IV. Ruptura.

1946 Words
Yu-Chul caminó por el lugar de verde pasto y flores de alegres colores, llegando al fin, al enorme árbol debajo del cual vio a Park Ho recostado, le transmitía una calidez y una serenidad tal que sentía la necesidad de estar a su lado, así que se acercó más a él y se sentó a su lado, en silencio, vio sus rosados y gruesos labios por unos segundos, para después inclinarse y posar los suyos sobre ellos; al sentir el tacto de los labios del menor, Park Ho no tardó en abrir sus ojos, sorprendido por tal acto, pero estaba molesto con el ¿por qué le hacía esto? Su primera intención fue de empujarlo, pero no pudo, se dejó llevar por su beso. A medida que se pasaban los segundos la intensidad con la que se besaban aumentaba y Yu-Chul poco a poco fue subiéndose sobre él, sus besos eran dulces, no quería despegarse de él, se le hacía imposible, pero en un momento de lucidez entre aquel cariñoso beso, Park Ho colocó sus manos en el pecho ajeno y empujándolo, logró separarlo antes de perder por completo la cordura y olvidarse otra vez de lo que había hecho. - ¡Jung, para! -El mayor lo llamaba Jung solamente cuando estaba molesto y Yu-Chul lo sabía.- ¿a qué has venido? - No lo sé profesor, yo sólo vine a caminar y lo encontré. - lo miró de la misma manera seria.- - Bien ... Yo ya me iba. se levantó.- buenas tardes, joven Jung. Levantarse no fue tarea fácil, tuvo que luchar contra la parte de sí mismo que le decía que se quedara y arreglara las cosas con Yu-Chul, pero estaba cansado de que siempre fuera igual para él, así que arreglando su ropa, se dio vuelta , pero antes de que pudiera dar un paso, Yu-Chul ya lo había tomado de la mano. - ¿Por qué le dijo a mis padres sobre mí comportamiento? - Sólo trato de ayudarlo, joven. -el mayor se detuvo, pero no volteó a verlo.- - ¿ayudarme? -dijo el castaño, molesto.- ¿eso es lo que dijo? ¿Ayudarme? Sólo logró que mi padre me golpeara y castigara. - Es su padre, el ver la manera de educarlo, yo sólo cumplí con mi deber de decirle. -dijo sin mirarlo e hizo que soltara su mano.- ya que mis consejos no son bien recibidos ... Ahora me retiro, hasta mañana, joven Jung. Al escuchar esto, Yu-Chul frunció el ceño, mirándolo fijamente mientras soltaba su mano. - Sí, se nota lo mucho que me ama. -le levantó del pasto y limpió su ropa.- El profesor no dijo nada, tampoco quería mirarlo, estaba llorando y no quería que él no viera así, tan solo pensar en la humillación y la vergüenza de que él viera sus lágrimas era motivo de mortificación para él, así que evitó como pudo hacer notorio su llanto. Estando ya liberado del agarre del menor, caminó hasta perderse de su campo de visión y al estar ya relativamente lejos volvió a sentarse bajo otro de los muchos árboles del lugar, a llorar como un niño pequeño, secando aquellas lágrimas que salían sin control de sus ojos, lleno de dolor; el joven tomó sus cosas y caminó frunciendo el ceño mientras limpiaba sus labios con el dorso de su mano, alejándose de allí hasta llegar a su casa, donde, sin saludar a nadie fue directamente a su habitación y de allí no salió en todo el resto de la noche. Al día siguiente el profesor Park Ho fue una excursión con su alumnado, excepto, por supuesto, Yu-Chul, aunque no estaba sorprendido, ya le parecía un esfuerzo mal gastado el intentar corregir lo incorregible. Ese día salió más temprano, ya que casi no tuvo que dar clases, así que guardó sus cosas y fue al salón vecino, tocando la puerta abierta al entrar para llamar la atención de la delgada mujer que guardaba sus cosas. - ¿ya se va, profesora? –Preguntó el rubio.