Ese día fue la primera vez que entraste a mi casa y todo aquello fue una locura. En realidad, tú lo hacías así. Aquel día tú confesaste tu verdad; una que no querías aceptar y que te dolía. Aquel día hicimos un trato; uno que probablemente cambiaría las cosas.
***
Sentir sus pasos detrás de mí me pone nerviosa. Abro la puerta y al entrar sus brazos rodean mi cintura haciendo que su cuerpo quede pegado al mío. Siento sus perfectos músculos sobre mí y su intimidad roza con mis glúteos.
―¿Vives sola aquí?― Me pregunta al oído y el sonido de su voz provoca una corriente eléctrica en todo mi cuerpo.
―Sí. ―Me limito a responder y con él sin soltarme, camino hasta el sofá para dejar mi bolso y portafolios allí.
―Me gusta mucho. Tienes mucho estilo para la decoración.― Comenta mirando el salón de estilo contemporáneo y sillón blanco.
―Gracias, pero supongo que no has venido aquí para apreciar la decoración de mi casa. ― Contesto y volteo para que quedemos frente a frente.
Su sonrisa sensual vuelve a hacerse presente y con eso mis ganas por él aumentan. ―En realidad vine a probar que tan cómoda es tu cama.― Dice pícaramente y sin dejar de mirarme a los ojos, sus manos viajan hasta el final de mi falda. Gael comienzan a subirla hasta que me sujeta por mis muslos, me levanta en el aire, y hace que enrede mis piernas en él.
―Te aseguro que es muy cómoda. ― respondo firme y llevo mis manos a su nuca para acariciar el final de su cabello sin dejar de mirarlo a los ojos.
―Me gusta mucho esto que nos traemos. ― murmura mientras camina por la casa. ―¿Dónde está tu cuarto?― Pregunta y río ante su pregunta.
―Hay solo una habitación y está al final del pasillo. - Le digo y mis labios van a su cuello mientras sigue caminando. ―A mí también me gusta. La paso muy bien contigo Gael.― Susurro y con su cuerpo él empuja la puerta que estaba semi-abierta y entramos a mi habitación.
―Mm mm me gusta.―Dice y me frustra el tiempo que pierde en esto.
―Deja de mirar a tu alrededor y bésame. ― Le reclamo y sin que me lo espere él me separa de él y me lanza sobre la cama para que caiga de espalda haciéndome reír. ―Se pone interesante.― hablo al verle desabrochando su cinturón.
―Ya verás que tan interesante se pone.― Dice en un tono sugerente y disfruto del espectáculo que es verle desnudarse frente a mí. ―¿Te gusta lo que ves?― Me pregunta y muerdo mi labio inferior.
―Me encanta.― Comento al ver cada detalle de su cuerpo frente a mí.
Se sube a la cama apoyándose en sus rodillas y acomodándose sobre mí, pero sin tocarme. ―Te gustará más lo que te haré ahora.― y su boca va a mi cuello para morderlo.
De mi cuello va a mi boca y sin dejar de besarme, sus manos comienzan a deshacerse de mi ropa a una velocidad que me encanta. Estamos piel a piel y roza su cuerpo con el mío para provocarme, pero sin entrar en mí.
―Me encanta lo poco romántica que eres.― Dice a mi oído y antes que pueda responderle, sus dedos entran en mi cuerpo tomándome por absoluta sorpresa.
Inclino mi cabeza hacia atrás intentando absorber lo que me provoca, pero no me da tregua. Justo en el momento que comienzo a sentir que mi cuerpo se va a deshacer por lo que hace en mí, sus dedos me abandonan. ―Gael.― Digo en un tono rogante y le veo sonreír triunfal.
―Quiero que sea conmigo.― Me dice y sé muy bien a lo que se refiere cuando le veo colocarse el condón y de inmediato entra en mí haciéndome perder la razón.
Se mueve en mí sin piedad y eso es justo lo que quiero. Su boca besa la mía de manera intermitente cuando nuestras respiraciones lo permiten y nuestros gemidos aumentan a medida que nuestros cuerpos van encontrando su alivio. Es todo menos amor lo que ocurre aquí y es genial.
Le escucho jadear cuando su cuerpo y el mío finalmente explotan y nos miramos a los ojos como diciéndonos demasiadas cosas que nuestros labios no pronuncian. Se desploma a mi lado y ambos respiramos de manera entrecortada sin siquiera mirarnos.
―Dime una cosa. ―Dice finalmente y debo mirarlo.
―¿Qué?―Pregunto aún agitada.
―¿Qué tanto le amabas?, ¿ha sido lo suficiente para que su traición te rompiera de tal manera el corazón que dejes que alguien te folle así como lo estoy haciendo yo?― Me pregunta sin mirarme.
―¿Qué tiene de malo la manera que tú me follas?― Pregunto totalmente confundida.
―Serena, es que no entiendo. Una mujer como tú merece que los hombres la traten con respeto, y aquí estoy yo teniendo sexo contigo por despecho y...―.
―Despecho, ¿y? ¿Qué? ¿Pensando en ella?― Pregunto terminando su frase y ahora me mira.
―¿Cómo lo sabes?―Pregunta totalmente sorprendido.
―Me di cuenta cuando me miraste a los ojos mientras llegábamos juntos. Querías que fuera así porque así era con ella, ¿no? ―Le respondo y sus ojos me miran con más preguntas que respuestas.
―No consigo superarla.― Confiesa. ―Intento no pensar en ella cuando estoy contigo, pero me cuesta demasiado; lo siento.―
―No es un reclamo Gael. Yo no soy nadie para reclamarte nada. Lo nuestro es simplemente sexo, pero supongo que si aún la amas deberías intentar regresar con ella.― Le dejo saber y creo que mi frialdad le ha dejado atónito.
―Es que no quiero amarla. No debería, ella no entiende quien soy.―
―El amor no funciona así Gael. Hay veces que uno no quiere, pero ama igual.― Explico.
―¿Y lo nuestro qué? Me gusta mucho esto que nos traemos.― Me pregunta con un hilo de voz.
―Hagamos una cosa.― Propongo.
―¿Qué?―
―Disfrutemos de este día y mañana tú te vas y decides que quieres hacer. Ya sabes... puedes ir, hablar con ella y ver que tal, o sigues así teniendo sexo conmigo mientras piensas en ella.― Le digo sin rodeos y él ríe.
―Eres la mujer más fría que he conocido con sus sentimientos, pero la más caliente que he conocido en la cama.― Elogia entre risas.
―Todo no se puede Gael... Decide.― Presiono.
―Pasemos el día juntos Serena. Mañana ya veremos.― Acepta y se acuesta de lado para mirarme bien. ―El idiota de Pedro se ha perdido del monumento de mujer que eres... Mira que tenerte completa ha de ser perfecto.―Comenta haciéndome reír.
―No menciones a ese idiota. No me interesa traerlo aquí en este momento.― Digo firme y me acomodo sobre él para que volvamos a empezar.
***
Me dolía verte así. Estabas conmigo en aquella cama, pero ni así eras feliz. Seguías enamorado de ella a pesar de todo y solo intentabas engañarte a ti mismo pensando que esto funcionaria.