Pov Ana Cuando entramos a su habitación nos detenemos unos momentos a recobrar el aire, subimos tan rápido que casi se nos va el aliento. - Creo que ya no estoy tan joven como antes – inquiere en tono burlón. Hago una mueca divertida. - A alguien ya le pesan los treinta y tantos – me burlé. - Ven aquí – me tomó entre sus brazos y me llevó hasta la cama – este treintañero te enseñara unas cuantas cosas, jovencita. Me deposita en la cama y se tumba sobre mí. Me besa con profundidad, mete su lengua hasta lo más profundo de mi garganta, al mismo tiempo yo lo beso en busca de más, con premura y mientras nos besamos desabotono su camisa mientras el desabrocha el botón de mi pantalón de vestir, en un movimiento ágil me deshago de él mientras que Arturo termina de quitarse la camisa. Con sus