—¡Maldita sea, Perla! ¿En serio pasaste la noche con Adrien? —la sorpresa de haber escuchado aquel extraño intercambio de palabras entre la rubia y el castaño, se me salía hasta por los poros. Hasta donde conocía a Perla, sabía que jamás había pasado una noche completa con un chico; ella prácticamente los utilizaba y luego los desechaba, sin permitir que alguno se quedara a abrazarla mientras esperaban el amanecer —según comentaba ella— sabía que todo aquello sonaba cruel, pero era Perla de quien hablaba, y así era ella; el tipo de chica que amaba ser liberal sin importar a lo que dijesen los demás. Ella se dejó caer en el sofá frente al escritorio, se veía derrotada. —¡Puta vida! —exclamó, llevando ambas manos hasta su rostro—, ¡Ese hombre me encanta, Col! ¿Cómo mierdas hago para sedu