En su primer… pasión, la mujer ama a su amante. En todas las otras, lo que ama es el amor. Las imágenes reflejadas por el fuego cambiaron: recordó la primera vez que se dio cuenta de que ella le era infiel. ¡Había buscado a su rival y lo había balaceado sin piedad! Sólo cuando vio la sangre formando una mancha escarlata sobre la camisa blanca de aquel hombre, se preguntó a sí mismo cómo había podido ser tan poco civilizado y actuar en forma tan brutal respecto a otro ser humano. Y después… ahí estaba Patricia llorando, suplicando, implorando su perdón. —¡No quería hacerlo… sólo que… sucedió! ¡Oh, Richard…! Tú tienes la culpa. Ya no logras que te ame... ¡No me excitas como lo hacías antes! Era un grito que se repetiría después hasta la saciedad. Y se sucedieron los hombres, las infide