Después de esa salida al cine, algo más cambió entre Ranger y Riley. La cercanía fue inevitable, así como ese extraño hormigueo en las palmas de las manos cuando Riley lo veía a la distancia, o cuando Maddox lo llamaba para que lo acompañara a algún lugar. Verlo jugar póker desde el salón principal del casino, donde Riley vio por primera vez a Maddox, se tornaba casi una obsesión para Riley cuando Maddox la llevaba para que lo acompañara. Maddox quiso que ella saliese un poco más, por eso la llevaba con él al casino y le permitía salir a distraerse. Él sí quería que ella fuese sumisa, y para recompensar su obediencia, la motivaba con regalos como la libertad de salir a conocer un poco Las Vegas. Lo que Maddox aplicaba en Riley era un simple condicionamiento, donde la sumisión era alabada