El regreso a casa. 2

4651 Words
El auto de Adele entró a la propiedad sabiendo previamente que su hija ya estaba ahí, ella nunca quiso tener un chofer que la llevara a todos lados porque lo veía innecesario, pero su jardín si tenía quienes le ayudarán a cuidarlo, la mujer llevaba compañía, su sobrina política Erika Olson se estaba quedando con ellos desde el mes de febrero por un curso universitario que estaba realizando y como no la quería dejar sola en casa decidió llevársela a su consulta médica para no aburrirse en el tiempo de espera. El aire estaba lleno de un olor delicioso cuando Adele entro a casa, eso dejaba notar que su casa ya estaba ocupada por su hija y sintió un revoloteo en el estómago pensando en que finalmente iba a poder abrazar a su hija diariamente pues ya no había motivo por el que se fuera de nuevo. – ¡CARIÑO! – gritó Adele apenas entrar a la cocina. – Hola mamá. – dejó el tazón de la ensalada sobre la isla de la cocina antes de recibirla con los brazos abiertos. – ¡Mi amor, que gusto me da que ya estés de vuelta! – la apretó mucho antes de comenzar una lluvia de besos – ¡Perdóname por no haber ido a buscarte, tenía una cita médica que no podía cambiar de fecha y eso me impidió ir! – se disculpó mucho sin dejar de besarla. – No hay problema mamá y no hubiera sido justo que cancelaras tu cita médica solo por ir a traerme, yo podía venirme en Uber. – sus ojos enfocaron a Erika que entró a la cocina. – Así que has vuelto de tus estudios ¿Cuándo te vas de nuevo? – pregunto mientras veía todo lo que su prima había preparado. – Mi niña no se volverá air de esta casa, ya es una mujer graduada de la universidad, licenciada en gestión de negocios digitales y con un master en activos digitales. – Adele era una mujer que estaba orgullosa de todos sus hijos. – Eso es bueno. – la cara que hizo Erika no fue nada discreta. – Hay que ir a comer antes que se enfrié lo que he preparado, espero que te guste. – Victoria ni le prestó atención porque sabía cómo era su prima. – ¿Cómo llegaste cariño? – preguntó mientras dejaba la cartera aun lado. – Un socio de papá mandó a sus hombres a buscarme al aeropuerto y me trajeron hasta la casa, pero cuando iba entrando me encontré con una Karen. – Victoria bajo los platos como pudo porque siempre estaban en lo alto. – Que alivio, Patrick me dijo que no sabía si te iban a esperar por el retraso que tuvo el vuelo... – Adele comenzó a servir mientras su sobrina solo observaba – Y ya se de quien me estás hablando, la vecina de unas casas más arriba en el otro lado de la calle, esa mujer es metiche a más no poder y se la pasa metiéndose en lo que no le importa siempre. – parecía cansada de estar lidiando con aquella mujer. – Bueno, me llamo a la policía después de que no le quise decir quién era yo... – vio a su madre encenderse como un bombillo – Pero gracias a ella me encontré con Rodrigo, ya es policía y anda patrullando las calles con un compañero. – dijo para calmar su enojo. – La próxima vez que vuelva a pedirme algo la voy a agarrar como hija de crianza por andarse metiendo con mi hija. – dejo el primer plato sobre la barra. – Iré a arreglar la mesa de la terraza, hace un lindo día. – Victoria se rio. – Erika ve a ordenar la mesa de la terraza, no estás haciendo nada sentada en la mesa y mandando mensajes. – pidió Adele cansada de ver que su sobrina casi nunca hacía nada en casa. – Si, la pobre licenciada debe estar cansada de su largo vuelo. – respondió Erika con soberbia. – Le hubieses dicho que se quedara a comer con nosotras, hace mucho que no veo a ese muchacho. – comentó una vez estuvieron solas. – Estaba trabajando y andaba con un compañero, no podía decirle que se quedara y aunque hubiese andado solo, la mujer estaba en la acera echando chisme. – se rio antes de ir por una botella con jugo. – Esa vieja me las va a pagar, llamarle la policía a mi hija y es bien estúpido que lo haya hecho viendo que habías entrado a la casa con el código... – rodó los ojos aun molesta por aquella acción – Anoche llamó a la policía y formó un escándalo