Las personas que Maddox esperaba presentarle a Riley, no eran más que un matrimonio que inaugurarían un club swinger esa noche. Maddox, como apoyo para la mujer, decidió que era correcto que Riley la conociera, además de que era una de las mejores mujeres que tuvo en mucho tiempo. Rachel, o como a él le gustaba llamarla, Quinta, era una sumisa ejemplar, y Maddox pensó que quizá Riley aprendería algo de la mujer en cuestión. Por eso, una vez que estuvo lista, Riley bajó la escalera hasta el recibidor, encontrándose con una morena de ojos almendrados y un hombre tan blanco como un papel. La mujer llevaba un vestido ceñido dorado, y el cabello suelto sobre su hombro derecho. Maddox atrajo a Riley de un tirón hacia su costado y reposó la mano en su cintura. Cada vez que Riley conocía una de