Otro día de instituto, está vez ya habían menos miradas sobre mí, creo que estar cerca de Kenner ayuda, es muy bueno, hasta ahora. Ya llevo casi dos semanas en el instituto, me voy adaptando a todo. Ahora mismo voy de camino a la cafetería después de recibir el mensaje de Kenner diciendo que me esperaría allí, estoy tan centrada en esto que caigo al suelo de lleno quedando sentada. Esperen, ¿me caí?
— ¡Fíjate! – chilla una chica, ay no, que no sea ella. – Aparte de lanzarme al suelo y ser ciega, eres sorda.
Abro los ojos viendo lo ridícula que se ve dando pisotones mientras me grita como si fuera la reina del mundo, me levanto sacudiendo mis vaqueros.
— Tampoco te rompí algún hueso, lo siento, choqué contigo, fue sin…
— ¡Eres una idiota! – grita de nuevo, tranquila Arya, no queremos matarla.
Yo sí quiero ver que lo hagas.
Volteo buscando al dueño de esa voz, lo veo en el marco de la puerta de la cafetería esperando por mí, pero sonriendo de lado al verme en esta situación.
— Mira, chica de ojos verdes, te pedí disculpas por chocar y estás haciendo un escándalo por nada. – dijo respirando profundo.
— No tienes idea de con quién te metiste, rubia. – me señala con su dedo índice.
— Pues no, ya que no te conozco. – me encojo de hombros, ella tiene la cara roja del enojo, levanta la mano y me quedo quieta, cuando está apunto de golpearme cierro los ojos.
— Pero, ¿quién te crees que eres? – esa voz.
— Kenner, ¡suéltame! Ella debe…
— Ella nada, ella es mi amiga y no la tocas, ¿de acuerdo? – abro los ojos viendo como Kenner detiene la mano de la castaña “puta”.
— Pero, Kenner…
— No quiero repetirlo de nuevo. – finaliza soltando su mano con brusquedad. – Arya, vamos. – me toma de la mano y me lleva.
Todos en el pasillo se quedan en silencio viéndonos, al entrar en la cafetería todos nos siguen con la mirada, esto es raro, más que eso, incómodo, vamos hacia la mesa donde está Sander y Lexia esperando por nosotros, de reojo miro a la mesa de los “populares” ahí está Don Ryan viéndome intensamente mientras Britana, la de ojos verdes le está llorando y contando su desgracia mientras me señala a mí y a Kenner.
— No les prestes atención. – susurra Kenner en mi oído.
— Van a matarme, ¿cierto? – lo miro y sonríe de lado negando con la cabeza.
— Hola, tardaste. – dijo Sander.
— Kenner tuvo que ir a buscarte. – dice pícaramente Lexia, yo pongo los ojos en blanco.
— Me acaba de defender de la popular. – me siento dando la espalda a esa mesa, pero sintiendo esa mirada en mi espalda.
— ¿Qué sucedió? – pregunta Sander.
— Pues lo de siempre, Britana llamando la atención. – se encoge de hombros mi salvador.
— ¿Saben? Quiero pedirles algo a los tres. – me inclino un poco sobre la mesa para más “privacidad”
— Habla. – susurra Lexia, yo niego con la cabeza.
Agarro mi celular y escribo en la parte de mensajería y les enseño el escrito “hagamos un grupo de w******p para que nadie nos espíe, creo que ya sé un poco de ustedes”
— Pero, ¿qué? – la pregunta de Sander queda inconclusa cuando Kenner parece decirle algo por la conexión loca de la mente.
No es conexión loca de mente, le decimos link o hablar telepáticamente, pero, sí, ya les dije que sabes de nosotros, sin decir quién eres tú, claro.
Kenner, a veces ya te veo de forma odiosa, deja de entrar en mi cabeza, hasta empiezo a creer que tengo una enfermedad de la cabeza.
Pues no estás loca, querida Arya. En fin, sí, aceptaron lo del grupo, pero quieren hacerte muchas preguntas.
Me lo imagino, no los culpo, pero la interrogación también irá para ti, Kenner.
Lo miro con una sonrisa malvada y él solo niega con la cabeza mientras sonríe de lado y luego ve a los otros dos y asiente.
— Lo crearé ahora. – digo creando el grupo con los cuatro integrantes de la mesa.
