CAPÍTULO DIECISÉIS Kendrick se preparaba mientras las afiladas garras de la Criatura que se Aferra a los Árboles se abalanzaban sobre su cara a una velocidad vertiginosa. La criatura había saltado del árbol retorcido tan rápidamente, lanzándose sobre él antes de que Kendrick tuviera ocasión de reaccionar. Sus garras eran tan largas como su cuerpo, afiladas y finas como una navaja y la bestia, que parecía un gran perezoso, con el cuerpo peludo, los ojos amarillos, pequeños y brillantes y los colmillos afilados, estaba sedientos de sangre. Estaba claro que antes ya había atrapado a muchos viajeros desprevenidos bajo su árbol. Kendrick sabía que en un instante lo decapitarían y su último pensamiento, antes de que lo alcanzara, fue que sería una lástima morir allí, en medio de la nada, lejos