III. Esa chica me saca de quicio.

1977 Words
Después de haber hecho varias veces el amor, aquellos apasionados amantes se quedaron abrazados en la cama, llenándose de besos y caricias, riendo de vez en cuando por cualquier cosa que dijera el otro, hasta que, en un minuto de silencio, acurrucado entre los brazos de Park Ho, un pensamiento llegó a la mente de Yu-Chul. -          Oye, Parkho. –se incorporó.- ¿qué pasará cuando se enteren de lo nuestro? Pensando muy bien en esa pregunta, Park Ho soltó un suspiro. -          No lo sé, Yuchul. -el mayor imitó su acto.- lo único que te puedo decir es que... Pase lo que pase, yo lucharé por ti. -          Pero pueden arrestarte por mi culpa. Dijo en un tono triste, el menor, no podía negar que se sentía culpable y preocupado cada vez que pensaba en ello, después de todo aún faltaban algunos meses para cumplir su mayoría de edad. -          En primera, no es tu culpa... En segunda, si eso llegara a pasar, valdría la pena... Y en tercera, algún día saldré ¿no? -Le respondió, sonriendo- -          No quiero crecer mientras estés encerrado –Yu-Chul hizo un puchero – Aquella expresión le pareció tan tierna a Park Ho, que se acercó más a él, sin poder resistir la tentación de abrazarlo y llenarlo de besos hasta el cansancio. -          No hay que pensar en eso. - el mayor acarició su mejilla y dejó un beso en la misma.- además, si llegaran a acusarme, la única forma de que no me encierren es que tú declares que estuviste de acuerdo, pero yo jamás te pediría que hagas eso, sólo disfrutemos de cada momento juntos. Rodeó con sus brazos al menor, pegándolo a su cuerpo mientras dejaba un suave beso en sus labios, sentir el calor de su pecho contra el suyo le daba una satisfacción y una felicidad increíble, era tanto el amor que sentía que ya no le importaba nada más y si tenía que enfrentar consecuencias por haberse enamorado, lo haría. -          ¿siempre estarás a mi lado, a pesar de todo? –susurró el menor.- -          Siempre. –contestó Park Ho.- Volvieron a besarse y sonrieron, recostándose otra vez, disfrutando de su compañía, sin notar que los minutos pasaban hasta que se quedaron dormidos en la cama de Park Ho, desnudos y abrazados. Horas más tarde el mayor sintió la enorme necesidad de despertar cuando buscó el cuerpo de su amado para abrazarlo y no lo encontró, abrió sus ojos y aun atontado por el sueño observó la habitación vacía y se propuso buscarlo, pero antes de salir de la cama lo vio entrar, vistiendo únicamente su ropa interior y una bata desamarrada que dejaba ver su cuerpo semi desnudo con una bandeja de desayuno en sus manos, aunque era más bien la cena, sonrió y se sentó bien, recibiendo un beso en sus labios antes de que el menor dejara dicha bandeja sobre su regazo y se sentara a su lado. -          ¿cómo es que puedes ser tan sexy? –dijo Park Ho, entre risas.- -          Yo me pregunto lo mismo sobre ti. Después de comer, el menor se vistió y se dispuso a irse de allí, Park Ho lo acompañó hasta la salida y antes de abrir la puerta, Yu-Chul lo tomó con suavidad de las mejillas y estampó un último beso en sus labios antes de irse sin mencionar que esa noche lo esperaban en una fiesta. A la mañana siguiente Park Ho se levantó temprano y fue a la Universidad, pasaron las horas y terminó su clase, comenzando a sentir una intensa preocupación cuando notó que nuevamente Yu-Chul faltó, mientras que éste se encontraba en la salida de la Universidad tomando de una botella de alcohol oculta en el bolso de Young Baek, con Sun Tae y los demás. Llegó la hora del almuerzo y con discreción el rubio buscó por el lugar a su desaparecido novio, hasta que lo vio en la entrada, molestando como siempre, a los chicos de nuevo