Recién había salido de la oficina del rector, cargando en sus manos la hoja de papel rellanada con sus datos. Ahora era el momento de dirigirse al segundo edificio que conformaba su facultad, aunque sus piernas temblaban y muchos pensamientos de “no lo hagas” abordaban a su mente. Frente a la puerta que anunciaba el nombre del club, la abrió con decisión, presentándose ante sus ojos cuatro estudiantes sentados con tranquilidad sobre una mesa principal, y en la silla de liderazgo estaba Jessie, sorprendido de la repentina visita. — Vengo a inscribirme en el club de Literatura — alzó su voz con fuerza para que pudiera ser escuchada. — Excelente — sonrió uno de los integrantes del club, y acercándose hasta el visitante, le extendió la mano para presentarse. — Me llamo Margaret, un gusto,