solo porque la vecina de al lado sacó a pasear su caniche, el pobre perrito se espantó con ella y ladro, pero dijo que la había mordido. – se molestó mucho más. – Espero que no se vuelva a cruzar en mi camino, seria incomodo tener que escuchar sus prejuicios. – Victoria se soltó el cabello, se lo ato para poder cocinar tranquila. – Si se te llega a cruzar me avisas, yo la voy a poner en su lugar... – se acercó a su hija – Pasó dos semanas acosando a Christian, se aprendió sus horarios de llegada y siempre estaba esperándolo con un pedazo de cualquier cosa, tu padre tuvo que estarlo trayendo para que dejara de estarlo molestando y yo hable con ella, le puse límites porque, así como es capaz me lo acusa de daño en su contra. – la vio arrugar la nariz con disgusto. – Que vieja más retorcida, no te preocupes porque yo se cuidarme por mi cuenta de ese tipo de mujeres, en el edificio había una. – vieron a Erika entrar después de haber arreglado la mesa de la terraza. – Que alegría me da que finalmente estés de vuelta en casa, sé que no volverás a irte y quiero que mañana vayamos al centro comercial, tenemos que tener un día de chicas. – le tomo las mejillas para darle otro beso. – Seria bueno ir a un spa, aunque estaba pensando comenzar a enviar solicitudes de empleo. – tomó los dos platos para llevarlos afuera. – Hija, no tienes necesidad de enviar solicitudes, has estado ocupada en tus estudios, muy concentrada en tus cosas, tu padre y yo estábamos pensando en que podrías tomarte un año de vacaciones. – Adele fue tras ella llevando lo que faltaba. – ¿Por qué? – Victoria se sintió muy extrañada con esas palabras. – Sabes que a todos tus hermanos les dimos un año de vacaciones después de que terminaron la universidad. – corrió la silla para sentarse. – Yo se eso, a todos los han privilegiado con ese regalo, aunque Christian solo se tomó seis meses antes de volver y entrar de lleno al trabajo. – estaba hablando con su madre en la plena confianza de estar en su casa. – Como siempre la gente privilegiada quejándose de lo que tienen. – Erika rodo los ojos. – No me estoy quejando de nada, solo soy de la opinión de que entre más rápido haga mi camino, mejor me irá en la vida. – Victoria no le dio mucha importancia a su actitud porque ella siempre era así, molesta con quienes tenían más que ella. – Cuando venga tu padre podemos hablar de eso, ahora que está haciendo negocios con un hombre italiano quizás pueda conseguirte un Airbnb muy bueno, unas vacaciones bien merecidas en Sicilia... – acaricio la mejilla de su hija – Se que has estado pasando por mucho en este último año, no me has querido contar que te aqueja tanto y aunque no quiero que te vayas de casa, si considero que te mereces unas vacaciones. – como madre sabía que Victoria estaba mal emocionalmente. – Si fueran vacaciones familiares te diría que sí, pero yo sola no me animo a ir a otro continente. – bajo la cabeza un poco avergonzada. – Bueno, yo me ofrezco como acompañante, también me merezco unas vacaciones. – Erika tomo el tenedor para comenzar a comer. – Comenzaré a buscar trabajo a partir de la próxima semana. – la respuesta de Victoria fue contundente. Adele se contuvo la risa porque la auto invitación que su sobrina se hizo no funcionó, siempre había pensado que su hija tenía el don para el rechazo sutil y siempre tenía una excusa para las presiones agobiantes de algunos vendedores de la playa o de cualquier otro lugar, tomo el tenedor y comenzó a comer llevando el rumbo de la conversación a uno más trivial, si ya se había instalado en su cuarto o si necesitaba ir a hacer compras, Victoria lo único que necesitaba era dormir por toda la tarde porque estaba cansada del vuelo, del bullicio, el tiempo de preocupación porque Dylan regresara a hacerle daño de alguna manera, todo eso tenía a su mente envuelta en un desastre tumultuoso del que quería escapar sumergiéndose en el mundo de los sueños donde no era consciente de nada. Al final del almuerzo fue mamá quien se levantó para llevar los trastos al lavabo mientras dejaba que su