pensaba lo peor de todos y al hacerlo acertaba la mayoría de las veces. «Ya descubriré que me ocultan, especialmente tú, Noah. Se que cuando estás callado es porque andas reprimiendo algo, me intriga saber que será...» piensa Zander mirando de