Cuando llegaron al establo, el hombre cerró la puerta que no sería abierta hasta que terminara su debido castigo con Karl. Por otra parte, Beatriz se sentía de manos atadas y no le quedó otra opción mas que esperar hasta que su padre terminara de castigar al muchacho, y eso fue una hora después, en donde la joven de piel canela, ojos cafés como su padre y cabello castaño oscuro estaba afuera del establo caminando de un lugar a otro esperando que la puerta se abriera. Finalmente, cuando su mayor anhelo en ese instante se cumplió ella entró al establo viendo a su padre salir con sus puños manchados de sangre. Lord Hunt vio a su hija y al instante le dijo: —¿Qué haces aquí? Ve al palacio. —No, primero déjame curar a Karl, quiero decir… al esclavo nuevo. —¿Para qué? ¡No comprendo porque tan