hija disfrutará del calor playero que estaba haciendo, el abanico de techo brindaba el aire suficiente para que pudiera cerrar los ojos e imaginarse de vacaciones en la casa de su mayor seguridad, ignoro a Erika que solo estaba en su celular texteando, los mensajes iban y venía con sus tintineos característicos, pero que poco a poco se fueron volviendo cada vez más lejanos en los oídos de Victoria y es que se estaba quedando dormida, eso hasta que Erika decidió abrir su boca. – ¿Que paso entre tu y Dylan? – preguntó aun cuando la había visto comenzar a dormitar. – Fuimos pareja y ya no por diferencias de pensamiento. – abrió los ojos para ver fijamente la mesa. – Que mentirosa eres, Dylan me ha contado que le pegaste los cuernos con todos tus compañeros de universidad. – eso hizo que Victoria fijará sus ojos marrones en ella. – Bien dicen que el león juzga por su condición... – sonrió de lado antes de volver a cerrar los ojos – Jamás le fui infiel, él sí, dos veces con chicas diferentes en su universidad y cuando regresamos para comprometernos lo hizo una tercera vez con una mujer de recursos humanos. – pasó las manos por su cabello para arreglarlo. – No te creo una palabra... – se removió en la silla con disgusto – Pienso que solo estás celosa porque él te dejó y ha tenido mucho éxito trabajando, es un hombre muy bueno y amoroso. – Erika lo defendió con algo de ferocidad. – ¿Celosa de qué? – tiro la cabeza hacia atrás mientras sonreía – Tengo todo lo que siempre quise y no gracias a él, mi esfuerzo y dedicación al estudio me dieron un máster, espero tener trabajo dentro de poco y el que siga viviendo su vida lejos de la mía, que me siga pintando como la mala de su cuento. – escucho el ligero sonido de cuando la grabación de un audio terminaba. – Ese supuesto último engaño es una mentira porque el llevaba más de dos meses conmigo. – tras sus palabras se cubrió la boca fingiendo haber dicho algo que no debía. – Que bueno por ti. – Victoria era inteligente y entendió aquella indirecta. – ¿Dónde vas? – pregunto un poco confundida de verla levantarse de la silla. – Puedo hacer algo mejor que escuchar tus intentos por molestarme con algo como eso, ya sabía que estabas teniendo una relación con Dylan mientras estaba comprometida con él, tú fuiste la causa principal por la que le arroje el mismo anillo que llevas en tu dedo anular izquierdo. – dijo mientras seguía su camino hacia adentro de la casa. – ¿Quieres algo amor? – pregunto Adele al verla llegar a la cocina. – Un poco de agua solamente y pensaba ayudarte, pero veo que ya es lo último que estas lavando. – tomó uno de los vasos para servirse agua. – Si, he terminado ya, deberías ir a descansar un poco, dormir un buen rato para que descanses y recuperar fuerzas de un largo viaje. – puso la última copa sobre el escurridero. – Te tomare la palabra solo porque Erika ha conseguido enojarme. – susurro antes de terminarse el agua. – ¿Que paso? – pregunto acercándose a ella – No sé si me esté imaginando cosas, pero cuando comenzó este año vi que tomó actitudes raras con Dylan, mucha cercanía inapropiada. – Adele era una mujer muy discreta para hablar. – No estás imaginando cosas, me acaba de confirmar que estaba saliendo con él cuando estábamos en tiempo de reconciliación y por eso me tarde más tiempo en volver, es molesto imaginar que mi propia prima fue capaz de traicionarme. – Victoria le confesó algo a su madre para dejarla tranquila. – ¿Por qué no me sorprende? Esta muchachita ha sido un verdadero dolor de cabeza desde que vino y estoy ansiosa que tu padre la saqué de la casa, es una molestia para mí y no encuentro como decírselo. – Adele se sintió liberada de poder expresar sus pensamientos a alguien que la iba a escuchar sin juzgarla. – Papá te escucharía más a ti que a mi si le pidieras que la saque. – Victoria se rio porque su madre era un pan de dulce. – Yo sé, pero me da mucha pena que su hermano se enoje con él por sacarla. – vio como la mujer entró. – Hablaré con papá y le contaré lo que paso, le debo una explicación por tardarme