Reunión

2148 Words
Buscar, buscar, buscar. Está visto que por pulsar muchas veces la tecla Enter, no sirve si el internet dónde estás es un asco. Miré el techo haciendo todas las muecas posibles, el único sitio donde podía hacerlas sin que los demás me observaran como si yo fuese un alien camuflado entre la r**a humana. La última vez me pasó en un transporte público, un niño comenzó a llorar corriendo hacia su madre y un anciano casi sufre un infarto del susto. ¡Ni siquiera tenía que disfrazarme en Halloween! —¡Esteeelaaaaaa! — la llamé desde la comodidad de mi cama. —¿Sí? —su voz cantarina se escuchó del otro lado de la pared. —El internet volvió a fallar —exclamé y ella se asomó al cuarto lista para salir. —Ah, sí sobre eso… ya llamé al técnico, viene mañana —su boca estaba llena de ganchos para el cabello y se recogía con ellos algunos mechones—. Hasta entonces no hay internet —cerré mi portátil—. Si quieres puedes usar el mío, no necesita de la red para funcionar. ¿Qué buscabas en todo caso? —se acercó hasta la cama. Nada importante levantó la pantalla entrando a la galería donde había metido los 30 archivos sobre mi nuevo trabajo de investigación. El ogro Norton. —Así que está de vuelta la acosadora estrella —se rió. —No, la cosa es que solo tengo curiosidad de con quién pasaré los próximos 365 días del año —dije y ella siguió riendo. Era muy muy desconfiada. —Te dejé la duda plantada, ¿a que sí? —me señaló con un gancho, antes de ponerlo en su cabello n***o azabache. —Bien tienes razón. Lo hiciste por ella —negó frustrada. Era también muy muy curiosa. —Pierdes el tiempo. Creo que ya te diste cuenta, en internet no hay ni una sola fotografía de su ex esposa, tampoco saben el motivo por el que es tan cerrado con su vida privada, los periodistas están igual de frustrados que tú por no tener las primicias, ni las últimas de su relación —levanté la vista de la fotografía y noticias que había hallado el mismo jefe antes de que mi internet fallara. ¿Eso explicaba por qué ninguna asistente duraba en la casa, su esposa o ex era demasiado celosa o algo así? —Algo me dice que acabas de anotarme en un trabajo donde mi jefe es semejante a una ostra, se ha divorciado y ni siquiera sé si voy a poder con él o sí pronto me va a echar de patitas a la calle —se sentó a mi lado. —Lo dudo, eres buena en todo lo que haces y de seguro vas a meterte a tu jefe en el bolsillo o mejor, en tu cama —la miré con reproche—. Bueno, bueno, pero déjame decirte que te estás metiendo demasiado en todo el rollo ese de stalkeo, no vaya a ser que termines enamorada de tu jefe —me reí, volviendo a la pantalla. Touchè. —No bajo ni a las calorías y ahora voy a bajarle el novio a alguien —me froté los ojos con frustración. Qué dolor de cabeza. —Estás cansada de ver esa pantalla, debería salir. ¿Segura de que no deseas ir con mi bombón y conmigo por ahí? Podríamos pasarla bien en la disco. Miré mi reloj. —¿Las 10:30 de la noche?, no inventes —dije y se calzó los tacones. El dormir me llamaba. —Apenas empieza la diversión allá. Deberías pasarla mejor, conocer personas salir más a menudo —dijo e hice una mueca. Ya conocí a la señora almohada y a los señores edredones, ¿para qué más? —Necesito dormir, empiezo turno a las 8 y sabes que el despertar antes de las 8:30 y yo, no nos llevamos bien. Se miró al espejo. —Sí, claro que lo sé, entonces me voy. Migue debe estar por llegar —se acercó a besar mis mejillas—. No me esperes despierta, descansa y un abrazo. Asentí, recogiendo mi cabello en un moño flojo. No salí de mi cuarto y escuché la puerta de la casa cerrarse con llave, volví a ver la pantalla y clickear en las fotografías. Si podía sacar diferencias de ellas de las treinta, en total las catorce