Al día siguiente.
Grecia recibió a una estilista, la mujer preparaba la mezcla de color.
—¿Está lista, señorita?
Grecia asintió al ver el tinte de color oscuro.
«Egan, pronto estaré ante ti, sabré la verdad, si eres culpable o no, por favor, amor, espérame pronto, voy a enfrentarlos a todos, lucharé por tu amor», pensó.
Más tarde, cuando Grecia se miró al espejo, se quedó perpleja, observó la fotografía de su prima Catalina, se parecía muchísimo a ella, el cabello oscuro le hacía lucir un poco más grande que sus veinte años, y también le daba un toque de rudeza que le era desconocido, tenía unas lentillas de un color verde, lejos del color miel.
«Soy otra, una dispuesta a hacer pagar a otros, ¿así que tu gran amor es el dinero, Zafiro? Te dejaré sin nada. ¿Así que eres un auténtic