ingreso y tuvo que aguantarse las ganas de ir a retarlo así que sólo le lanzó una mirada amenazante y volvió a su salón mientras que el menor y sus amigos se iban a casa de Soo Won para seguir la fiesta. Al terminar su día de trabajo, el profesor subió a su auto y se dirigió a la dirección que dejó el menor en sus papeles al entrar a la universidad, llegó a la casa de sus padres, una mansión discretamente grande, a decir verdad, estaba cansado del mal comportamiento de Yu-Chul y del hecho de que no hiciera caso a sus consejos, no le importaba si Yu-Chul se enojaba tanto con él que decidiera terminar, solo podía pensar en el bien que le haría poniéndole un fin a esa rebeldía, sólo quería lo mejor para su amado novio, si es que así se le podía llamar. Una sirvienta abrió la puerta y lo llevó hasta la sala de visitas, junto a los padres del joven. -          ¿A qué se debe su visita, profesor? -preguntó el padre.- -          Vengo a hablarle de su hijo. -          ¿pasó algo malo con él? -Se sentaron en el sillón.- -          No, al menos no aún. -el profesor lo miró seriamente.- su hijo está entrando tarde a clases, o simplemente no entra, se junta con chicos de mala conducta, hoy lo vi tomando bebidas alcohólicas en la entrada de la Universidad, yo... Yo he tratado de ayudarlo, pero él simplemente no se deja, así que acudí a ustedes. Al terminar su plática con los señores ya estaba por irse, la sirvienta lo acompañó a la salida, pero justo cuando acercó su mano a la puerta ésta se abrió, dejando ver a un chico castaño que miraba con ojos de confusión a su profesor, sorprendido al encontrarlo en su casa, mientras que éste solo tenía en su rostro una expresión de severa decepción, sin saludarlo, ni decir nada más, Park Ho salió de allí y subió a su auto, para ir a su casa. Aún con todo el dolor que le causaría ver su reacción al día siguiente sobre lo que hizo. -          No sé por qué sigo esperando algo de ti. –dijo el señor Jung.- lo único que sabes hacer es decepcionarme, es lo único que sabes hacer, Jung Yuchul. Desde el día de tu nacimiento fuiste una decepción para mí. El menor no contestó, tan solo sintió la furia de su padre golpear su rostro con fuerza. -          ¡¿por qué eres incapaz de hacer algo bien en tu vida?! Hago que entres a una buena universidad y tú lo único que haces es juntarte con maleantes. ¡maldito sea el día en que te concebí! Recibía golpe tras golpe sin decir nada, ni quejarse aunque estuviese muriendo de dolor, ya que la rabia que sentía por dentro era aún más intensa que ello. Park Ho, ignorando por completo la paliza que recibió Yu-Chul esa noche, sin compasión de su malvado padre que quería hacer de él el hijo perfecto, encontrando como único remedio los golpes que le daba para corregirlo, sin que su madre pudiera defenderlo o decir algo al respecto debido al miedo que le enfundaba ese hombre violento y cruel, deseo internamente haber hecho lo correcto. A la mañana siguiente el joven Yu-Chul fue el primero en llegar al salón, lo que sorprendió a Park Ho, pero la idea de que haya funcionado su plática con los padres del menor le alegraba, aunque él lo ignorara por completo, ni siquiera le dirigía la mirada. A la hora del almuerzo todos salieron, excepto Yu-Chul, que aún estaba sentado con sus audífonos puestos y viendo hacia un lado, hasta que Park Ho se acercó a él y le retiró uno de esos aparatos que tenía en sus oídos. -          ¿Por qué no has salido? –preguntó Park Ho.- -          ¿ahora te interesa eso? -contestó el menor en tono cortante.- -          Como quieras. - Jimin volvió a su escritorio.