últimas era donde lucía más triste o incluso amargado miré la fecha donde fueron subidas y todas eran justo después de que se divorciara el 6 de agosto de 2018. Habían pasado 2 años y desde entonces, lo amargo del divorcio se le había quedado. No solo eso, según internet y los artículos que había bajado en mi computadora, tenía 35 años y tenía una muy mala fama de ser un ogro amargado, severo y muy estricto con su trabajo y su vida personal. Corrí al cuarto de mi amiga por su computadora y volví al mío, entrando entre las mantas y escuchando que algunos truenos retumban las lejanías. Muy valiente Estela, salir con ese clima a trasnochar su comienzo de vacaciones. Busqué en YouTube por su nombre y me salió un reportaje de un noticiero televisivo. Lo reproduje. "En otras noticias, se acaba de confirmar el divorcio entre el empresario Harvey Norton y su esposa Sofía. Ninguno de los dos ha dado su declaración de lo que pudo haber ocurrido. Según fuentes cercanas, la pareja tenía muchos problemas seguramente porque no podía darle hijos. Otros periódicos amarillistas es tan seguros de que se trata de un caso de maltrato físico por parte de su esposo ya que tiene fama de tener mal carácter Seguiremos informando". En la pantalla se podía ver a la periodista hablando con voz impersonal y sólo una fotografía de mi jefe en la esquina. ¿Por qué tanto misterio con ella? Ni una sola fotografía, video ni nada que hiciera saber de la tal Sofía Yegres y qué había sido de ella. Desde que Estela me contó toda la historia, me había entrado la curiosidad. Luego del almuerzo, me senté a investigar. No paré ni siquiera en la cena, llevando mi computadora conmigo. Mi amiga me habló de un excelente video que había visto sobre lo fácil que era coser vestidos en casa, pero ni siquiera le presté atención. Cuándo encontraba algo que me quitaba el sueño, nadie me detenía investigarlo al derecho y al revés. Pero los ojos ya se me cerraban y en serio tenía que levantarme temprano. Lo apagué todo y dejé ambas computadoras en el escritorio, levantándome a lavar mis dientes. Estaba emocionada porque de nuevo tendría un empleo, pero no deja de ser amedrentado cómo sería todo y qué tan difícil sería tener a ese hombre como nuevo jefe. Solo esperaba que no fuera como el viejo del local de comidas rápidas. *** Me tocaba presentarme en la oficina, entraba a las ocho, por lo que me levanté a las seis de la mañana para poder arreglarme. Me coloque una falda tubo negra con una camisilla blanca y un chaleco rojo mis tacones también eran del mismo color mi cabello Ya ves más lo dejé suelto con ondas abajo y mi maquillaje en tono muy natural. —A las 7:30 de la mañana —ya me encontraba en el bus, camino a la oficina. —Buenos días —dije a la recepcionista cuando llegué. —Tome su carné para que pueda subir por el elevador de los que trabajan aquí —dijo la mujer. Ya ni recordaba el nombre. —Gracias —dije con mi cara seria por como ella me miró. Volví a llamar al elevador como la primera vez, entré al que nadie se atrevía y ya sabía por quién era. —No pienso moverme de aquí —dije seria —Tampoco se lo he pedido —dijo él de igual manera. —Aquí tiene los documentos que me pidió —dije mientras se los pasaba. —¿Sabes que en el contrato hay una regla en donde usted no debe estar cerca de mí si no es llamada? —Dijo seriamente, haciendo que lo mirara. —Déjeme notificarle que los dos somos personas y tenemos derecho a estar en un mismo lugar, además, ¿qué debo hacer cuando esté cerca? —dije incrédula. —Esconderse como todo el mundo —dijo molesto. —Lo siento, señor, pero no soy todo el mundo —dije antes de bajarme y dejarlo con la palabra en la boca. —Buenos días —dije a la señora Paola. —¿Puedes venir? —dije antes de cerrar