—Cuéntamelo— le pidió Linka. Pensó que era como en los viejos tiempos, cuando Michael le hacía sus confidencias. Aun cuando ella era casi una niña, siempre le había hablado con mucha sinceridad. —Estuve anoche en una fiesta— dijo Michael— y bailé dos piezas con una joven muy bonita, pero de menor edad a la de mis parejas habituales. Hizo una pausa y continuó, —Bastante tontamente, y debido a que hacía mucho calor en el salón, salimos al jardín. Nos sentamos bajo los árboles y, para mi sorpresa, ella empezó a hacerme ciertas revelaciones. —¿Respecto a qué?— preguntó Linka, que lo escuchaba con mucha atención. —Respecto a ella misma— dijo Michael—. Yo más bien esperaba que hablara de mí. Linka no hizo ningún comentario. Estaba segura de que las parejas habituales de Michael, que ser