tanto en regresar. – se levantó un poco de puntas para poder besar a su madre en la mejilla. – Ve a dormir mi muñequita. – la mujer también le dio un beso. Victoria sonrió con diversión mientras se encaminaba hacia la sala y después a las gradas que subían a la segunda planta donde se encontraba su cuarto, de toda la familia era la única que era bajita, su hermana era tan alta como su madre y sus hermanos tan altos como su padre, pero ella heredó la mala genética de su abuela materna que era una mujer rechonchita y muy bajita, la amaba con el alma, pero no le gustaba mucho tener su altura ni su complexión. Entró a su cuarto y se acostó en la cama no sin antes haber cerrado la puerta, no le puso seguro porque sabía que en casa de sus padres no se ponía pues esa era una de sus reglas cuando ella era adolescente, de un salto se lanzó a la cama rebotando en el colchón mientras se reía divertida por el momento. Se quedó observando el techo de su cuarto mientras pensaba en si sería un error no contarle a su familia sobre el compromiso que tuvo con Dylan así como los tratos que recibió cuando eran pareja, quizás de esa forma se ahorraría los malos momentos que viviría sabiendo que Dylan estaba saliendo con su prima y que por ella estaba llegando a la casa, con el historial de acoso que tenía no dudaba que iba a seguir molestándola, al menos hablar con Adele sobre eso fue algo liberador en parte pues no era la única que resentía a Erika porque era una mala persona en toda su expresión. Sin darse cuenta se quedó profundamente dormida, sus brazos estirados y los pies salientes de la cama porque todavía no se había quitado las botas, su madre entró al cuarto para ver cómo estaba después de haber dado unos golpecitos a la madera y en mucho silencio entro para quitarle los zapatos junto a sus calcetines de alguna serie de Anime que le gustara en ese momento, fue ella quien la indujo a ese mundo, pero estaba tan desactualizada que no reconoció al personaje. Entre sueños Victoria comenzó a sentir caricias sobre su cabeza, seguía sintiéndose cansada y no quería despertar, pero aquellas caricias se estaban volviendo demasiado molestas como para ignorarlas y eso la fue llevando a despertar completamente, se dio la vuelta quedando boca arriba mientras trataba de luchar por despertar completamente y sintió una presión en los labios provocando que abriera los ojos enfocando primordialmente una cabellera marrón claro, de inmediato empujó a quien estaba sobre ella, giró hacia el otro lado de la cama mientras Dylan intentaba agarrarla del brazo para que no se pudiera alejar de él. – ¿Qué haces en mi cuarto? – preguntó Victoria con voz molesta. – Me enteré de que habías regresado y vine a verte, es obvio que haya querido venir a ver a la mujer más guapa de mi vida. – dijo Dylan como si ellos todavía tuvieran una relación. – Te dije que no quería volver a verte y que me hayas besado es una gran falta de respeto. – se limpió los labios y vio que la puerta del cuarto estaba cerrada. – Yo no le veo el problema, eres mi mujer y puedo besarte cuando se me dé la gana. – se mantuvo sentado en la cama mientras Victoria avanzaba hacia la puerta. – ¿Tu mujer? – alzó una ceja – Tu mujer está abajo, yo no soy Erika y nosotros terminamos hace muchos meses atrás, yo no soy más tu mujer. – abrió la puerta rápidamente cuando lo vio levantarse. – ¿Dónde vas? – Dylan la persiguió y la logró detener – ¿Crees que las cosas son así de fáciles? – la pegó con fuerza a la pared – ¡Tu no vas a dejar de ser mía solo porque a ti se te da la gana, a mí no me vas a dejar tan fácilmente solo porque quieres andar de prostituta por el mundo y si yo digo que me des un beso, tu solo preguntas si es apasionado o solo un piquito! ¿Te quedo claro? – la movió y la pego con más fuerza en contra de la pared. – ¡No! – Victoria lo empujo con fuerza – ¡Estas loco si piensas que me voy a seguir sometiendo a tus estupideces y no te atrevas a pegarme porque voy a gritar! – le amenazó cuando él levantó la mano. – ¡Ay, Victoria! – se rio de forma ronca bajando