PALABRAS SILENCIADAS
Arya: “Hola, por aquí podemos decir todo sin censura, solo nosotros lo sabremos”
Sander: No puedo creer hasta donde llegan las mujeres por un chisme.
Lexia: No te hagas, ustedes los hombres también son unos chismosos de mierda.
Kenner: Creo que eso puede o no ser cierto, no lo afirmo.
Arya: Pero, tampoco lo estás negando.
Kenner: Qué original, “PALABRAS SILENCIADAS” no, pues, me estoy retorciendo por tal nivel de intelectualidad. Nótese el sarcasmo.
Arya: ¡Kenner! Te acusaré con mi abuela.
Lexia: Uuuh, creo que alguien está en problemas.
Kenner: Ok, ok, ya no diré nada.
Kenner: Kenner bombón salió.
Sander: JAJAJAJA.
Arya: Sean serios, creé el grupo porque quiero hablar con los tres, yo… sé de ustedes.
Sander: ¿Qué sabes exactamente?
Kenner: Sabe lo que somos. (Sticker de lobo)
Lexia y Sander me ven con los ojos abiertos en extremo y yo solo asiento con la cabeza.
Lexia: Pero, ¿cómo?
Sander: Arya, ¿nos tienes miedo?
Arya: Yo también tengo un secreto, pero, respondiendo no, no les tengo miedo.
Kenner: Nosotros no te haríamos daño, yo, por ejemplo, no y lo sabes.
Lexia: ¡Aaah! Pues yo estoy feliz de que sepas quienes somos, así ya no estaré fingiendo y tampoco estaré cuidando lo que digo. ¡Dios que liberación!
Sander: Lexia estás loca.
Lexia: sí, un poco.
Kenner: Arya.
Arya: Chicos, los veo en el bosque, cerca del acantilado a las seis de la tarde, las clases ya van a comenzar.
Lexia: Hecho.
Sander: Ahí estaremos.
Kenner: Yo te llevo, como siempre, (emoji guiñando)
Nos levantamos y caminamos hacia nuestros salones, ya que en esta no coincidimos ninguno. Para mi desgracia, en esta clase (Historia) la tengo con Britana y Ryan, son los más creídos del mundo, pero, no entiendo porque Ryan siempre me mira desde la distancia, es como si estuviera planeando mi muerte en forma silenciosa.
— Bien, es todo por hoy, recuerden terminar la tarea que sumará para la calificación del examen. – finaliza la profesora justo cuando suena la campana.
Todos salen casi corriendo de aquí, ¿en qué momento juntaron sus materiales? Voy metiendo mis lápices en la bolsa, según yo, ya no está nadie, cargo la bolsa por mi hombro y doy media vuelta para salir, y Ryan y Luka están hablando cerca de la puerta, ojalá no me noten y me dejen salir de aquí viva. Camino lentamente por sus costados.
— Pero, ¿está seguro?
— Sí. – responde Ryan.
— Yo le aconsejo que no lo haga, no quiere…
— Luka, aquí el Alpha soy yo. – abro los ojos enormemente al escuchar eso.
Me apresuro a salir de allí, choco con una silla llamando la atención de ambos, no volteo a ver si me siguen o no, solo quiero irme, ya estoy cerca de la salida del instituto, solo unos metros más, pero…
— A ¿dónde vas? – pregunta esa voz ronca cerca de mi cuello a la vez que me sujeta del brazo para inmovilizarme.
— Suéltame. – respondo tratando de zafarme, pero, claro, tiene más fuerza.
— ¿Qué fue lo que escuchaste? – me voltea nuestras miradas se encuentran y vuelvo a ver ese destello color azul.
— Yo… yo no sé de qué me estás hablando. – si me hago de la loca, me dejará ir.
— No te creo. – me pega a su cuerpo y siento ese calor inmenso emanando de él. No hay duda es un lobo, un Alpha.
— No es mi problema si me crees o no. – trato de no mostrar lo nerviosa que estoy, pero, su mirada me taladra.
— Escucha, rubita. – se acerca a mi rostro, ¿rubita? – No te…
— Te dije que me ¡sueltes! – me zarandeo con más fuerza y zafo, estoy enojada, ¿cómo que rubita? – Estás loco, te estoy diciendo que no sé de qué mierdas me estás hablando y no me vuelvas a llamar, rubita.
