Viaje de negocios

2191 Words
"Mierda, Sara, sonríe", pensé, mientras miraba a cada uno. —No puede decir que no puede viajar ya que es una orden y hoy mismo salimos —dijo él sin ningún tacto. —Pero… —Le pediré que lleve ropa muy elegante, ya que lo más seguro es que tengamos que participar de varias cenas —dijo él, pero se detuvo al ver cómo todos estaban atentos. —¿Y qué más? —hablé seria, pero no me respondió. —Pedazo de ineptos, salgan —dijo él, haciendo que me enfureciera por cómo les habló. Todo el mundo salió de prisa menos esa chica, Miss pechugas, que es con la que comparto puesto de trabajo. —Bueno, como decía, debe ser informal en cada reunión, ya que a ellos no les gustan las formalidades —dijo él, mientras miraba a Lock. —Señorita Johnson, lo más importante en esas reuniones es… —dijo, pero lo interrumpí. —Lo más importante es que ellos firmen el contrato sin hacer ninguna alteración —dije sonriendo por dejarlo asombrado de mi conocimiento. —Amigo, definitivamente es ella la que necesitas en la reunión —dijo Lock, mientras me sonreía. —Bueno, será mejor que usted se retire ahora de la oficina para que prepare todo y llegué aquí antes de las 6:00 pm, ya que a esa hora vendrá mi chofer porque nos llevará al aeropuerto —dijo él, saliendo sin mirarme. Tomé mis cosas y salí de una vez más, haciendo que mis tacones sonaran contra el piso. ** Ya tenía mi maleta con la ropa que necesitaba para la fiesta y para el día. No sabía cuánto tiempo estaría, así que me lleve la ropa necesaria y si no, compraría. Me encontraba en frente de la oficina con Estela, quien se negaba a dejarme ahí sola. —Vete ya mismo, él va a llegar —dije sincera. —No quiero que me dejes sola —dijo abrazándome—. Miguel también se va unos días y me quedaré completamente abandonada. —Tranquila, espero regresar pronto —dije, mientras enredaba mis brazos en su cuello y le daba un beso en la mejilla. —Nos tenemos que ir —dijo la voz del ogro Norton. —Nos vemos —dije, mientras me despedía por última vez para subir en el hermoso auto el cual era carísimo, solo sabía eso, porque de autos no sabía absolutamente nada. —Pensé que tenía que ver una escena romántica enfrente de mi empresa —comentó sin ninguna expresión. ¿Con mi amiga? ¿Qué carajos? Dios, cómo empezaba odiar ese tono suyo. —¿Su novia? —Volvió a interrumpir el silencio que se había generado en el auto. —No es de su incumbencia —dije lo más formal y seria que pude. —Recuerde que es mi empleada —dijo de mal talante. —Recuerde que ahora estamos fuera de mi horario laboral —respondí, sin dejar de mirarlo seriamente. No iba a contradecir que pensara que mis gustos eran las mujeres, pero nada le daba derecho a inmiscuirse en mi vida privada. Ya fuera que tuviera novio o novia, no era su maldito problema. Al llegar al aeropuerto, rápidamente había camarógrafos para tomar imágenes del empresario más importante de Barcelona. Yo por mi parte, me mantuve bastante alejada de su imagen para no salir en ningún periódico, pero eso fue inevitable, ya que él me tomó de la mano para aligerar mi paso. Me quedé impresionada al ver por los vidrios en Jet privado de la empresa. Pero el enojo que tenía pudo más, así que como pude, saqué mi mano de la suya. —No tiene derecho a tomarme de la mano —dije bajito, pero para que él me escuchara. —Hablaremos de eso cuando estemos solos —dijo, mientras me empujaba para que entrara al avión. "Tenemos muchas cosas de las que hablar", pensé. Cuando entré, una muchacha no le quitaba la mirada a mi jefe. Tomó las dos maletas y las guardó. Yo tenía un pantalón bastante pegado, con una camisa holgada roja y los tacos rojos de esta mañana. Mi cabello esta vez lo tenía en un moño no tan bien arreglado y tenía unos lentes que ocultaban mis ojos no maquillados. —No le permito que me