V. Despertar.

1941 Words
Las clases comenzaron y el profesor empezó a copiar en el pizarrón cuando una muchacha levanto la mano para hacer una pregunta, que el profesor permitió. -          ¿por qué el profesor Jimin no vino hoy? -preguntó la chica bajando la mano.- -          El profesor no podrá venir por un tiempo porque el día de ayer tuvo un accidente automovilístico y se encuentra en cuidados intensivos. -contesto el profesor.- Yu-Chul, que estaba en el fondo y logró escuchar lo que dijo el profesor, pero no lo podía creer ¿había escuchado bien? Un estremecimiento se apoderó de su cuerpo junto a un temor y un fuerte sentimiento de culpa. -          Disculpe, profesor ¿qué ha dicho? -pregunto el menor, confundido.- -          Que el profesor Jimin tuvo un accidente ayer y por eso no vendrá a clases. -contestó él mayor, frustrado.- Yu-Chul no dijo nada más, sólo salió del salón rápidamente, escuchando los regaños del profesor, pero no le importaba, nunca le importaron las clases, lo único que de verdad le interesaba era ese hombre rubio de sonrisa perfecta que veía cada día detrás de ese escritorio. Pagó un taxi y fue al hospital donde se encontraba Yu-Chul, al llegar vio al hermano de su mayor en la sala de espera, así que se acercó a él, con la esperanza de que le diera al menos una buena notica. Ellos ya se conocían, puesto que Park Ho los había presentado en una ocasión en la que fue a visitarlo y los encontró en el acto de amor, ya que había pasado sin avisar, porque tenía llaves de la casa. -          ¿qué fue lo que pasó? –preguntó Yu-Chul.- -          Parece que chocó contra otro auto. –dijo Min Seok.- el otro conductor murió hace un rato, estoy muy preocupado por Parkho. -          Es mi culpa. –dijo el menor, suspirando.- -          ¿por qué lo sería? -          Porque nos peleamos y él habló sobre romper… y yo solo me fui… Pasó sus manos por su cabeza, intentando consolarse se sentó luchando contra esas intensas ganas de llorar, hasta que escuchó que alguien se les acercó. -          ¿son familiares de Dong Parkho? –preguntó el doctor.- -          Sí, soy su hermano. –dijo Min Seok.- ¿se encuentra bien? Yu-Chul volvió a levantarse de su asiento y se acercó a escuchar. -          Se encuentra estable, ahora está durmiendo en una habitación, pero pueden pasar a verlo. -          Gracias. –dijo Min Seok, soltando un suspiro de alivio.- Cuando el médico se fue, el pelirrojo dio un par de pasos al frente, pero se detuvo cuando Yu-Chul lo tomó del brazo. -          Quiero ir yo primero. –dijo el menor.- -          Bueno… está bien, solo porque sé que él estará feliz de que seas la primera persona que ve cuando despierte. El menor asintió y lo soltó, para encaminarse a la habitación que había mencionado el médico antes de continuar con su labor; caminó por los pasillos hasta llegar y abrió la puerta con cuidado, encontrándose con Park Ho dormitando sobre esa camilla, su corazón se aceleró y nuevamente la culpa recayó sobre sus hombros, susurrándole al oído las palabras "mira lo que causaste, Yu-Chul". De pronto, el rubio se movió un poco y aún entre el sueño profundo generado por el sedante murmuraba algo que fue incomprensible hasta que el castaño se acercó a él y pudo escucharlo con claridad. -          Yuchul… Yuchul… -susurraba con dificultad.- Guiado por la intensa necesidad de cuidarlo, Yu-Chul se inclinó tomando con suavidad la mano del mayor, mirando su golpeado rostro pálido, haciendo que esa culpa que sentía se agravara. -          Aquí estoy. -besó su mano.- Aun estando atontado por el sedante, Park Ho pudo reconocer el toque de esa mano y esa voz, sonrió, sin abrir sus ojos, tan solo volviendo a dormir ahora más tranquilo, porque con su amado Yu-Chul a su lado se sentía a salvo. Para cuando volvió a despertar podía hablar con más facilidad, miró al castaño que sostenía su mano firmemente, sin intención alguna de soltarla y es que no lo había hecho desde que llegó, en ese momento todas sus diferencias quedaron olvidadas. -          ¿A qué viniste? –dijo el mayor.