Tiempo actual Leah y Karl todavía no habían salido de la habitación porque habían estado bastante ocupados durante esa mañana. A la muchacha ni siquiera le interesaba la hora que era, y que en ese instante posiblemente sus doncellas ya se habían percatado de que ella no se encontraba en su aposento. A la princesa no le importaba, porque lo único que pensaba era en lo delicioso que se sentía tener a Karl encima de ella, penetrándola con fuerza mientras él aprovechaba para besarle el cuello, ambas mejillas y sus labios conforme sus embestidas no disminuían. La manera como el rubio se movía embistiéndola, hacia que su zona íntima se contrajera y estremeciera a cada cierto tiempo. Leah todavía no lo sabía, pero esos “espasmos” eran los orgasmos que él le producía por sentirlo en todos los se