Pov Ana
Me resigne a que Arturo no me escribiría, creo que fue un impulso de mi parte. Ese día estaba desayunando antes de ir a trabajar, en las noticias lo mencionaron sobre una de las empresas con mayor prestigio en el estado comenzaron a pasar imágenes de él que me removieron por dentro. Lo extrañaba, extrañaba la mirada profunda que siempre me dirigía. Ya ni terminé de desayunar porque fui directo a las oficinas de Grupo Rocamonte que desde donde vivíamos ahora estaban muy cerca, escribir una nota, la metí en un sobre y se la di al guardia en la entrada. En la hoja anoté mi nuevo número personal esperando que me escribiera, pero ya habían pasado cuatro días y nada.
Había avanzado mucho en mis terapias de tanatología con la psicóloga de la clínica. Le platiqué sobre las sensaciones