- Con esfuerzo se incorporó en la camilla y Yu-Chul colocó la almohada en su espalda para que estuviese cómodo, aunque estaba feliz de saber que lo acompañaba, aquella pregunta fue lo primero que vino a su mente. -          No puedo estar tranquilo sabiendo que tú estás aquí. –confesó el menor.- Al oír estas palabras, una sonrisa se pintó en el rostro del mayor, otra vez se había olvidado de todo lo malo y solo se dedicó a disfrutar de la compañía de ese chico inmaduro que tanto amaba. -          Tienes que descansar. -le dijo Yu-Chul, acariciando su mejilla.- -          Lo sé. – Park Ho seguía sonriendo como si nada hubiese pasado – -          Entonces duerme. -besó su frente.- -          Yuchul te amo. Nuevamente esa sensación de hundimiento se apoderó del menor, debido al acento con que dijo tales palabras, temiendo por la vida y la salud de Park Ho. -          No me digas eso, siento que he estás despidiendo. -el menor se preocupó un poco a lo que el mayor contestó con una sonrisa.- -          Tranquilo, no me estoy despidiendo. -se acomodó en la camilla y se dispuso a seguir durmiendo.- Yu-Chul se acostó en el sillón, se quedó dormido y entró el hermano de Park Ho mientras dormían, se sentó al lado del rubio y esperó a que uno de los dos despertara. Yu-Chul estaba abriendo los ojos y vio a su cuñado, este también lo miró y sonrió. -          Él despertó ¿verdad? -preguntó Min Seok.- -          Sí, hace un rato. -el menor lo vio, adormilado.- -          Él en verdad te ama. -dijo él mayor, mirando a su hermano dormido en la camilla.- -          Y yo a él. –Yu-Chul soltó un suspiro.- Lo que no sabían era que Park Ho solo se hacía el dormido, escuchando su conversación sin decir nada ni moverse, sintiendo cómo su corazón se aceleraba con las palabras de su amado, estaba feliz, a pesar de las circunstancias, no podía pensar ya en nada más. -          Yo iré a buscar algo para que coma. -dijo el pelirrojo levantándose de su asiento.- te lo encargo mucho. Cuando Min Seok salió de la habitación, Park Ho abrió sus ojos y vio a Yu-Chul. -          Debes volver a clases. -le dijo el mayor.- -          Debo quedarme contigo. -le contestó el menor acercándose a él.- El rubio le dedicó una sonrisa tierna y tomó su mano, sus dolencias físicas y el hecho de su pierna rota habían quedado olvidadas, ya no sentía nada más que felicidad por el hecho de que su amado se quedara a su lado, era lo único que necesitaba para estar bien. -          Yuchul, dame un beso. -le dijo en un tono tan tierno que se asemejaba a un niño.- Esbozando una sonrisa, Yu-Chul dejó un beso en su frente y volvió a separarse y aunque no fue lo que esperaba, Park Ho mantuvo su sonrisa, sintiendo cómo su corazón latía tan fuertemente que dolía, esa emoción y ese estremecimiento que no se comparaba a nada que haya sentido antes era lo que le daba fuerzas para seguir, así que, aunque esperaba un beso en sus labios, no se decepcionó. -          Ya. -          Gracias, Yuchul. -le dijo el mayor, sonriendo como bobo.- Yu-Chul no pudo evitar soltar una risa ante aquella sonrisa, acariciando la mejilla del mayor hasta que se escuchó que alguien entró a la habitación, pensó que era Min Seok con la comida, pero al voltearse la sonrisa en sus labios se desvaneció, encontrándose con Ji Young acompañada del pelirrojo. -          Hola, profesora. -le dijo Park Ho, sonriendo amablemente.- Frunciendo el ceño, Yu-Chul soltó la mano de Park Ho y salió de la habitación, pasando bruscamente a un lado de la mujer, tan solo verla había conseguido ponerlo nuevamente de mal humor. -          Uy, pero que niño tan mal educado. -dijo Ji Young, acercándose a Park Ho.