Capítulo 35 Trabajare solo Ok, después de escuchar eso, me tomé un minuto para mirar a Reginaldo, estaba incrédulo ante sus palabras, pero… ahora que lo veo bien, él tampoco se ha cambiado la ropa y, aunque no tiene esa cara de cansancio extremo de los hombres en la sala de operaciones, también tiene los ojos rojos… Ahora, se me cae la cara, pero de vergüenza, fulminé a Marcus con la mirada por no decirme esto antes, obviamente ahora entiendo porque toda la gente pareciera estar llegando de la guerra, no obstante, en mi defensa, le exigí que no me despertara, pero no le dije que me dejara dormir tanto tiempo. “lamento haber sido duro con ustedes hace un momento, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que llegamos a Caracas, ya el asunto está resuelto por el momento, avisen a los i