Vino amargo

2149 Words
Después de lo que me dijo la señora del servicio no podía entender a qué se refería específicamente, tal vez hacía mención a lo malo que podía ser caer en manos del jefe Mateo, pero por qué tanto pánico con respecto a ese tema. ¿En el pasado le haría algo malo a alguna de sus secretarias? ¿Iba a ser yo la siguiente víctima? ¿Cómo podía evitar sentir deseo por un hombre tan ardiente? ¿Eran muchas las víctimas del doctor Mateo? ¿Me estaba metiendo en la boca del lobo sin saberlo? Muchas preguntas rondaban mi cabeza, solo esperaba la hora de salida para poderme ir a descansar y pensar mejor las cosas. Julio estaba muy ocupado ese día con su trabajo, así que me avisó que no podía recogerme, pero eso no me importaba mucho, estaba acostumbrada a utilizar el bus constantemente. A eso de las 6 de la tarde me paré en frente de la empresa a esperar a que pasara mi ruta, pude ver que el carro del jefe se acercó, con su mirada penetrante me observó de arriba abajo, después de eso me dijo: —¡Vamos! Te llevaré a tu casa, te advierto que no aceptó un no por respuesta, considéralo parte de tu trabajo. Sin pensarlo dos veces lo hice, al fin de cuentas, ¿qué de malo tiene que alguien de tu empresa quiera hacer las cosas un poco más sencillas para ti? Llevarme a casa no era algo del otro mundo, le hice mención de lo lejos que vivía, no quería que él perdiera mucho tiempo. Me sentía un poco apenada, pero parecía que nada de esto le importaba, yo solo miraba hacia el frente y trataba de no conversar. Después de pasar algunas cuadras me di cuenta de que la dirección hacia la que íbamos no era mi casa, empecé a mirar desesperadamente como para intentar recordar sí existía otra ruta que tuviera menos tráfico, pero la verdad es que ya nos estamos alejando muchísimo. —Perdón jefe, lo que pasa es que mi casa queda hacia el otro lado, ya nos pasamos del lugar por el que podemos voltear para llegar más rápido. No sé si tal vez estés equivocado o no conozcas mucho este sector, lo cual sería entendible, teniendo en cuenta cuál es tu situación económica y social —dije mientras seguía mirando hacia los lados. —Te dije que consideraras este momento como parte de tu trabajo —respondió sin dejar de mirar hacia el frente— hasta donde yo sé el jefe es el que da las órdenes querida Paulina. Como sé que estás un poco asustada, y la verdad no entiendo por qué, no sé si crees que soy un monstruo o una especie de asesino, te diré a dónde vamos. Quiero que me acompañes a mi apartamento para que veas algunos documentos que quiero que estudies, si quieres te puedo dar el día de mañana libre para que los leas o puedes ir a chequearlos a la oficina. El hecho es que me parece muy importante que los conozcas desde hoy mismo, quiero que estés tranquila, no te va a pasar nada malo o eso creo. —Jefe, con todo respeto, considero que a esta hora no es pertinente que vayamos a su apartamento, mi madre debe estar esperándome y si no llego en más o menos una hora se va a preocupar, no quiero que se angustie, es una señora de edad que ha pasado por situaciones muy difíciles. —Precisamente por eso, si quieres ser una excelente trabajadora puedes serlo y de paso ganarás más dinero y, por ende, tu madre estará mejor, pero para eso tienes que esforzarte querida. La vida no se basa solo en los horarios que hay que cumplir, a veces hay que dar más de uno mismo. Si tanto te preocupa te presto mi teléfono para que la llames y estés un poco más tranquila, pero por favor no empieces a poner problemas desde ahora, te aseguro que la pasarás muy bien trabajando conmigo. En ese momento una llamada le entró al teléfono, se puso su auricular y la contestó, yo mientras tanto aproveché para pensar qué era lo que estaba haciendo. ¿Cómo le iba a decir a mi novio Julio que iba con mi jefe a su apartamento para trabajar a esa hora? Eso nadie lo iba a