la mano – Te sientes muy valiente porque estas en tu casa, pero no olvides eso, afuera no eres nadie sin mí, no eres más que un pedazo de carne con patas que solo sirve para pasar el tiempo ¿Qué hombre va a quererte cuando eres tan fea? Piensa bien en lo que te conviene para tu futuro. – le quiso acariciar la mejilla. – Vuelves a acercarte a mí y le voy a contar a mi padre todo lo que me has estado haciendo durante estos años. – se alejó del hombre. – ¿Quién va a creerte? Tengo a tu padre en la palma de mi mano porque soy uno de sus mejores empleados. – dijo con burla y soberbia. – No creas que eres la gran cosa, por sobre mí no estás tú y si yo le digo a mi padre que te despida para que me de tu puesto, él lo hará y sin preguntar. – la cachetada que recibió ocurrió tan rápido que no pudo esquivarla. – ¡A mí no me vas a andar amenazando gorda! – la agarró del cabello. – ¡Suéltame! – Victoria lo empujo con todas sus fuerzas lanzándolo hacia la pared contraria del pasillo y bajó corriendo las gradas – ¡PAPÁ! – grito más duro corriendo hacia el hombre y saltando a sus brazos. – ¡Mi amor! – el hombre la pescó en el aire y giró con ella en sus brazos – ¡Que gusto me da verte de nuevo! – la bajo porque a su edad y con una lesión por el ciático no le permitió tenerla mucho en sus brazos. – A mí también me da mucho gusto verte de nuevo, fueron cuatro meses muy largos. – sonrió mientras lo veía a los ojos y lo vio soltar una carcajada. – De ahora en adelante no vas a volver a salir de esta casa, no te voy a perder de nuevo. – la abrazó con fuerza e hizo que su espalda crujiera. – ¿Qué andabas haciendo ahí arriba? – preguntó Elliot al ver bajar a Dylan. – Quería ser el primero en saludarla. – dijo como si nada. – Mi amor ¿Quieres unos bocaditos? – Erika llegó llevando una bandeja en las manos. – ¿Mi amor? – Patrick perdió la sonrisa completamente – ¿Como que mi amor? ¿En qué momento tú te empataste con la prima de mi hija? – vio con severidad a su sobrina. – ¿Victoria no te contó? – Dylan sonrió como si nada – Rompimos hace un tiempo y quedamos como amigos, ella nos dio su bendición porque quedamos como grandes amigos. – pasó la mano por los hombros de ella. – Amigos no somos... – Victoria le apartó el brazo – Que no me interese lo hagas con tu vida es otra cosa y tampoco es que me importe mucho que salgas con Erika o con cualquier otra. – movió su mano con desinterés antes de extender los brazos hacia su hermano Elliot. – Te dije que no tenías que preocuparte por ella, es una mujer muy madura y responsable. – dijo el hombre antes de llenar con besos las mejillas de su hermana. – ¡¿Dónde está mi hermanita consentida?! – dijo Christian abriendo la puerta de la entrada de golpe. – ¡Aquí estoy! – Victoria levantó sus brazos antes de correr hacia él y saltar como lo hizo con su padre. – Que felicidad de volver a tenerte en casa después de estar cuatro meses sin saber mucho de ti, hay tanto que quiero que veas que no te voy a dejar ir de esta casa ni loco. – Christian tenía a su hermana como su mejor amiga y la amaba con locura porque era su hermanita. – Tu y papá queriendo apresarme en casa y mamá ofreciéndome unas vacaciones por Sicilia. – se rio mientras colgaba la cabeza hacia atrás. – Cachetona, ya terminaste la universidad y sabes que a todos nos han dado ese año de vacaciones. – Elliot le dio un beso en la frente. – Yo no me quiero ir de vacaciones, quiero comenzar a trabajar, tener mi propio apartamento y mis cositas. – Victoria quería independencia porque le tomó gusto a eso de vivir en su propio espacio. – ¿Quiere un apartamento? – Patrick se acercó – ¿Dónde quieres que te lo compre? Si te gusta alguno de los que tengo en renta solo dime, hay cuatro a los que les puedo negar el contrato de renovación si te gusta alguno. – a esa edad estaba malcriando a sus hijos, les estaba dando muchos lujos a pesar de que los podían conseguir por su cuenta. – Ustedes me están malcriando mucho. – se bajó de los brazos de su hermano mayor. – Si es que te lo mereces por haber cumplido ese gran logro de