— O ¿qué? – se cruza de brazos y sonríe de lado, pero, qué sonrisa, ¡carajo!
— Atente a las consecuencias, hombre de n***o. – digo firme, veo la sorpresa en su rostro y aprovecho para salir a paso rápido de allí.
Visualizo a Kenner recostado sobre su moto negra, pendiente del celular, levanta la mirada y da conmigo, corro hacia él, no quiero tentar a la suerte.
— Tardaste, Arya, ¿qué sucedió?
— Nada, solo tardé metiendo mis cosas en mi bolso.
— Pues sube, tu abuela seguro espera por nosotros y luego debemos ir a donde acordamos. – responde, se coloca el casco y se posiciona arrancando la moto.
Cuando me voy al colocar el casco, observo la entrada del instituto y veo a Ryan mirándome fijamente, se muerde el labio inferior y yo arrugo el entrecejo antes de colocarme el casco, subo a la moto y mi amigo sale como corredor de carreras hacia el asfalto.
***** *****
Estamos cerca del acantilado los cuatro integrantes del grupo que creé.
— Bien, quiero saber, ¿cómo te enteraste de quiénes somos? – Lexia se toca la barbilla.
— Primero, ¿qué crees que somos? – Sander enarca una ceja.
— Aaamm. – suspiro. – Ustedes son lobos, los tres. – respondo viéndolos.
— Eso es cierto. – se encoge de hombro Kenner. – Yo soy un Alpha, ya lo sabes.
— Ya que sabes qué somos, sabes que no somos de la misma manada, ¿cierto?
— Lo sé, Sander.
— Pues yo soy una delta, básicamente una guerreara de bajo rango. – dice Lexia.
— Y yo soy un gamma. – secunda Sander. – Guerrero de rango alto.
— Okey, lo capto, ahora es mi turno.
— Arya, no es necesario.
— ¿Qué eres? – interrumpe Lexia en forma curiosa.
— Yo te noto como humana. – dice Sander.
— Arya, tu abuela…
— Kenner, lo sé, pero, si seremos un grupo de amigos debemos tener confianza, ustedes ya me dijeron quiénes son.
— Sí, pero, básicamente tú ya lo sabías con anterioridad. – dice Kenner.
— ¿Cómo dices? – Sander arruga el entrecejo.
— Que yo puedo sentir quiénes son, con cada uno sentí un calor emanar de sus cuerpos, eso me confirmaba que son lobos. – respondí.
Lexia se me acerca a tocar el hombro.
— Siempre lo supiste, ¿cierto? Pero, jamás noté que estuvieras con miedo, son cosas que nosotros también notamos.
— No, porque yo también soy una sobrenatural.
— Por favor no nos digas que eres un vampiro.
— Sander, si fuese vampiro ya nos habríamos dado cuenta, idiota.
— Kenner, no me provoques. – replica mi otro amigo.
— Chicos. – Lexia pone los ojos en blanco. – Dejen hablar a Arya, yo también quiero saber y ustedes no la dejan hablar.
— Acérquense. – pido, ellos vienen y hacemos un circulo. – Itzi kecsi silence.
Recito el hechizo que nos mantiene en una burbuja silenciosa, fue el primero que me aprendí.
— Arya.
— Acabo de hacer un hechizo para que nadie más nos escuche. – respondo, Lexia y Sander quedan boca abiertos.
— ¡¿Qué hiciste qué!?
— No puedes ser una…
— Bruja. – interrumpo. – Soy una bruja.
— Pero, nosotros…
— Yo tengo mi secreto para que no lo noten, pero, soy una.
— Y ahora, deben prometer que no le dirán a nadie acerca de esto. – la seriedad de Kenner es de temer.
— Pero, es que esto es GENIAL, ERES UNA BRU…
— CÁLLATE. – la silencia Sander.
— No se preocupen, nadie fuera de este círculo nos escucha. – me encojo de hombros.
— Eres como esos magos de las películas, ¿cierto? – Lexia tú y tus ocurrencias.
— No tanto, pero, si puedo ayudarlos a sanar rápido cuando las cosas se ponen feas.
— Yo, Sander, prometo no decirle a nadie que eres una bruja. – Sander levanta la mano mientras promete con seriedad.
