Capitulo Cinco

1071 Words
― Colton, he reunido a todos y podemos verte por video conferencia  ― anuncia el ruso. ― Recibí tu mensaje, ¿Qué sucede? ¿Por qué tanta urgencia?   ― Lamento tanta alarma, pero sabes que no te hubiera contactado de no ser sumamente importante ― acomoda sus anteojos ― Creo que tenemos problemas, está relacionado con las desapariciones en Latinoamérica, están incrementando a gran escala y me temo que todas son metahumanas pero eso no es todo ― habla mientras los ojos de Misael van a Liesse quien observa al británico concentrada. ― Encontré una gran cantidad de ingresos monetarios de todo tipo en una fábrica de papel en Tailandia, más precisamente en Kanchanaburi y por lo que los registros aéreos muestran hay un gran movimiento allí, definitivamente algo está pasando.   ― Comprendo ― asiente algo dubitativo el ruso.   ― Tenemos que ir, si está sucediendo algo allí debemos ponerle un alto antes de que sea demasiado tarde para todos nosotros ― agrega Luke.   ― Esos cabrones del culo podrían tener prisioneros ― Carlos intercede en la conversación ― No podemos hacer la vista gorda Petrov.   ― Lo sé ― susurra ― Es solo que deseaba tanto acabar con esto.   ― También yo ― Jamie suspira ― Yo no voy a participar a menos que sea sumamente necesario, yo no tengo otra misión que no sea cuidar de Daia y tú deberías hacer lo mismo ― suelta lo último observando a Darel.   ― Y por ello mismo es que voy a ir, también la protejo de este modo ― responde sabiendo que lo que acaba de decir costara una larga y cansada discusión.   ― Tendremos que tener transporte y demás, estar preparados.  ― Ismat asiente.   ― Hablaré con mi padre, estoy segura de que nos dará armamento si le hablamos de la situación a detalle. ― Liesse sonríe.   ― Iré contigo, quiero estar enterado de todo si voy a suplantar a tu padre en algún momento. ― Luke truena sus dedos.   ― Les enviaré las coordenadas en unos minutos ― Colton desaparece de la pantalla dejando a todos con cierta incertidumbre.   ― Hablaré con Santiago y Kostya, espero tengan algo de información ― Caín sale del salón.   El móvil de la rubia suena con una particular melodía infantil que le deja saber que Bastian es quien llama –aunque el pequeño niño ya no sea tan pequeño-, apenas atiende su llamada puede escucharlo alterado balbuceando rápidamente cosas sin sentido sobre un hombre pájaro inconsciente en una de las principales costas de Filipinas; inmediatamente Carlos y la chica se lanzan al vuelo, el mexicano gira por el aire utilizando las corrientes de aire mientras festeja sus hazañas –pues no hay nada mejor para él que sentirse parte del mismo viento cuando vuela- sosteniendo a la alemana en su espalda.   ― Estamos llegando ― anuncia el muchacho tornando sus ojos cafés a blancos.   ― ¡Eres muy veloz! ― grita la chica aferrándose a su mejor amigo cuando este da algunas volteretas.   El chico oriundo de México ha podido terminar de perfeccionar sus habilidades para el vuelo luego de un tiempo de práctica, raspones y uno que otro hueso roto debido a grandes caídas pero su perseverancia y las gana de aprender más sobre lo que sus dones pueden hacer lo llevaron a convertirse prácticamente en un dios de su elemento; es por eso que aprovecha cualquier situación para lanzarse a las nubes y hacer alarde. Liesse observa la costa, puede sentir algunos murmullos lejanos propios de una mente semi inconsciente, señala con su dedo índice la posición y Carlos desciende con gracia y velocidad.   ― ¿Dónde está el hombre-pájaro? ― pregunta viendo al niño.   ― Allí, entre las rocas, no he podido sacarlo, es muy pesado ― señala.   ― Increíble ― susurra Liss.   ― Asopotamadre, ¡El chupacabras! ― retrocede el mexicano.   ― ¿En serio? ― Bastia ríe.   ― Está agotado, viene de muy lejos y no ha podido hacer una parada antes ― dice Liesse tocando su frente. ― Tenemos que sacarlo de entre las piedras y el agua.   ― Carajo, está bien pesado el cabrón ― jadea el mexicano levantando una de las inmensas alas. ― ¿Cómo mierdas vuela con estás cosas?   ― Tal vez necesitemos a alguien más ― Bastian toma los brazos del desmayado.   ― O podemos despertarlo y pedirle que quite sus alas ― medita la rubia.   ― Oh, claro, le diremos algo así como, “Hola extraño, podrías amputar tus plumeadas alas para que podamos arrastrarte hasta la ciudad es que somos muy pendejos para poder llevarte en buenas condiciones” ― ironiza.   ― Lo despertaremos para que sus brazos vuelvan a la normalidad ― rueda los ojos la muchacha tratando de contener la risa.   Antes de puedan llevar a cabo su plan el joven abre los ojos abruptamente para encontrarse con ellos, en un rápido movimiento está de pie y girando con fuerza golpeando a todos y lanzándolos al suelo.   ― ¿Pero, qué mierda? ― Carlos frunce el ceño molesto poniéndose  de pie.― Muy bien pichón, te enseñaré que no se golpea a tus salvadores.   ― ¿Disculpa? ― farfulla el desconocido ― ¿Acabas de decirme pichón?   ― Encima de desagradecido eres sordo, carajo, ya no los hacen como antes ― ríe.   ― No, espera, hablas español… ― susurra viendo el océano y de vuelta al joven frente a él.   ― ¿Tengo cara de ser alemán? ― pregunta sarcástico.   ― Eres molesto ― rueda los ojos. ― ¿Dónde estoy?   ― Filipinas wey ― responde ― Encontrarás muchos idiomas pero podemos entendernos gracias al enano ― señala al niño detrás de él.   ― ¿Quién eres? ― Liesse lo observa desde atrás.   ― Me llamo Rush, soy de Perú, estoy escapando. He viajado sin parar hasta aquí en busca de los metahumanos que nos han salvado tantas veces. ― Sus brazos vuelven a la normalidad ― Busco a Misael Petrov y su grupo.   ― Bueno, los encontraste o al menos a una parte de ellos. ― sonríe la rubia.   ― Al fin ― susurra cerrando los ojos y dejándose caer para ser atrapado por Carlos.   ― Wey, ¡No te mueras! ― farfulla.   ― Está exhausto, llévalo con Florencia y Maribelle al hospital, regresaré con Bastian a pie ― asiente viendo dubitativo a su amigo.   ― Bueno, no te metas en problemas ― les sonríe y se marcha.   ― Liesse ¿Estamos en peligro?  ― Bastian camina a su lado ― ¿Vamos a morir? ¿Quién es él? ¿Por qué busca a Misael? ¿Y si hay una guerra?   ― Tranquilo, nada malo te pasará porque voy a cuidar de ti, somos familia, ¿Recuerdas? ― el chico asiente ― Bien, andando, no queremos perdernos de nada.
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