Narra Faith: Quisiera morderme la lengua y darme una patada en la espinilla, por tonta. ¿Cómo se me ha ocurrido soltar esa verdad, así sin frenos? Ahora, sin saber qué responder, me devano los sesos tratando de dar una razón que no sea la verdad, aunque poco me queda ya para perder. Al saber que Edward piensa lo peor de mí, y que, sin importar mis esfuerzos para no arruinar lo que creí que era su sueño, he salido perdiendo de todos modos lo que empeora aún más las cosas. Su mirada azulada me escanea hasta los tuétanos de los huesos, dejándome sin palabras. Sin dejarse amedrentar, comienza a acercarse a mí, hasta quedar a un palmo de mi cara. Su aliento me hace cosquillas en el rostro y me siento terriblemente pequeña ante él. Su colonia me inunda los sentidos y, a pesar de haber pasado