— Yo, Lexia, prometo no revelar tu identidad de bruja a ningún otro ser o persona. – también levanta la mano.
— Esto es inquebrantable, el que no cumpla, se la verá conmigo y con mi manada. – agrega Kenner.
— Quién lo diría, pero ahora más que nunca, somos amigos. – dice Lexia.
— Vamos a comer algo a casa. – digo deshaciendo el hechizo con un movimiento de mano.
Caminamos hacia casa, antes de cruzar la calle que nos hará llegar a casa, vemos pasar un auto lujoso color gris o plateado a velocidad moderada, solo logro ver una silueta masculina con anteojos negros.
— Un camaro ZL1 plateado, eh, parece ser de estilo. – afirma Kenner.
— ¿Qué tipo de trabalenguas dijiste, Kenner?
— Arya, son cosas de hombres, pero, ese auto era del Alpha. – dice Sander.
— ¿El Alpha? Pero, ¿qué su auto no era un Ford Mustang blanco? Es el que lleva al instituto – Lexia se soba la barbilla.
— Él tiene muchos autos.
— ¿Qué Alpha? – pregunto.
— El nuestro. – responde Sander.
— Retiro lo que dije del estilo. – dice Kenner haciendo reír a Sander y Lexia.
— Mejor entremos. – digo subiendo los escalones.
Al entrar mi abuela nos recibe con una sonrisa, lleva puesto el delantal de esas veces cuando hace esas delicias que Kenner y yo devoramos.
— Hola, niños, llegan justo a tiempo.
— Hay pastelitos, ¿cierto? – pregunta ilusionado Kenner.
— Ken, deberías dejar los pastelitos. – dice mi abuela, puedo notar que quiere burlarse.
— Sí, Kenner, ya estás engordando. – lo codeo.
— No digas esas cosas, ¡abuela! Arya me molesta. – se queja.
— No me lo puedo creer, un Alpha quejándose con la abuela de una dama. – ríe Sander.
— Ken, yo también te veo pasadito de kilos. – ríe mi abuela, Kenner hace sobresalir su labio inferior.
— Señora Alves ha roto mi corazón. – finge estar desilusionado.
— Yo estoy que muero por ese olor que me embriaga. – dice Lexia.
— Niños, vengan. – abuela nos guía a la cocina. – Hay chocolate y galletitas con chispas de chocolate.
— ¡SÍ! – grita un emocionado Kenner.
— ¡ERES LA MEJOR ABUELA! – Sander abraza a mi abue.
— Creo que ahora también es mi favorita señora Alves. – secunda Lexia mientras mi abuela los recibe a todos con un abrazo maternal.
— No me lo creo, me quieren robar a mi abuela. – me llevo una mano indignada al pecho.
— Mi niña, ven aquí. – Mi abuela se acerca a darme un abrazo y besarme la frente.
— Te quiero, abuela. – respondo.
— Y yo a ti, mi Arya. Ahora siéntense si quieren comer algo dulce.
Obedientemente lo hicimos y mi abue nos sirvió chocolate con galletitas, como unos niños de verdad consumimos mucha azúcar. En eso suena una notificación en mi celular, lo veo y es un mensaje de Adara.
Adara: Arya, no sabes la que se armó aquí, los Williams están fuera de control.
Arya: Pero, ustedes están bien, ¿cierto?
Adara: Estamos bien, no te preocupes, solo quería darte noticias.
Arya: Gracias, prima.
— Arya, te estoy hablando.
— Ah, ¿qué sucede abuela?
— Te estaba preguntado acerca de cómo va todo en el instituto.
— Pues bien, todavía sigue completa. – suelta Kenner ganándose un golpe en la cabeza de mi abuela.
— Todo va bien, abue, ahora ya tengo tres amigos.
— Arya es muy tímida en ocasiones, pero, siempre se roba las miradas masculinas. – suspira Lexia.
— No solo las masculinas, sino también de las mujeres. – Sander bebe su chocolate para evitar decir más.
— Es normal, es rubia. – se encoge de hombros Kenner.
— Abue, ellos están locos, pero todo va bien en rangos generales. – digo “resumiendo todo”.
— Sé que ellos están locos, pero son buenas personas.
— Y saben de ustedes. – Kenner no se calla.
— ¿Qué?
— Les dije de mí, abue.
— Entonces, significa que confías en ellos.
— Mucho.
— No cuestionaré tus decisiones, Arya, ya eres una mujer y puedes decidir, solo tengan cuidado de ahora en adelante. – advierte abue.
— ¡Lo tendremos! – respondemos al unísono y terminamos riendo.
Los chicos se fueron al terminar de “merendar”, mi abuela se quedó tejiendo algo en la sala y yo estoy aquí en mi habitación, terminando mis tareas, esos ojos oscuros con destellos azules no dejan de aparecer en mi mente, ¡Aaah! ¡No quiero ver esos ojazos en mi mente!
Decido realizar una llamada a larga distancia.
— ¡Hola!
— Hola, Sam, qué tal las cosas por allí.
— Pues alocadas, sabes, los Williams están que no los calientan ni el sol – sonrío negando y es que ellos son fríos por naturaleza, pero mi amiga no sabe eso, es una humana en su totalidad.
— No me digas, pero, ellos no saben que hablo contigo, ¿cierto?
— No, qué va, si ahora estoy hablando con Mario. – ríe como una chiquilla.
— Ah, ¿yo soy Mario? – digo en voz de chica indignada.
— Pues era eso o llamarte Adriano y eso era más notorio, así que ni modo.
— Está bien, ¿cómo vas con los exámenes que ya van acercándose?
— Fatal, estoy que me muero, pero tú debes de estar peor.
— Sí, aquí voy empezando de nuevo, es una mierda.
— Vele el lado positivo… …. …
— ¿Cuál lado positivo?
— Ah, pues no le veo ninguno, salvo caso me digas que haya un galán que esté opacando todo ese aburrimiento. – instintivamente sus ojos oscuros aparecen de nuevo, maldito.
— No, no hay nadie, solo están mis amigos de los cuales ya te hablé, además te envié una foto.
— No me estás engañando con ellos, ¿cierto?
— No, claro que no.
— Oye, me gusta uno de tus amigos.
— ¡Samara!
— ¿Qué? Es que está como para...
— Okey, okey, ya entendí, pero no sé de cuál hablas. – pienso en su interés.
— Ese que dices que es Kenner, ¡está guapísimo! Espero conocerlo.
— Te lo prometo, lo conocerás.
— Con esa promesa me dormiré, buenas noches, es ¡tardísimo!
— La diferencia horaria solo es de dos horas Sam.
— Sí, pero aquí son las dos horas más tarde y sabes que debo levantarme temprano,
— Está bien. – pongo los ojos blanco. – Descansa floja.
Finalizo la llamada y me pongo a leer el libro de hechizos, aquí son las ocho de la noche, lo que significa que en Estados Unidos serían las diez de la noche, en fin, Sam en una exagerada.
****** ******
Mis poderes se van desatando de a poco, mi abuela me está ayudando a controlarlo, debo admitir que creí que explotaría alguna cosa, pero, seguimos enteras y eso es bueno, ahora debo leer sobre las pócimas de curación, esa es más fácil, según mi abue. Hablando de ella, últimamente ella sale mucho por las tardes, creo que alguien tiene algo qué decir, lo descubriré.
— Abue, esta tarde quiero ir al bosque por unas hierbas.
— ¿Y eso?
— Quiero practicar unas pócimas de curación, creo que es necesario. – ella asiente con la cabeza.
— Está bien, solo debes tener cuidado, yo saldré por la tarde, luego de que tú regreses, mi amigo quiere asesoría. – enarco una ceja.
— Asesoría, ¿de?
— No sé con mucho detalle, pero creo que hoy necesitarán de mi ayuda.
— Entiendo, entonces, trataré de llegar temprano.
— Te lo agradecería, Arya.
— Bueno, abue, me voy. – me levanto al escuchar la bocina de la moto de Kenner afuera, le doy un beso en la mejilla a mi abuela.
— Te cuidas, Arya.
Salgo y monto esa moto, Kenner nos hace llegar en cuestión de minutos, el cielo está nublado, es como si fuese a ocurrir algo raro, todo ese misterio loco que cada clima como este patrocina.
Las primeras horas de clase pasan como si nada; en la hora del almuerzo recibo notificaciones del grupo mientras voy de camino a la cafetería.
PALABRAS SILENCIADAS.
Lexia: Chicos no podré quedarme hasta el final de clases, debo ir a prácticas de deltas.
Sander: X2 nos vemos el lunes.
Kenner: ¿Seguros que no solo quieren saltarse las horas?
Arya: Está bien, si coincidimos en materias, les guardaré los apuntes.
Lexia: Eres un amor.
Kenner: Manipuladora, Arya, ven, yo sí te estoy esperando en la misma mesa de siempre.
Arya: VOY… (Emoji de mujer corriendo)
Al llegar al lugar logro ver a mi amigo y sonrío en grande caminando hacia él, veo que una cantidad considerable de alumnos no están, supongo que van a las prácticas de sus manadas. Tomo asiento frente a mi amigo teniendo la mirada fija a cierta mesa de populares donde solo veo al hombre de n***o verme y a Luka hablándole de algún tema.
— Arya, te pedí una ensalada de frutas, espero que no te moleste.
— No, para nada, me gusta. – dije para después ver mi ensalada de frutas que en realidad en un jugo de frutas, pues frutas apenas tiene.
¿Por qué apartas la mirada?
Arrugo el entrecejo confundida esa voz, no es Kenner, además ni parece que me haya hablado. Sacudo la cabeza.
— Creo que hoy quizás no pueda llevarte a tu casa. – dice mi amigo, enarco una ceja.
— ¿Y eso? Acaso debes llevar a una conquista, ¿es eso? – sonrío.
— No, espero una llamada de Raner, dependiendo de eso, creo que tendrás que regresar por tu cuenta. – se encoge de hombros.
Oh, tu príncipe basura te dejará botada, ¡qué pena!
Parpadeo un par de veces y me masajeo la cien, escuchar voces se me está haciendo costumbre.
No pareces muy sorprendida de escucharme, eh.
Okey, solo estás cansada Arya, relájate, necesitas más horas de sueño y todo estará bien.
— Arya.
¿En serio? Yo creo que solo debes ver correctamente a quién te está hablando.
Sí, la falta de sueño me está pasando factura, debí escuchar a mi abuela cuando dijo que durmiera temprano, lo siento abuela.
Tu abuela no te escucha ahora, pero, sigue escuchándome, es divertido verte con la expresión de confundida.
— Arya, te estoy hablando. – la mano de Kenner moviéndose de un lado a otro me trae a la realidad.
— Disculpa, ¿qué decías? – bebo de mi jugo o intento de ensalada de frutas.
— Que puedes irte en autobús, pedir un taxi o si quieres le diré a alguien que venga a llevarte, no tengo problemas con eso.
— No, no te preocupes, yo puedo regresar caminando.
— ¿Caminando? Es lejos.
— Kenner, tengo piernas por algo. – me encojo de hombros.
Tienes carácter, creo que eres interesante.
Oye intruso, déjame en paz, soy muy joven para terminar en un manicomio por escuchar voces.
Si supieras…
— Arya, este lugar es peligroso, creo que no debo decirte el por qué.
— Lo sé, pero, en dado caso iré en autobús.
— No conoces cuál te lleva a casa.
— Pues pregunto.
— ¿Sabes? Haremos esto, le diré a Raner que venga por ti a llevarte y así todos tranquilos. – finaliza golpeteando sus dedos sobre la mesa.
Tengo una mejor idea… te llevo yo a casa.
Sí, ¡iré en la alfombra voladora! De mi imaginación, odiosa voz.
En verdad, ¿crees que mi voz es odiosa? Porque no veo desagrado en tu rostro.
¡Señor Jesucristo! Haz que deje de escuchar esa voz, mi cordura pende de un hilo.
— Kenner, mejor me iré en un taxi, no te preocupes, no es necesario que envíes a nadie.
— Arya…
— Kenner, si quieres quedarte tranquilo es mejor que no me contradigas, me pongo muy pesadita cuando lo hacen.
Quiero probar esa teoría.
Pongo los ojos en blanco.
— Está bien, pero no hagas eso, tampoco quiero incomodarte.
Pero, ¿qué? No, no es por ti, es por la odiosa voz
Ni tú te lo crees.
— ¡Dios! ¡Déjame en paz! Estoy harta. – digo estirando con frustración mi cabello.
