Ese mismo día, Fred tuvo en manos su contrato de trabajo en el cual estipulaba ser representante legal de Diana Gutenberg. Leyó las cláusulas iniciales en voz baja, aunque lo estudiaba no podía analizar con claridad, su mente todavía se hundía en entre el asombro y el desconcierto.
Eliot estaba con él, ambos se encontraban en el despacho de la firma de abogados que usualmente tratan lo correspondiente para Diana. Eliot al haber terminado la carrera de leyes jurídicas y haberse especializado en actividad empresarial con proyección internacional y también tener conocimientos de derecho penalista comprendía muy bien el documento que Fred leía atentamente.
—Tómate tu tiempo, Fred. Si tienes alguna duda, pregúntame con confianza.
Fred suspiró, mostrándole una mirada de gratitud mientras
