“Café n***o, sin azúcar” le dijo a Rachel. “Creí que no le gustaba el café, detective” dijo ella y no sé por qué tengo unas ganas inmensas de matar a Simón en este momento y frente a todos, arriesgándome a que me regresen a ese maldito lugar. “Es bueno probar cosas nuevas, señorita Santillan.” Dijo él pasando los brazos por los hombros de ella. “¿No es así Damián?” Una de mis manos debajo de la mesa estaba en un puño, que sin duda quería estrellarse en la cara de Simón en ese momento. Mientras mi otra mano estaba en la bebida, sonreí de lado y le di un trago. “Me encantan las cosas nuevas, como también me encantaría matar a alguien en público ¿Señor detective?”, dije y él sonrió y volteo a ver a Rachel quien le quitó el brazo de sus hombros. “Uno ya no puede venir a desear una co