- - Sí, ya no tengo más clases hoy. –Contestó ella con amabilidad.- ¿usted también se irá? El menor asintió con su cabeza y sonriendo se acercó a ella, acomodando mejor el bolso que colgaba de su hombro. - ¿le gustaría tomar un café conmigo? –Dijo Park Ho.- Al escuchar su propuesta un rubor se apoderó de las mejillas de Ji Young y devolviendo la sonrisa asintió; salieron de allí y fueron juntos a la cafetería frente a la universidad, donde se sentaron en una de las mesas que estaban afuera a conversar. A Park Ho le gustaba la compañía de la profesora, la consideraba una buena amiga aunque era mayor que él, así que no dudaba en invitarla a salir o llevarla a su casa cuando tenía la oportunidad de hacerlo, después de todo no era de tener muchos amigos y los que tenía los apreciaba. Después de cansarse de acosar chicos más débiles que él, Yu-Chul se despidió de su grupo de amigos y se dispuso a irse a su casa, pero algo llamó su atención, llevando su vista a la cafetería vio a Park Ho riendo con la profesora Ji Young, lo que en ese momento le llenó de celos y rabia, no soportaba ver que alguien se le acercara a lo que era suyo, nadie podía hablarle a Park Ho, nadie podía verlo, nadie podía reír de esa manera y no pagar el precio. Vio hacia un lado, encontrándose casualmente con aquel chico que cobraba por hacer bromas pesadas a quien sea, no le importaba qué tan pesada pudiera ser mientras le pagaran bien, así que, con una sonrisa ladina y una idea en su cabeza se acercó a él . - Tú eres Kimlee. ¿No? –Dijo Yu-Chul.- Tengo un trabajo para ti. Al escuchar su nombre, éste se volteó a ver a su nuevo cliente y sonrió de la misma manera que él lo hacía. - ¿qué quieres que haga y quién es la victima? –Dijo con acento malicioso.- Acercándose más, susurró en el oído del contrario lo que tenía planeado, encontrándose con una mirada sorprendida y una risa escandalosa después. - ¿de cuánto estamos hablando? –Preguntó Kim Lee.- - Lo que quieras te lo daré. Después de decir su precio, recibió el dinero por adelantado, así que se levantó para hacer su siguiente tarea. En la parte trasera de aquella cafetería y restaurante algunos baldes llenos de grasa y aceite usados listos para ser tirados, miró hacia un lado y al otro y uno tomó de dichos envases; nadie sospechó cuando se acercó a los dos que se había sentado aparte con eso en sus manos, ni pudo evitar que se lo vaciara encima a Ji Young y saliera corriendo antes de que pudiesen atraparlo. Mientras escuchaba un grito escaparse de la garganta de la profesora, el sorprendido Park Ho llevó su vista al muchacho que se alejaba, notando a Yu-Chul correr junto a él también, entonces entendió que fue su idea y lo único que logró fue enfurecerlo más , la profesora comenzó a llorar mientras todos intentaban ayudarla, Yu-Chul y Kim Lee corrieron hasta el parque, deteniéndose para poder recuperar el aliento mientras se escuchaba nuevamente esa risa escandalosa del otro chico. - Eso fue épico. –Dijo Kim Lee.- ¿escuchaste cómo gritaba? No podrá sacar el olor a grasa en un tiempo. - Sí, lo hiciste bien. –Dijo Yu-Chul.- Cuando lograron calmarse tomó una decisión precipitada, sin pensar, dejándose llevar por el enojo y la rabia que sintió, así que sacando más dinero de su bolsillo lo puso en las manos del contrario. - Quiero que me hagas sentir bien. –Dijo Yu-Chul.- Sorprendido, Kim Lee vio el fajo de billetes que había dejado el castaño en su mano, sin saber qué decir, tratando de no pensar en que quería que se acostara con él. - ¿de qué hablas, hombre? –Dijo Kim Lee.