mi puerta. —¿Qué se te ofrece? —pude ver qué ella entraba con una libreta. —¿Qué tengo para hoy? —odiaba tener que responder con otra pregunta pero es que lo necesitaba saber. Ella me había dicho que necesitaba un entrenamiento para ser el asistente del distinguido señor Norton y para eso necesitaba esas dos semanas estar al corriente de mis responsabilidades para poder pasar la prueba. Estaba un poco nerviosa, sobre todo por el enfrentamiento en el ascensor, pero es que en verdad no podía quedarme callada con ese tipo, se me hace imposible ante tanta arrogancia de gratis. —A las diez tiene una reunión general con el señor De La Fontaine, después de eso solo debes seguir trabajando aquí, organizando unas carpetas para la junta directiva dentro de dos días. —Gracias —dije antes de que ella se retirara. No conocía ninguna compañera de piso, pero por ahora no me interesaba, ya que estaba realmente ocupada como para hacer amistades. Trabajé por dos horas, revisando correos y los errores de la persona que estuvo antes en este puesto ya que al parecer, había robado una alta suma de dinero. —Sara, tienes diez minutos para subir a la sala de reuniones —dijo Paola por el teléfono. —Gracias —hice que mi computadora se bloqueara y tomé mi Ipad (de la empresa, pero mía temporalmente) y subí a la oficina. La secretaria del ogro, Miss Pechugas, me dijo que me quitara los tacones, porque una vez más, él no estaba de humor. —Buenos días —dije cuando entré a la oficina y todo el mundo estaba colocándose de nuevo los zapatos. —Buenos días —dijeron a forma de coro. —Buenas —dijo una voz muy varonil que se ganó mi mirada en un solo segundo. Ahí se encontraba un chico de tez blanca, cabello n***o, ojos azules y labios rosados. Él continuó su camino sin esperar respuesta y se sentó a mi lado.. "¿Así que tú eres la mano derecha del ogro?", pensé. —Hola, eres nueva, ¿no? —dijo mirándome. —Sí, mi nombre es Sara Johnson —dije presentándome mientras tomaba su mano. —Lockheed Ajnabee —respondió. —¿Cómo? —dije, ya que de seguro no podría pronunciar bien su apellido. —Dime Lock —dijo, mientras mostraba una hermosa sonrisa. —De acuerdo —sonreí, pero mi sonrisa se borró al notar cómo el ogro entraba y todo volvía a ser un incómodo silencio. —Cómo saben, estamos por cerrar este año con unos buenos números, si no hubiera sido por el idiota que nos robó una gran cantidad de dinero, así que no me queda de otra que antes de entrar a las vacaciones navideñas, tengan que realizar un contrato de grandes números —dijo él, mientras nadie realmente prestaba atención. —Me toca viajar para Francia, en dónde se realizará el contrato y uno de ustedes me debe acompañar —al recibir esa noticia, todo el mundo puso mala cara. —Señor Norton, ¿por qué no lleva a su amigo el señor Ajnabee? –Dijo un chico con bastante agallas para hablar. —Él no puede viajar conmigo esta vez, por el simple hecho de que uno de las dos debe quedarse a cargo de la empresa —podía ver cómo comenzaba a enojarse en segundos. Todo el a excusarse para no irse de viaje, así que sólo quedamos yo y la otra chica, la cual no conocía. —Pues que vaya Anna, no sería la primera vez —pude ver cómo él mató con su mirada a la persona que hizo ese comentario. —Ella ya no forma nadie mi vida, y con ella es con la que menos quiero viajar, no quiero a idiotas participando de la junta tan importante como esta, además, la mayoría de ustedes no están calificados para esto, la única que está calificada aquí, es la señorita Sara Johnson —dijo él, haciendo que todos me miraran. ¿Qué no se supone que era la más incompetente de la empresa? ¿A qué viene todo esto? Definitivamente, algo me estaba oliendo muy mal.
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