graduarte de la universidad y sobre todo llevas un master encima. – los tres hombres la rodearon y la apretaron en transmisión de su amor. Lo que tenían todos los hombres de esa familia es que eran muy físicos, demostraban cualquier emoción con besos, abrazos y caricias, todo dependiendo de la situación y la persona con la que estaban, Victoria recibió todo aquel afecto enfrente de Dylan que solo pudo luchar por no hacer mala cara ante toda aquella demostración de amor hacia el objeto de su mayor obsesión, la puerta de la entrada se volvió a abrir y una mujer muy guapa de cabello color caramelo entró a la casa llevando una caja grande en las manos, los cristales de sus lentes destellaron con las luces de la casa y apenas ambas se vieron sonrieron. – ¡Sasha! – Victoria exclamó con una voz aguda. – ¡Victoria! – la mujer se emocionó mucho de verla, se vio en su rostro. – Deja te ayudo con eso para que se puedan abrazar. – Christian le tomo la caja que llevaba en los brazos. Las dos se abrazaron y comenzaron a saltar entre gritos emocionados que llenaron la casa, se repartieron besos y abrazos mucho más apretados que antes, Sasha Brown era la asistente personal de Christian en la empresa y eran amigos desde que estaban en la universidad, era una mujer muy guapa a los ojos de Victoria, sobre todo le encantaba su cabello lacio color caramelo que hacía una bonita combinación con sus ojos oscuros detrás de sus lentes que tenían forma de gatitos, todos en la casa sabían que ella y Christian tenían sentimientos amorosos entre sí, Elliot incluso aseguraba que ellos dos tenían una relación secreta y solo les hacía falta confianza para confesarla. – ¡Cuanto amor hay en esta casa! – dijo Adele saliendo de la cocina en compañía de Olenka, la madre de Dylan y ambas llevaban bocadillos – ¿Como dormiste mi amor? – fue a dejar la bandeja a la mesita de la sala. – Dormí muy bien, me siento más descansada y más animada. – vio como su prima se aferraba al brazo de Dylan. – Que bueno que ya estés en Miami Victoria... – comentó Olenka mientras sonreía – Tu madre no había dejado de hablar de tu llegada desde que le pusiste fecha fija, pero me sorprende verte, ganaste unas cuantas libras desde la última vez que nos vimos. – le extendió un plato a su hijo. – Ahora que ya ha vuelto sería bueno que nos vayamos a inscribir al gimnasio, cuida lo que consumes prima. – Erika sonrió mientras abrazaba a la mujer. – Yo no tengo complejo con mi peso ni con la forma en que me veo, pero gracias por tus consejos. – tomo unos cuantos bocadillos de atún. – Tú te cuidas mucho ¿Verdad? – Sasha sonrió mientras veía a Erika. – Claro, yo cuido mucho mi figura porque me gusta mantenerme hermosa para quienes admiran mi belleza... – volteo a ver a Dylan – No me gusta andar comiendo cualquier cosa llena de grasa o azúcar. – aseguro de forma orgullosa. – Te dije que era buena idea traer una ensalada para Erika, sin aderezos ni nada de grasas, no iba a comer tacos como nosotros. – Elliot le dio una palmadita en el hombro a su padre. – Es una pena que no comas azúcar, traje para Victoria un enorme pastel de chocolate con fresas y es algo muy dulce, pero es buena noticia para ti porque te va a quedar pastel para mañana. – Sasha se rio mientras abrazaba a Victoria. – Le daré una gelatina como postre, por eso no hay problema. – hasta Adele se unió al momento de fastidiar a su sobrina. Victoria se sintió más que apoyada con aquellas palabras que su amiga y madre le dieron a su prima que solo estaba buscando molestar, se quedaron en la sala comiendo bocaditos de todo tipo mientras conversaban de muchas cosas y aunque Dylan no tuvo mejor idea que hacer que ponerse cariñoso con Erika, el plan no le funcionó porque Victoria ni dirigió su mirada hacia ellos. Estaban esperando a que Judith llegara a casa porque sus horarios de trabajo como gerente en un hotel era bastante variable, también esperaban a que Armin y Valeria llegaban, padre y hermana de Dylan que continuaban ocupados en sus trabajos.
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