Pov. Jacob (su mente) Donde hay muerte, siempre habrá muerte. Las manos de quienes estan manchadas con sangre siempre se mantienen sucias, no existe eso de aquí no hay más pecados. Sigue ahí, tus pecados, las muertes, cada una de esas cosas se encuentran contigo, listos para derrumbarnos. Lo que hacemos nos persigue, tanto como es posible. Miré mis manos y observé adelante, estaba seguro de que hasta hace dos minutos estuve en aquella casa salvando a Ludmila, la mujer de Leo, mi jefe. Anna lloraba, ella lloraba mientras me llamaba, pedía que no la dejara y no quería hacerlo, pero me sentía desvanecerme. Mis ojos observaron todo, pasando por las paredes de concreto, las gotas de agua que caían desde el techo del viejo galpón. En mi mano descansaba un cuchillo, mis zapatos haciendo un