Corazón de hierro.

1135 Words
Llego el viernes, estaba muy nerviosa, no tenía deseos de ir a la oficina y verle la cara a mi jefe, en pocas horas debía de estar en sus brazos. —Buenos días señor— Dije al ingresar al a su oficina. —Que bueno que llega, necesito por favor que ordene un ramo de flores rojas, y la envié a la dirección que le entrego en este papel— Respondió Andrew sin ni siquiera saludar. —Señor esta dirección es de otro país— Respondí confusa. —Encárguese de que esas flores lleguen a ese destino, use mi tarjeta de crédito para realizar el pago y por favor tome nota— Respondió sin aún mirarme, estaba muy atento a su computador. —¿Dígame señor?— Pregunté nerviosa. —Debe de mandar esto juntos a las flores: Para la mujer más hermosa de este universo— Fueron las únicas palabras que pronunció. —¿Algo más?— Pregunté. —De momento eso es todo, puede retirarse— Respondió Andrew. En el momento en que iba saliendo, entraba a la oficina el mejor amigo de mi jefe, su nombre es Martin Lam, es muy divertido, todo lo contrario a nuestro gobernador. —Buenos días querido amigo— Dijo Martin con una gran sonrisa, seguido tomó asiento. —Buenos días Martin, ¿Como estás?— Preguntó Andrew mientras le prestaba atención a él. —Todo bien amigo, ¿Y tú cómo estás?. —Estoy bien, mi estado nunca cambia. —Espero que cuando te cases puedas sonreír un poco más, porque honestamente te llenaras de arrugas pronto— Respondió Martin entre risas. —Eres muy chistoso pero tus chistes no me hacen reír, ademas faltan unos meses para casarme porque mientras mi prometida no esté aquí no hay boda— Respondió Andrew con naturalidad, era como si ni siquiera le importara mucho. —Deberías de pedirle que regrese, ¿Que tiempo puedes aguantar sin una mujer? Es decir, ¿sin sexo?. —Martin sabes que no soy de una sola mujer, no ha nacido la primera que haga que me enamore de ella. —¿Pero por qué te vas a casar? Pensé que la amabas— Respondió Martin confuso. —Sabes que lo hago solo por mi madre, la imponente de mi madre, ella es la culpable, me tiene atado de manos y pies. —Sabemos que tú madre es una mujer de mucho carácter, pero tú ya eres independiente, eres el gobernador de estar ciudad, no necesitas nada de ella. —Se que no necesito nada de ella, pero desde muy joven le hice una promesa y debo de cumplírsela, le he pedido que me libere de eso que le prometí pero no ha querido, ahora me toca cumplirle. —Pero nunca serás feliz, tú madre no debería de imponerte tal cosa, que bueno que no soy su hijo. —Mi prometida es una mujer hermosa, cualquier hombre quisiera estar con ella. —En eso tienes razón, es una mujer hermosa pero que no te roba los suspiros, estoy seguro de que algún día te enamorarás y dejarás a todas esas mujeres que mueren por una noche contigo. —Eso no lo creo, mi corazón es de hierro, y eso lo he construido a través de los años. —Eso lo se amigo, espero que algún día me cuentes de esa promesa que le hiciste a tu madre, porque debe de ser muy fuerte para que cumplas con eso. —Quizás algún día, pero hoy por hoy no— Respondió Andrew en un pensamiento profundo. —Está bien amigo, ahora me voy a mi oficina de contador, tengo que ver esos libros— Respondió Martin de buen humor mientras se levantaba de su asiento. —Muy bien, eres muy bueno en eso— Respondió Andrew con una sonrisa. Después de Martin salir de la oficina, Andrew se levantó de su asiento y por unos minutos observó por la ventana, pensaba en lo miserable que era ya su vida y que lo sería aún más después de casarse. Después de Martin salir de la oficina de Andrew, él fue directo a mi escritorio, era una persona amable y contagiaba a todos de felicidad. —Darcy pronto daré mi fiesta de cumpleaños número cuarenta, así que, cómo eres lo más lindo qué hay en esa oficina estás invitada, y por favor lleva a una amiga o una hermana para que me la presentes, me urge casarme— Dijo Martin entre risas. —Por supuesto Martin, ahí estaré con una compañía, llevaré a mi mejor amiga, soy hija única— Le respondí de buen humor. —Que lastima que no tengas hermanas porque sería como tú, bella e inteligente. —Lo mismo pienso yo, pero mis padres se conformaron conmigo— Respondió con una sonrisa real. —Antes de irme a mi oficina, escucha este chiste: Hijo, me veo gorda, fea y vieja. ¿Qué tengo hijo, qué tengo? Mamá, tienes toda la razón— Dijo Martin entre carcajadas. —Martin usted es el alma de esta oficina, que bueno que lo tenemos y por cierto buen chiste— Respondí riendo. Durante todo el día, estuve trabajando duro, así que sin darme cuenta llegó la hora de irme, de regresar a casa. Unas medias horas después llegué a mi casa, me sentía muy sola y necesitaba conversar con alguien, así que le pedí a mi amiga Elena. Toc Toc Toc —Que bueno que me llamaste porque estaba muy aburrida en mi casa— Dijo Elena muy feliz al entrar a la casa. —Que bueno que estás aquí, necesitaba verte también— Le respondí con un fuerte abrazo. —Si me llamaste a esta hora supongo que es por que te pasa algo, así que no me hagas esperar y habla— Respondió Elena con desespero. —Amiga hoy voy a encontrarme con mi jefe, pero no solo hoy, si no todos los viernes, él me ofreció un millón de dólares por ser suya todos los viernes a las nueve de la noche— Le dije sin pausa. —No te lo creo, estarás con ese hombre tan guapo y te dará dinero, amiga me sorprende esto que me dices. —Elena no tengo opción, mi padre cada dias está peor, necesita ser trasladado a un hospital fuera de esta ciudad y yo haré todo lo que sea porque eso sea así, me da vergüenza decírtelo pero quería desahogarme, hoy es mi primer encuentro— Le respondí asustada. Estaba llena de nervios, ni siquiera podía pensar con mucha claridad, pero de lo único que estaba segura era que debía estar lista a las 9 en punto.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD