Al día siguiente somos despertados temprano por Beta Mateo. Saltándonos al auto, lo seguimos mientras conduce hacia las afueras del pequeño pueblo. La casa es más bien una cabaña con un amplio porche delantero y una entrada de gravilla; es acogedora, escondida entre los árboles. Saltando del auto, entro junto a mi padre.
Beta Mateo desbloquea la puerta verde de madera antes de entregarle las llaves a mi padre
—¿Estás seguro de que quieres vivir aquí tan lejos? Hay muchos lugares vacíos en la ciudad que podrían adaptarse mejor a tus necesidades —dice.
—No, esto es perfecto. Gracias Beta —responde mi padre.
—Somos del mismo rango y, sinceramente, llevas mucho más tiempo haciendo esto que yo. Probablemente puedas enseñarme un par de cosas. Llámame Mateo y bienvenidos a la Manada —le dice Beta Mateo a mi padre antes de darle una palmada en el hombro.
Baja los escalones hacia el césped y se detiene a mi lado para olfatear el aire.
—Hueles diferente a la mayoría de los lobos —observa, estudiándome y me tenso.
—¿A qué te refieres? —me enorgullece sonar normal, aunque en mi interior siento un nudo en el estómago. ¿Y si puede oler la diferencia en mí al igual que su Alfa?
—No sé, simplemente es diferente. Puedo oler que eres una loba, pero tu aroma no es muy fuerte. Además, algo más, tu aroma me recuerda a alguien —dice, frunciendo el ceño como si tratara de descubrir quién.
—En fin, te dejaré instalarte. No olvides que las carreras de la Manada son obligatorias y se llevan a cabo los viernes a las 6 PM en punto. Sé que te han excusado esta semana, pero sería bueno que se presenten y se presenten ante los demás miembros de la Manada. Somos una comunidad unida, y el resto de la Manada se sentirá más cómodo con los recién llegados que asistan. Algo para tener en cuenta —dice Mateo a mi padre, quien asiente. Subo rápidamente los escalones con una caja en mis manos desde el camión.
—Haremos todo lo posible para estar allí el viernes —asegura mi madre, mirándome fijamente mientras sube los escalones del porche hacia mí. Asiento antes de seguirla al interior.
Una chimenea gigante ocupa la mayor parte de la habitación. Sus ladrillos negros oscuros se extienden hasta el techo y abarca toda una pared. El suelo es de algún tipo de madera maciza
Está teñido de marrón oscuro, casi n***o como los ladrillos. Todo el lugar huele como si hubiera estado cerrado por demasiado tiempo.
Mi madre se apresura de cortina en cortina, abriéndolas y abriendo las ventanas para dejar entrar la brisa exterior y sacar el aire estancado y maloliente. Escapo de la sala y entro en lo que parece ser la cocina. Al menos no es tan anticuada como el resto de la casa, aparentemente. Encimeras de piedra de granito, electrodomésticos de acero inoxidable negros e incluso una pequeña isla de cocina en el centro. Este lugar me va a gustar.
Unos hombres del Alfa Ezra ayudan a traer los muebles y mis padres desempaquetan. Llevando una caja desde el camión hasta la parte trasera de la casa, encuentro mi habitación, la más pequeña justo al lado del baño y la ventana con vista al bosque que rodea la casa. La habitación de mis padres está al final del pasillo y tiene un baño privado. En general, me gusta.
Después de arrastrar todo adentro, voy a mi habitación y comienzo a armar la estructura de la cama, y uno de los miembros de la Manada me ayuda a llevar el resto de mis pertenencias a mi habitación. Las coloco a lo largo de la pared que tiene la ventana que da al bosque.