- - ¿haces lo que sea por dinero, no? –Dijo el menor, con expresión seria.- - ¿hablas en serio? ¿Quieres que…? - Que tengamos sexo. El mayor se sorprendió más, pero tenía razón, haría lo que fuera por un buen p**o, así que guardándolo vio al menor otra vez. - Esto solo alcanzará para una hora. - Es suficiente. Park Ho dejó a la profesora en su casa y se devolvió a buscar a Yu-Chul, donde fuera que este estuviese, hasta que después de una hora y media lo encontró y bajó el vidrio del auto. - ¡Jung, sube al auto ahora mismo! -Le dijo, molesto.- - No gracias, prefiero caminar. - el menor siguió caminando.- - Jung, sube al auto o tendré que bajarme y subirte yo mismo. -le dijo el mayor, alterado mientras lo seguía con el auto.- - Ay profesor ¿para qué quiere que suba? ¿Qué no debe lavar el auto? -soltó una pequeña risa se malicia y siguió caminando.- Esa fue la gota que derramó el vaso, se bajó del auto e hizo que entrara a la fuerza y se sentara en donde se había sentado la maestra. - ¿Por qué mierda le hiciste eso a maestra? ¿Qué estás loco o qué? -estaba furioso y no iba a dejar que se fuera así que le pasó seguro a las puerta. - - ¡el que está loco es usted! -El castaño trató de abrir la puerta.- esto es inmaduro ¡déjeme salir ahora mismo! - No irás a ningún lado y ahora mismo me explicas qué es lo que quieres Jung. - lo miró ceñudo y alterado.- tienes dos opciones, o seguir conmigo, madurar y dejar se hacer estupideces como la de hoy ... O dejamos esto hasta aquí y tú sigues con tu vida sin que yo me meta en ella ni tú en la mía. - Ahora si te interesa mi vida. -lo miró molesto.- eso hubieras pensado antes de abrir la boca y contarle a mis padres. Yu-Chul forcejeaba para abrir la puerta, pero era inútil. - ¿qué más querías que hiciera? -bufo el mayor.- a mí no me haces caso, es como si para ti yo fuera simplemente, nada. - no me vengas con esos sermones por favor, ya estoy harto de que me digan lo mismo siempre. -golpeó la puerta para calmar su enojo.- - Ahora escucha, y escucha bien lo que va a pasar. -dijo el mayor, tratando de calmarse.- yo no me voy a meter más en tu vida, ni quiero que tú te metas en la mía, nuestra relación ahora será sólo de maestro y alumno. Puedes faltar a clases todo lo que quieras, emborráchate, drógate, acuéstate con el primero que se te ponga en frente, ya no me meteré más, ¡y vete ya de mi vida! Al sentir que sus ojos se cristalizaban por las lágrimas desvió su mirada y le quitó el seguro a la puerta, Yu-Chul sintió cómo si algo golpeara su corazón y comenzó a sollozar. - No sé cómo fui capaz de ... fijarme en alguien como usted. -abrió la puerta y salió del auto.- Al ver irse a su amado, algo se rompió dentro de Park Ho, golpeó su cabeza contra el volante repetidas veces hasta que pudo calmarse y siguió su camino a casa, pero cuando iba llegando las lágrimas volvieron a brotar de sus cristalizados ojos, el camino se hizo borroso, casi no podía ver, lo último que escuchó fue el sonido de un claxon sonar repetidas veces y perdió el conocimiento, cuando despertó tuvo que cerrar sus ojos al cegarse con la iluminación del lugar, para después abrirlos nuevamente y sorprenderse al ver que estaba en la camilla de un hospital con una pierna enyesada, la cabeza llena de vendas y con tubos por casi todo su cuerpo, no entendía que había pasado, no lo recordaba, buscaba a alguien que lo acompañase en la habitación, pero estaba vacía, así que solo volvió a cerrar sus ojos intentando memorizar cómo terminó allí. Al otro día un profesor llegó a suplantarlo en el tiempo que estaría sin dar clases.
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