- Se acercó a la camilla y se sentó sobre ella, en el espacio libre que dejaba la pierna de Park Ho, restándole importancia al chico que salió furioso del lugar. Dejando la comida en manos de ella para que ayudase a alimentar a su hermano, Min Seok salió detrás del celoso muchacho que se alejaba de allí a paso apurado, bufando y maldiciendo todo a su paso. -          ¡Oye, espérame! -le dijo al alcanzarlo.- Yu-Chul lo vio de reojo y suspiró, fueron juntos a la cafetería del hospital, sentándose para hablar, aunque el menor casi no escuchaba el incesante parloteo del pelirrojo, hasta que mencionó ese nombre que tanto odiaba. -          Veo que no te gusta que mi hermano hable con la señorita Jiyoung. -le dijo el pelirrojo mientras tornaba café.- -          No me gusta que nadie se le acerque. -respondió el menor, fastidiado.- -          Pues entonces ¿por qué les dejas el camino libre dejándolos solos para que ella le dé comida en la boca? mientras tú estás aquí haciendo rabietas como un niño ellos pueden estar haciendo muchas cosas. - dijo él mayor con malicia.- Aquellas palabras le abrieron los ojos, no esperó que siguiera hablando, ni le respondió, solo se levantó y salió corriendo de allí, mientras Min Seok reía por haber hecho volar su imaginación de niño desconfiado y terminaba su café. Yu-Chul corrió hasta llegar nuevamente a la habitación y abrió la puerta de golpe, mirando a la profesora alimentar a Park Ho; ella se sobresaltó por la entrada repentina, mientras el rubio solo sonreía. -          Disculpe, el profesor Parkho aprecia su visita, pero ahora necesita descansar ¿sería tan amable de retirarse? -sonrió hipócritamente.- Los celos lo estaban comiendo vivo, aun sabiendo que a Park Ho no le interesaban en absoluto las mujeres. Desanimada, Ji Young asintió, aunque no quería irse, el menor tenía razón, así que solo se acercó al rostro de Park Ho y dejó un suave beso en su mejilla, antes de levantarse. -          Vuelvo mañana, profesor. -dejó dicho al irse y Yu-Chul cerró de un portazo.- -          “Vilvi miñini prifisir”. - dijo haciéndole burlas – Al escuchar la manera infantil en la que Yu-Chul se burlaba de la profesora, Park Ho no pudo evitar reír, negando con su cabeza, sin poder creer aún lo tierno que podía ser aquel chiquillo que cuando sonreía podría decirse que parecía un pequeño conejo de blancos dientes grandes, realmente lindo. -          ¿por qué te pones así? Sólo estábamos hablando. –dijo Park Ho.- -          No me gusta que nadie se te acerque. –Yu-Chul hizo un leve puchero.- -          Sabes que yo soy solo tuyo. – Cuando se acercó, Park Ho besó ese puchero.- Jiyoung es solo una amiga. Yu-Chul se sentó a su lado y suspiró, tomando nuevamente su mano, verlo tan lastimado le hacía sentir cada vez peor, de solo imaginar que por su culpa Park Ho estuvo a punto de morir su cuerpo se estremecía de pavor, no sabía qué haría de su vida si su amado profesor no estuviera en ella. -          Perdón por todo. –dijo Yu-Chul.- sé que yo puedo ser muy inmaduro y testarudo, pero jamás quise hacerte daño. -          Lo sé. –Park Ho asintió.- pero escúchame… lo que te dije en el auto es verdad, tienes que cambiar tu comportamiento para bien, Yuchul, si no lo haces por mí, hazlo por ti. -          Sí, tienes razón. –volvió a suspirar, tomando la bandeja con comida.- ¿me darás otra oportunidad? Al escuchar esto, Park Ho volvió a sonreír y asintió, acariciando un poco la mano del menor. -          Claro que sí. –dijo el rubio.- pero prométeme que vas a hacer un esfuerzo por cambiar. -          Está bien, te lo prometo. Al igual que él, sonrió y acercó la cuchara con comida a la boca del menor, comenzando así a alimentarlo. Hasta que a Park Ho le dieron de alta, Yu-Chul no lo abandonó en ningún momento, cuidó de él con tanto ahínco que era sorprendente, pero era lo menos que podía hacer para aliviar sus culpas y acabar con sus pesares. 
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