creer, ni siquiera yo que lo estaba viviendo lo había entendido aún. De reojo lo miraba, su pantalón apretaba un poco sus muslos en la parte superior, se veía realmente bien. Me daba mucho miedo que no pudiera controlarme estando sola con él. A pesar de que estaba en una relación amorosa muy seria, antes fui muy libre en esa parte del amor s****l, de algún modo ese apuesto hombre me estaba recordando esos tiempos y yo no quería volver ahí. Mi meta era cambiar y ser una mujer de un solo hombre, tal y como la sociedad lo hacía en apariencia, necesitaba intentarlo para saber si esa era la verdadera felicidad, además Julio me hacía muy feliz. Llegamos al sur de Cali, las casas y edificios que había en ese lugar eran realmente hermosas, casi nunca yo podía pasar por allí, pues no tenía nada que hacer en un lugar tan caro. Luego, entramos a un conjunto muy elegante, allí lo saludó un vigilante mientras entrábamos en el carro. Yo no podía dejar de observar todo a mi alrededor, las finas baldosas, la piscina, todos los vehículos que allí se encontraban y lo limpio que se veía todo. Subimos en el ascensor hasta el doceavo piso, por medio del espejo nos mirábamos el uno al otro, siempre guardando silencio, pero con mil cosas por decir que no se manifestaban para no volver el momento más incómodo. Al entrar a su apartamento me sorprendió el hecho de que viviera solo, pensé que iba a encontrarme tal vez con su madre o una esposa esperándolo con la cera caliente. Contrario a eso, había puros cuadros en la pared de artistas famosos y algunas fotos suyas, pero nada más. Se sentía un ambiente muy frío, el cual indicaba que nadie permanecía en ese lugar. Había cámaras de seguridad en varios lugares, se veía que era un hombre muy precavido. Me invitó a tomar asiento y se fue a un minibar que tenía para sacar algo de vino y unas copas. —Quiero que brindemos porque eres mi nueva secretaria —dijo mientras servía finamente ese vino tinto. —Muchas gracias jefe —respondí emotivamente— te has portado muy bien conmigo desde que nos conocimos y eso realmente me honra. Lo único que quiero es servir en tu empresa y poder demostrarte todas mis capacidades, quiero hacer un buen trabajo, por eso te invito a que me muestres los documentos que quieres que conozca para irme familiarizando con ellos de una vez por todas. —Claro que te los entregaré querida Paulina, pero cuando te vayas a ir a casa para que lo revises mañana preferiblemente en la oficina. Mientras tanto quiero que bebas está delicia, estoy seguro que jamás en tu vida habías probado algo así. —En eso tienes razón jefe, y realmente está delicioso, aunque un poco amargo. Si no vamos a discutir quisiera saber de qué quieres que hablemos. Recuerda que no puedo quedarme mucho tiempo. —Eres una mujer muy ansiosa, ¡tranquilízate! Solo quería conocerte un poco más, tu cara me encanta. Antes de que yo pudiera responder algo sonó su teléfono, eso fue muy oportuno para mí porque no sabía qué decir. No iba a darle a conocer que también me encantaba, además, no quería que eso se notara, podía dejarme en desventaja. El orgullo no me dejaba ceder, no quería que las cosas pasaran tal y como él las tenía presupuestadas, era realmente abrumante que tuviera razón. Por lo que pude escuchar estaba discutiendo con una mujer, él hacía mención al hecho de que era mejor que se vieran después, ya que estaba muy ocupado con su trabajo. Cuando le colgaron se notó que estaba muy desesperado, empezó a mirar por las ventanas y su piel empezó a sudar. —Mi esposa viene por el ascensor, necesito que me sigas la corriente, recuerda que soy tu jefe —exclamó muy desesperado. A los pocos minutos tocaron la puerta, mi jefe abrió rápidamente, allí estaba parada una mujer, a mi parecer con una belleza muy profunda. Sus ojos eran azules como el mar, su piel era blanca y sin tocarla estaba segura de que era suave, tenía