- Luego de un rato de incómodo silencio entró Soo Won y con una traviesa sonrisa se sentó en las piernas de Yu-Chul, dejando ver sus blancos muslos descubiertos por su mini falda, mientras Park Ho los veía con atención, fingiendo revisar algunos papeles. -          Vamos, ven conmigo, no seas aburrido. –dijo Soo Won, acariciando el pecho del contrario- -          ¡Soo Won! -dijo el chico, ruborizado mientras veía a Park Ho y luego a la chica en sus piernas.- -          ¿vas a venir? Frunciendo el ceño por la manera atrevida en que ella abrazaba a Yu-Chul, el profesor callado no pudo aguantarse más las ganas de meterse, impotente por no poder quitar aquella muchacha del regazo de su chico, furioso con esas sucias manos que se paseaban por el fornido pecho del menor, frustrado al pensar que no quería que nadie más que él lo tocara de esa manera. -          Señorita, si va a estar en mi salón, se le agradece comportarse, y si va a acariciar al joven hágalo fuera de la institución, aquí eso no está permitido. - dijo Park Ho, sin alzar la voz.- -          Ay profesor, no me diga que eso le molesta. - respondió el castaño.- si es solo una muestra de cariño. Con malicia, Yu-Chul mordió su labio inferior de manera provocadora, dirigiendo nuevamente su mirada al celoso profesor. -          No es nada personal joven, son las normas de la institución - dijo el rubio, ceñudo mientras buscaba con que relajarse.- -          Bueno hermoso conejito, será para después. - dijo la chica.- Se levantó de su regazo, manteniendo su traviesa sonrisa y se inclinó para besar los labios de Yu-Chul, un beso que duró algunos segundos antes de irse del salón. Al ver esto, Park Ho no pudo evitar un bufido que se escapó de él y frunciendo el ceño vio a Yu-Chul, estaba furioso, esta vez no lo dejaría pasar. -          Y tú también te vas Jung, no quiero verte -dijo señalando la puerta.- -          Para lo que me gustaba tu compañía. -el menor agarró sus cosas y se acercó a la puerta.- eres igual que todos. Dicho esto, salió del salón, tirando la puerta; Park Ho no hizo más que sentarse a pasar su rabia en su escritorio, no dejaba de pensar cómo es que soportaba ese tipo de traición y lograba perdonarlo después, aunque tal vez ya era hora de alejarse y cortar por lo sano, antes de que aquel romance se hiciera tan toxico que ya no pudiese escapar del sufrimiento de sus acciones sórdidas que le hacían tanto daño. A la hora de clases todos entraron, excepto Yu-Chul y Sun Tae, algo que llamó la atención del profesor, pero al no poder hacer nada se resignó sólo a dar su clase y al terminar se fue a ese lugar donde su amado le confesó lo que sentía, se sentó bajo ese árbol a pensar, cerró los ojos y se acostó bajo la sombra de esa enorme planta, quería entender las razones y el pensamiento del chico, buscando un motivo lo suficientemente fuerte para hacer que desistiera de la idea de terminar con él, ya no podía soportarlo más, la manera descarada en que Yu-Chul se dejaba besar y tocar por la chica de las mini faldas hería cada vez más su corazón, las veces que faltaba a clase irresponsablemente, cuando lo encontraba alcoholizado, cuando se iba de fiesta y al día siguiente su comportamiento era tan diferente, todas esas cosas le estaban haciendo dudar sobre si debía o no seguir con esa relación, pero, aunque sabía que lo correcto era alejarse, no podía, no quería hacerlo, moriría de soledad y tristeza en el momento en que esos labios dejaran de besarlo, esos masculinos brazos de hombre abrazarlo, simplemente ya no sabía cómo podría vivir sin su amado alumno, mientras que, después de vagar por las calles, Yu-Chul tuvo la misma idea, fue al lago y al llegar a ese punto especial para ellos, se detuvo al ver a Park Ho recostado en el suelo con sus ojos cerrados, como si estuviese durmiendo.
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