Faith: Parpadeo para caer en cuenta de que Edward me está tendiendo la bebida frente a mí y me he quedado de piedra, incapaz de apartar la mirada del sujeto que vi tan bien en el súper. Ante el silencio incómodo, me percato de que todos me están observando, incluido mi padre, quien no deja de estudiarme desde su asiento, en el elegante sofá blanco de la terraza, junto al señor Warren. —¿Qué pasa, querida? ¿Has visto un fantasma? — pregunta la señora Harris, con su corte de pelo de última moda en señoras de su edad. Inmediatamente me recompongo y trato de guardar las apariencias, pero no paso desapercibida la mirada penetrante que me lanza la futura novia. Estoy segura de que se ha dado cuenta que conozco de su pequeño secreto, pero no me puede culpar. Solo a ella se le ocurre ir por ah