más edad que yo. aproximadamente 30 o 35 años, la edad perfecta para ser la esposa del jefe. En cuanto me vio empezó a repararme, me miró de arriba abajo mientras le dijo: —No me digas que esta es tu nueva víctima Mateo, quiero saber qué estás haciendo aquí con ella cuando te dije que teníamos una reunión con mis padres. Es el colmo que utilices este apartamento para tus encuentros descarados con mujeres de la calle, quiero que nos vayamos inmediatamente antes de que esta señorita y yo tengamos problemas. —No se preocupe señora —dije para defenderme— en primer lugar, no soy una mujer de la calle como acaba de decirme, soy su nueva secretaria. Si estamos aquí es porque me dijo que necesitaba hablar conmigo unas cosas del trabajo, yo lo respeto y le obedezco, así que aquí estoy. El vino fue simplemente algo que me ofreció para hacer el momento un poco más ameno, no quiero que tenga una mala impresión sobre mí y mucho menos problemas. Ya debo irme a mi casa y espero que comprenda que no fue mi intención que se molestara. Mi jefe empezó a agradecerme por haberlo acompañado hasta el apartamento, me entregó una carpeta con los papeles y me dijo que me esperaba en la oficina a las 8 de la mañana. También me pidió perdón por el malentendido con su esposa, no pensó que eso fuera a ocurrir. Bajamos los tres por el ascensor, ese silencio era realmente incómodo, en su rostro se veía que estaba totalmente malhumorada. —Mucho gusto, mi nombre es Paulina —dije mientras estiraba la mano. —Yo me llamo Rosa —respondió apretando mi mano— llevo casada con este hombre 6 años, ha sido difícil pero aquí estamos, espero que no tengamos problemas jovencita. —Por supuesto que no, yo misma me encargaré de no ser una piedra en el zapato para ustedes, esa nunca ha sido mi intención. Incluso mi jefe sabe que tengo novio y que estamos muy enamorados, su nombre es Julio y trabaja como taxista. Esto parece que la dejó más tranquila, cuando salimos del ascensor mi jefe se adelantó para ir por el vehículo, me dijo que me iba a dejar cerca de mi casa y luego se iría con su esposa para la casa que ambos habitaban. Lo que me dio a entender que ese apartamento era solo para distraerse de vez en cuando. ¡Vaya lujo! Ya quisiera uno tener un lugar así para vivir todos los días y estos ricos solo lo utilizan en raras ocasiones. La mujer aprovechó que él no estaba y me dijo: —Perdóname si te traté mal, pero es que mi esposo no es nada sencillo, estar casada con un hombre como él es realmente complicado. Pareces una muchacha de bien, así que no quiero que algo malo te pase. Con eso no quiero decirte que él sea peligroso, si le preguntas a sus empleados todos te dirán que les ha ido muy bien en el trato y en lo laboral, pero me parece que llamaste su atención y eso realmente me preocupa. Ni siquiera quiero pasar más tiempo contigo querida Paulina, así que toma este dinero y vete en ese taxi que está a punto de salir del conjunto. Mañana puedes ir a trabajar tranquila, pero recuerda siempre: “el deseo será tu perdición” te lo advierto y piénsame cuando mires su rostro seductor. Le hice caso a aquella mujer, ni siquiera esperé para despedirme del jefe, me fui corriendo hasta el taxi y le dije que me llevara a mi casa. No podía dejar de pensar mientras estaba allí adentro del vehículo por qué ya dos personas me habían dicho lo mismo con respecto al deseo. Realmente esto se estaba convirtiendo en un misterio para mí. Tenía veinte llamadas perdidas de Julio, ni siquiera pude avisarle a mi madre que me iba a tardar un poco, todo pasó tan rápido que lo olvidé. Sabía que al llegar a casa tendría que dar muchas explicaciones, ya estaba preparándome para mentir, aunque me era muy difícil hacerlo porque mi mente solo tenía presente al jefe Mateo, ese hombre era un misterio que yo tenía que descifrar.
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