Pasamos el resto del día desempacando, limpiando y haciendo que el lugar se sienta un poco más acogedor. Cuando llega la noche, estoy exhausta y me quedo dormida sin siquiera cenar, solo para despertar en medio de la noche. Yendo a la cocina, enciendo la luz, tomo un vaso de agua, me subo a un taburete y miro por la ventana de la cocina. Este lugar es tranquilo, a diferencia de nuestro último hogar, que estaba en una calle con mucho tráfico. Me gusta la tranquilidad, menos personas a las que evadir y se siente más cómodo sin vecinos fisgones en nuestras vidas. Sin embargo, cuando enjuago el vaso, un movimiento afuera hace que mis ojos se dirijan hacia el borde del bosque. Parpadeo preguntándome si mis ojos me están engañando mientras me inclino hacia adelante.
Un enorme lobo n***o está parado en el bosque mirándome directamente. Me froto los ojos antes de acercarme más y mirar. Mi aliento empaña la ventana. Solo que el lobo ya se ha ido
Pensando que tal vez lo imaginé o que mi mente me engañó, sacudo la extraña experiencia de encima y salgo de la cocina, apagando las luces.
Una vez de vuelta en mi habitación, vuelvo a la cama. Subo mi edredón morado con las genéricas flores de lavanda hasta la barbilla y me acomodo en la almohada hasta encontrar comodidad. Intento dormir, pero el lobo que vi sigue repitiéndose en mi cabeza. ¿Quién era? Estamos bastante alejados. Tal vez sean las patrullas que revisan el lugar. De todas formas, eventualmente el sueño me arrastra de nuevo.
Los siguientes días pasan en un borrón de establecer una rutina cómoda. Llega el lunes y me visto con mis jeans y una camiseta azul antes de agarrar mi mochila y cargar mis libros escolares en ella.
Mi madre y mi padre se reunirán con el Alfa Ezra hoy antes de que se les asignen sus nuevos trabajos. Al llegar a mi nueva escuela, la angustia se instala en el fondo de mi estómago. Mi madre me mira por el espejo retrovisor.
—¿Puedo fingir estar enferma hasta la próxima semana? —le ruego y ella levanta una ceja.
—Estarás bien, y por lo que parece, es posible que yo trabaje aquí. Solo mantén la cabeza baja y sé buena, Kat —me advierte, y asiento con un suspiro pesado, abro la puerta trasera y salgo del auto.
Observo el edificio de ladrillo que, sin duda, será como el último, una decepción y un lugar de tormento si descubren que no tengo un lobo, lo cual, gracias a las carreras obligatorias de la Manada, no pasará mucho tiempo antes de que eso suceda y una vez más seré objeto de burlas en la escuela.
Me dirijo directamente a la oficina principal y soy recibida por una mujer de unos treinta y tantos años; tiene el pelo castaño claro que le llega hasta los hombros y grandes gafas redondas sobre su nariz perfectamente recta. Sus ojos avellana me miran cuando entro. Una sonrisa cálida me saluda y le devuelvo una pequeña sonrisa.
—¿Tú debes ser Katya?
—Sí, estoy aquí para recoger mi horario —le digo, acercándome al escritorio de la oficina. Ella mira los papeles antes de sacar una carpeta manila y entregármela.
—Tu horario y un mapa de la escuela están ahí adentro, también una tarjeta de biblioteca y la combinación de tu casillero —explica. La abro y veo el horario.
Mi estómago cae cuando me doy cuenta de que tienen entrenamiento todas las tardes excepto los viernes. Me pregunto si mi madre sabe que incluso los estudiantes entrenan todos los días durante dos horas. Dos horas de entrenamiento normal y una hora de entrenamiento con nuestros lobos todos los martes y miércoles. Genial, simplemente genial. Ni siquiera habré estado un día antes de que todos se enteren y me destierren. Debería haber sido adivina. Sabía que se enterarían más rápido. Más vale que vuelva a empacar mi habitación de mierda. Tal vez pueda ser excusada la primera semana, me pregunto.
—Gracias —le digo antes de ir a buscar mi casillero. Introduzco la combinación mientras noto algunas miradas curiosas hacia la recién llegada, pero nadie es abiertamente malo conmigo, lo cual es un alivio.
