Narra Faith: Faltan a penas dos días para Navidad y todo el mundo está sumergido en la prisa que implican estas fiestas. Mis clientes han detenido las reuniones para retomarlas en un par de días y las actividades que tengo pendientes están todas agendadas para la semana próxima, por lo que mi trabajo en la oficina es prácticamente nulo. Sin embargo, he venido a terminar algunos encargos, antes de retirarme de manera definitiva hasta el lunes. Cuando mi agenda del día está despejada, son a penas las tres, así que decido pasar por la oficina de Teresa, quien, al igual que la mayoría, está terminando para irse temprano a casa. —Hola, guapa. ¿Lista para irte? —pregunto con una sonrisa, en el marco de su puerta. Ella no despega sus ojos del ordenador, si no que niega con la cabeza de lo más