—¿Y qué sabe?— preguntó Michael con voz bastante dura. —Que regresó de la guerra y encontró su casa derrumbándose y su hacienda en pésimo estado. ¿Es eso falso? —No; por desgracia, es la verdad— respondió Michael—; Pero intento encontrar la forma de hacer que mi casa sea lo que fue en el pasado, aun cuando eso llevará tiempo y, por supuesto, dinero. Al pronunciar las últimas palabras apareció en los ojos de Lady Sarah una expresión que no le agradó y añadió con rapidez: —Pero no tengo intenciones de conseguirlo a través de una esposa ni de ninguna otra mujer. —Y supongo que tampoco pensará en casarse con un hombre— ironizó Lady Sarah—. ¿Cómo se propone comenzar? —Si le interesa saberlo— dijo Michael con frialdad—, encontraré en el hall algo que no está inventariado. —Eso es muy sens