Capitulo Seis

1010 Words
― Hui tanto como pude, me siguieron sin descanso pero pude escapar y me lance al vuelo en busca de ustedes ― el joven habla con los ojos puestos en el techo blanco y pulcro de la habitación de hospital.   ― ¿Tienes idea de quiénes son? ¿Cómo dieron contigo? ¿Qué quieren de ti? ― pregunta Misael.   ― No sé quiénes son, aparecieron de la nada pero estaban preparados y armados, solo tuvieron que esperar a que esos locos hermanos me siguieran sin cesar ― suspira, siente picor en sus ojos, pensó que no podría llegar a Filipinas.   ― Tal vez yo pueda ayudarte, si me permites ver lo que viviste ― la rubia se acerca a él cuando este le asiente con la cabeza dando su autorización.   La alemana coloca cada una de sus manos a los lados de la cabeza del chico, cierra sus ojos y rápidas imágenes sobre lo que sucedió llegan a ella, puede ver claramente los rostros de los perseguidores; sus habilidades, formas de pelear e incluso puede verlos obedecer a alguien pero no sabe a quién con certeza. Solo hay una cosa cierta, esos jóvenes no son metahumanos, puede reconocer ese sello impreso e intangible en ellos, son modificados.   ― Quienes lo seguían son agentes especiales, parecen tener entrenamiento militar entre otras cosas, tienen habilidades sobrehumanas pero no dejan de ser personas comunes y corrientes genéticamente ― la rubia voltea a ver a sus amigos ― Son modificados.   ― ¿Cómo los que Wallace manipulaba? ― Micaela abre los ojos sorprendida ― Creí que esas investigaciones y experimentos desaparecieron con la muerte de esa mujer desagradable y la posterior destrucción de las instalaciones norteamericanas.   ― Parece que alguien más ha continuado sus pasos. ― agrega Darel.   ― Los ha perfeccionado, uno de ellos maneja las ráfagas de viento a voluntad ― Liss observa a Carlos, no han conocido otros metahumanos que compartan los mismos poderes que ellos –a excepción de Liesse que conoce varios telépatas que ayudaron en la detención de la ojiva de nano maquinas–.   ― ¿Quién es su líder? ― Miguel pregunta serio.   ― No pude verlo, no podría decirte ― suspira. ― Lo importante es que tu estas bien y que aquí estas a salvo.   ― Pero mis amigos y familiares no, hay muchos metahumanos sufriendo en los países latinos, tienen que ayudarlos… Son nuestra esperanza, siempre lo han sido… ― cierra los ojos cayendo en un sueño profundo.   ― Deben dejar que descanse, necesita recuperar fuerzas ― Florencia entra en la habitación con algunas hierbas medicinales dentro de una canasta, cruza miradas con Víctor y se dispone a continuar con su tarea.   Misael camina rápidamente, su mente se mantiene motivada y trabajando a mas no poder con la nueva información, sabe que tarde o temprano tendrán que involucrarse y mejor antes que cuando ya no haya tiempo; toma algunos planos, mapas y busca en su ordenador la ubicación de Kanchanaburi. Carlos lo observa en silencio, sabe que su amigo tiene cosas importantes en las que centrarse pues ser líder no es una de las cargas más livianas para él, todo el grupo depende de que el ruso esté preparado, si bien han aprendido a trabajar en conjunto necesitan un capitán que ponga las prioridades en orden, que sea capaz de ver todas las situaciones posibles y pueda guiarlos en una batalla sin sentirse amedrentado por la situación-; ese es Misael.   ― Lamento que tengamos que vernos involucrados de nuevo ― observa al mexicano.   ― Yo no, nací para esto y no me importa morir defendiendo nuestra causa ― levanta el pulgar y sonríe.   ― Quisiera tener tu actitud a veces ― ríe negando.   Micaela, Maribelle y Florencia escuchan atentas la plática de los varones, las conjeturas van y vienen, los planes, tácticas y demás; particularmente parecen estar animados y listos pero eso no es suficiente para asegurar que su misión saldrá exitosa después de todo. Por su parte, Luke y Liesse se dirigen a ver al presidente filipino, nadie más puede entenderlos como él y dan gracias de poder tener un aliado de esa magnitud. El muchacho conduce tranquilo, las horas son  propicias para el poco tráfico por lo que llegar a destino apenas tardará unos minutos, de tanto en tanto observa de reojo a su acompañante, luce seria y perdida en sus pensamientos.   ― ¿Es tan malo lo que viste? ― pregunta de pronto.   ― No sé exactamente qué es pero me causa un terrible y tétrico pánico. ― responde sin verlo.   ― Haremos lo que podamos para detenerlo ― asiente.   ― ¿Y si no podemos? ― pregunta viendo por la ventana y logrando que el conductor voltee a verla algo inquieto.   ― Tengo algo en mente, es una idea que surgió a raíz de un comentario de Ismat ― capta a atención de la rubia ― Quiero poder fundar un lugar para nosotros, para todos nosotros y para ello debemos, queramos o no, tener nuestra propia tierra.   ― Como Ciudad Emma ― asiente.   ― Sí, tenemos que poder vivir en paz. El mundo evoluciona, las personas lo hacen, ¿Por qué nosotros no? ¿Por qué seríamos una amenaza? ¿Por qué nos verían de manera peligrosa? ¿Y qué? ¿Acaso no somos más evolucionado que el resto por una razón? ― ladea la cabeza.   ― Suenas como si desearas ser la especie dominante ― sonríe. ― Lo somos Liss, lo somos ― ambos se quedan viendo al frente llegando a las oficinas del gobierno ― Tenemos todo y más para ser una superpotencia, para hacerle frente a los mejores países del mundo y plantarnos; es hora de que aseguremos el futuro porque no vamos a estar eternamente aquí para proteger nuestra r**a, en algún momento vamos a desaparecer, ¿Quién los ayudará entonces?   ― Estoy de acuerdo contigo ― bajan del auto ― Por el momento, tengamos presente el problema, hablaré sobre el tema con Colton luego.   ― Hablaré con mi hermano, es una persona muy pacífica y diplomática pero no quiero seguir luchando y viendo como perdemos a los nuestros, Misael tiene que tomar una decisión sobre esto, no importa si nos separa ― suelta decidido mientras la rubia lo observa preocupada, lo que menos necesitan ahora es dividirse por motivos personales.    
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD