Aunque había visto a Alex en la cancha practicando con su equipo como acostumbraban, no quiso despegarlo de su actividad, de sus amigos para algo tan innecesario. Aprovechó irse directamente a su casa, tomando el recorrido de regreso como la caminata de los pensamientos, de esos que debía organizar en su mente, para así poder controlar las emociones que revoloteaban con descuido dentro de ella. Muchas preguntas la inundaban. ¿Lo sabía? ¿Por qué actuaba tan inocentemente? ¿Por qué había utilizado las palabras “asco” y “extraña” en la misma oración? Si eso era lo que realmente pensaba de ella, ¿por qué la había invitado a unirse al club? ¿Por qué era tan amable con ella? ¿Por qué la había invitado a pasear un rato? ¿Realmente su príncipe no era tan perfecto como ella pensaba? Quizás a