When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Estar con Aspen era como estar con un niño grande y rudo. Podía ser un adulto y un feroz lobo, pero había unas cosas que simplemente le daban ese aire de inocencia que le encantaba a Melinda. Es como tener a alguien que no tiene filtros y que siempre dice la verdad y las cosas como son. Pero era indiscutible, Aspen sabía como amar y aunque no sabía cómo demostrarlo sutilmente, su posesividad, celos y ser tan territorial daban esa seguridad que cualquier mujer desearía de su hombre. Melinda odia muchas veces su osadía, pues lo compara con Seiko y aunque es solo para anotar que no le llega ni a los talones a Aspen, se siente mal por pensarlo. El consejo ha dado la fecha de la ceremonia, sería la siguiente luna roja y eso estaba programado para dentro de un mes. Aspen lo quería hacer de