Fred despertó con el corazón cubierto de dicha, pero consciente que en cuanto el deseo para Diana terminaba, todo volvía al silencio y el castigo del vacío.
Se colocó una camiseta luego de tomar un baño. Limpió la habitación, cambió las sábanas y juntó la ropa sucia para llevarla a la lavandería. Al volver se dedicó a repartir su hoja de vida para obtener trabajo en los diferentes lugares donde él creía que podría tener una oportunidad.
La inhibición se apartó de él.
Cuanto influye una dama en un hombre, sin saberlo puede convertirlo en un hombre honorable o hundirlo con facilidad en la miseria.
Las cosas entre ambos estaban más que claras, Fred no tenía nada que perder. De hecho, lo peor ya le había ocurrido.
Pasó esa tarde acomodando sus cosas, ordenando y escribiendo los númer