hable de esa manera —dijo él, una vez estuvimos solos. —Yo no le permito que me toque sin mi permiso —dije, completamente enojada. —Mire, Johnson, no tiene el derecho a estar hablándome como lo hace —dijo él, saliendo de sus cabales. —El que no tiene derecho es usted, señor Norton —dije enojada—. Es más, sabe el chisme que saldrá en solo minutos por su estupidez de tomarme la mano —apreté los puños, ya no quería estar involucrada con él. —Eso lo arreglo cuando llegue a Francia, ya verá que no habrá rastro del artículo —dijo él, mientras me miraba una vez más con su ceja levantada. —No debe mostrarme su poder, porque sé que tiene bastante, pero eso a mí no me intimida —dije sincera. —Sí que es una fiera —dijo él serio. —Y no sabe de las cosas de las que soy capaz —dije para que se asustara, porque en realidad no mato ni a una mosca. Él sólo me miraba, de una manera tan profunda, que estaba comenzando a incomodarme. —¿Y cuánto tiempo estaremos de viaje? —pregunté para decir algo y romper ese incómodo silencio, pero realmente quería saber porque no lo tenía claro. —Una semana —dijo él, haciendo que me sorprendiera. —No puedo estar una semana fuera de mi casa —dije sorprendida, haciendo que él me mirara furioso. —¿Qué acaso su novia la puede engañar en una semana? Le recomiendo que termine lo más pronto con ella, así no sufre —dijo con evidente tono de burla. —¿Qué acaso lo dice por experiencia propia? —dije con ironía "Toma esa, por imbécil". —No hablemos de ese asunto —dijo él, irritado. —Lo sé todo —mentí, para ver si sacaba algo de información. —Nadie se atreve a hablar de mí —dijo muy seguro. —Qué imbécil —dije bajito para que él no me escuchara. —¿Cómo? —dijo furioso. —Nada —dije, mientras me alejaba de él. ** Al llegar a Francia, una vez más los reporteros nos esperaban y cómo era de esperarse, ya me tomaban fotos a mí también, pero tapaba mi rostro lo más que podía. Cuando llegamos al auto que nos esperaba, él me sorprendió con su caballerosidad y me ayudó a subir. Todo era como una película de terror la cual quería despertar. Mi celular, como era de esperarse, no tenía datos para utilizarlo en Francia y tampoco tenía dinero para pagar llamadas a distancia. Cuando llegamos al hotel, entramos para pedir nuestras habitaciones. El señor Norton se encontraba hablando con la recepcionista, mientras yo me despedía del chofer que nos había traído, ya que el amargado no daba las gracias por nada. —Tenemos problemas —dijo volviendo a mí, con cara de pocos amigos. —¿Qué ocurre? —fruncí el ceño. —La idiota de Vicky no separó las habitaciones como siempre le pido —podía notar la furia en su tono de voz. —¿No tenemos habitaciones? —dije nerviosa. —Sí, pero solo es una con una cama y un solo baño —escuchar eso no me hacía sentir cómoda, debía evitar que durmiéramos juntos. —No podemos tener una sola habitación —dije desesperada. —No tenemos a dónde ir y ya está separada, así que nos toca dormir juntos por una semana —dijo el muy imbécil. Confesaré que no será con el primer hombre que duermo, ya que antes en ocasiones en algunas fiestas, me iba con un hombre diferente. No es que todas las noches me guste hacerlo, simplemente cuando veo un chico que me gusta y me calienta, pues todo va a su paso y terminamos juntos en un hotel. Es sí, es como una vez al mes, ya que eso estar acostándome con gente que no conozco no es mi costumbre. Siempre bailo con la misma persona tres semanas y de ahí vamos al hotel, ya que sé lo necesario y después, cada quien toma su camino. —¿Tienes miedo? —dijo él con su cara de prepotencia. —Claro que no, vamos —dije mientras caminaba al ascensor. Realmente ahora no me importaba dormir con él, simplemente quería ducharme y descansar. Cuando llegamos a nuestra habitación, era completamente espaciosa. —Veo