— Como quieras. – dice alzando las manos en rendición.
— No, Kenner, no eres tú, yo solo…
— Espera. – dice respondiendo la llamada entrante en su celular.
Desvío mi mirada hacia la mesa de hombre de n***o y este sonríe de lado mientras no despega su mirada de la mía, este tipo es raro, creo que le deben faltar unos buenos tornillos.
Pues ven y ponme esos tornillos.
Abro tanto como puedo los ojos, no, no puede ser, no puede ser su voz, peor aún, no puede ser él quién me esté hablando, no, no, no, esto es una mierda de coincidencia, todo está bien, tranquila.
Nada está bien.
Oh, mierda.
— Arya, debo irme. – se levanta y pronto copio su acción.
— Llévame contigo. – digo rápidamente, él arruga el entrecejo.
— No puedo, recuerda que debes quedarte por los apuntes de tus amigos.
— Sí, pero, son clases que yo ya…
— Arya, ¿tienes otra razón para irte?
Sí, Arya, ¿tienes otra razón para irte?
¡Cállate!
Ven y cállame, te reto.
Aprieto la mandíbula y le doy una mirada al hombre de n***o, este no puede ser el que me está hablando, me niego, para mi sorpresa, no me está mirando, sino que está pendiente de su celular, ¡sí!, sabía que no era él.
— No, vete Kenner, yo estaré bien.
— ¿Segura? No quiero que la señora Alves me castigue.
— No te preocupes, regresaré en taxi, ve, no pierdas tiempo. – lo abrazo y él me da un beso en la mejilla antes de salir.
No debiste dejar que te besara, ¡tienes prohibido permitírselo!
— ¿Qué mierda? – susurro para mí misma y camino en dirección al salón de clases, creo que debo bajarle a la lectura de ese libro de mi abuela.
Las clases se pasan rápidamente, ahora estamos en la última clase, falta nada, para que suene esa bendita campana y nos vayamos todos a casa para olvidar dos días la existencia de este instituto.
— Bueno, alumnos, le dejaré una tarea. – la profesora de literatura nos odia. – Será un pequeño trabajo en equipo, de dos compañeros, el trabajo será realizar una pequeña biografía del otro, debe estar lo más detallada posible.
— Y los grupos, ¿los asigna usted o podemos elegir nosotros, profe? – pregunta una chica que al parecer es la que llaman “nerd”.
— En el horario de descanso estuve haciéndolo por sorteo, ahora digo las parejas de trabajo.
— Aaah. – abuchean la mayoría.
— Silencio. – saca una hoja en la cual seguro anotó los dúos. – Paola con Fernanda, Araceli con Juan, José con — Camila, Josué con Aiden, Margarita con Mario, Sander con Kenner. – anoto, esto es importante, debo decirles. – Lexia con Luka, Britana con Marcela.
— Pero, profe, yo no quiero hacerlo con ella, es muy…
— Silencio señorita Alarcón, los dúos ya está hechos, por último. – ay no, no, por favor que no sea con el hombre de n***o. – Arya con Ryan
— Exijo que me cambien de dúo, siempre hice los trabajos con Kenner o con Ryan. – se queja la puta-Britana, yo solo pongo los ojos en blanco.
— Señorita Alarcón, no habrá cambio de dúos, si no realiza el trabajo tendrá puntajes menos. – suena la campana. – La entrega será el próximo viernes, esfuércense en el trabajo, lo quiero detallado y ordenado.
Creo que casi nadie prestó atención a eso, pero yo sí, lo estoy anotando. Junto mis cosas y prácticamente los tiro en el bolso, me lo cuelgo en el hombro y tecleo al grupo
PALABRAS SILENCIADAS.
Arya: Tengo noticias, la profe de literatura nos odia, nos dejó un trabajo, consiste en realizar una biografía de nuestro compañero.
Lexia: No es de extrañar, puntos extras.
Sander: La elección es libre, ¿cierto? Di que sí. (Emojí de casi estar llorando)
Kenner: Por favor dime qué no me tocó hacer equipo con un inútil.
Arya: JAJAJA, esperen...
— Arya. — su voz me hace tragar grueso.
bloqueo el celular y lo miro, solo somos nosotros en el salón de clase, ¿ya todos se fueron?