Guardo mis cosas en el casillero, tomo mis libros para mi primer periodo, Inglés. Mientras cierro el casillero, sobresalto al ver a una chica mirándome apoyada en el casillero junto al mío. Su cabello oscuro está cortado al estilo pixie y tiene un aro dorado en la nariz. Las sombras oscuras con toques de morado y n***o completan su atuendo.
—Hola, debes ser nueva aquí, soy Jasmine —se presenta antes de tomar mi horario de mis dedos.
—Ah, Katya —le digo incómodamente, esperando a que me lo devuelva.
—Tenemos la mayoría de las mismas clases. Puedes seguirme si quieres y te mostraré el lugar —ofrece, devolviéndome mi horario. Lo coloco encima de mis libros.
—Gracias, eso sería genial.
—Entonces eres de la Manada del Alfa Jackson, escuché —dice. No respondo. Los rumores ya han comenzado, aunque en las comunidades de la Manada todos se conocen, así que no es sorprendente.
—Mi padre es el tercero al mando. Escuchó a Alpha Ezra y Beta Mateo hablar, ¿así que tienes genes de Beta? —pregunta y asiento. Aunque no sirvan de nada sin un lobo.
—Tu madre también tiene bastante reputación, la única guerrera femenina en la Manada de Jackson. ¿Cómo fue vivir allí? ¿Es tan estricto el Alfa Jackson como dicen los rumores?
—Um, estuvo bien, como cualquier otra Manada —respondo encogiéndome de hombros.
—Sí, bueno, el Alpha Ezra odia al Alpha Jackson, me sorprendió oír que realmente dejó que alguien se transfiriera. Tus padres deben tener una buena reputación, no hemos tenido recién llegados en años, el Alfa desconfía mucho de quién deja entrar. Incluso hubo rumores de que lamentaba su elección de permitir nuevos miembros de la Manada, así que tus padres deben haberlo impresionado —me dice.
No parecía desconfiar de nosotros. No era como lo esperaba, sinceramente. Pensé que ya estaría encerrada en las celdas o desterrada, así que sus palabras me hacen sentir un poco incómoda.
Jasmine se detiene frente a una puerta verde y me hace señas hacia ella.
—Esta es nuestra clase de Inglés, el Sr. Tonks es agradable, pero no llegues tarde. Odía la tardanza —miro dentro del salón y, a diferencia de las clases en mi antigua Manada, todos están hablando en voz baja mientras esperan a que llegue el maestro.
En mi antigua Manada, los estudiantes hacían lo que querían y eran ruidosos e incontrolables la mayor parte del tiempo, así que me sorprende un poco ver que todos se comportan correctamente.
Jasmine me lleva a un escritorio vacío en la parte de atrás y me siento a su lado. Ella señala a diferentes grupos de niños que están charlando.
—Ese grupo allá son confiables, como los llamo yo. No causarán problemas —advierte, señalando a un grupo de niños que están hablando entre ellos. Parecen un poco nerds, pero no me importa. Yo también era un poco nerd.
—Y ese grupo trata de evitarlo, la chica rubia se llama Angie y es una perra de verdad, además es la reina de la escuela, como puedes imaginarte. Solo trata de pasar por el medio, como yo, y estarás bien —dice antes de señalar a algunos otros grupos más pequeños.
Pasaron unos minutos antes de que el maestro entrara, afortunadamente no hizo un escándalo por la presencia de una nueva estudiante, en su lugar se puso a trabajar escribiendo en la pizarra antes de decirnos que lo copiáramos.
El día pasa rápido y, en su mayor parte, hice lo que Jasmine me recomendó y me mantuve sola
A la hora del almuerzo, me siento en el césped con ella observando cómo los estudiantes y profesores preparan los terrenos de entrenamiento. La náusea me invade sabiendo que estoy a punto de hacer dos horas de entrenamiento, cuando de repente veo a mi madre saliendo al campo junto con el Alpha Ezra.