que ahí hay un sofá, así que puedes dormir en él —dije mientras caminaba hacia la cama. Lo siento, pero no dormiré ahí dijo corriendo a acostarse la cama. No te quiero a mi lado durmiendo dije yo olvidándome del formalismo ya que son horas en donde no trabajo para él. No olvide quién soy señorita y si dormir en esta cama además en grandísima nuestros cuerpos no se encontrarán dijo él, manteniendo su mirada con la mía. —Como sienta una leve caricia de su parte, le juro que le corto lo que tienen ahí abajo —dije seria. —Veo que necesitas un buen polvo para que se te baje ese genio —dijo él, mientras iba hasta su maleta. —No me recomiende un polvo, cuando el que más lo necesita es usted —dije tomando mi maleta y entrando al baño rápidamente. No podía ocultar más lo mucho que detestaba su manera de ser y cómo me trataba. Después de estar una media hora duchándome, salí con una camisa que me queda bastante grande y solo me tapaba hasta la mitad de mi muslo. Mi senos no eran tan grandes, así que simplemente no me puse el sostén. Me hice un moño despeinado bastante alto y salí. Cuándo lo hice, no le presté atención a la mirada del señor Norton. Cuándo entró al baño, puse mi celular a cargar y me acosté en lo que sería mi lado de la cama. En menos de quince minutos, él ya estaba afuera, con su cabello mojado y solo tenía un pantalón largo de cuadritos y su pecho al descubierto, pero no era lo suficientemente atrevida como para mirar su rostro. —Buenas noches, señorita Johnson —dijo él, sin desechar un rato las formalidades. —Igual —dije dándole la espalda, pero no podía dormir. Cada dos minutos me movía de posición. —Deja de moverte, me estás irritando —dijo mi molesto jefe. —Lo siento, señor delicado —dije molesta de igual forma—. ¿Cuál era su nombre? —¿Para qué quieres saberlo? —dijo severo. —Bueno, no me diga nada, buscaré la información en internet —dije bufando. —Me llamo Harvey Norton, soy de Estados Unidos y tengo 33 años —hablaba rápidamente—. Creé la empresa Norton & Brooks junto a mi hermano y su esposa, sí tuve una relación, pero nadie tiene derecho a hablar sobre eso. Soy más apegado a mi mamá que al idiota que tengo por padre y no quiero más preguntas —dijo enojado, pero ignoré lo último. —¿Qué sucedió con su padre? —pregunté curiosa, mientras me giraba para mirarlo. —Pues no es de tu incumbencia —dijo rodando los ojos. —Si es igual a usted, no quiero conocerlo —dije mientras le daba la espalda. —¿Cómo soy? —preguntó serio. —Eres un amargado, un idiota sin corazón, una persona que no sabe lo que es tratar con educación a todos —solté irritada—, eso es lo que eres, un poco hombre. —¡NO ME CONOCES, TÚ NO SABES POR LO QUE PASÉ EN TODA MI PUTA VIDA. NO SABES EN LA BURLA QUE ME CONVERTÍ CUANDO MI EX ME PUSO LOS CUERNOS Y FUI EL HAZMERREÍR DE MI EMPRESA! ¿CÓMO DIABLOS QUIERES QUE SEA, CUANDO POR UNA MUJER ME ALEJÉ DE TODO LO QUE MÁS QUERÍA EN MI VIDA! —dijo gritándome molesto. —Te lo diré una sola vez, no tienes el derecho de gritarme por las estupideces que pasaron en tu pasado, además, lo siento por lo que te hizo esa sucia mujer —dije cabreada y me acosté sin mirarlo. Definitivamente, era un ogro amargado y lamentaba su mala suerte en el amor, pero no justificaba ni un pelo que fuera una mierda de persona, así que tenía que dejárselo claro. ¿Me despediría?, era probable, pero por los momentos, no se escuchó más que un resoplido y luego el colchón moverse un poco cuando se acostó. No dijo nada más y al poco rato entré en la inconsciencia, sintiéndome un poquito mal por el ogro Norton, aunque después recordé todo lo patán y amargado que había sido conmigo y se me pasó. Maldita sea, necesitaba el empleo y tendría que aguantarme al amargadito por un tiempo más.
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