—Mi padre está de viaje —dijo. Sé muy bien que me está mintiendo. —Entonces te llevaré a tu casa —respondí. —Por lo general, cuando él se va, me quedo sola en casa. Me da mucho miedo. Se escuchan ruidos muy extraños y nunca puedo descansar bien —dijo, otra mentira. ¿Cree que me puede tomar por tonto? —¿Y qué haces cuando eso pasa? —pregunté, observando cómo trataba de inventar otra excusa. —Me quedo en casa de una amiga, pero esta vez quise venir a la casa de mi madre —dijo. ¿A una casa que está abandonada? ¿A una donde los ruidos son aún peores? —¿Dónde vive tu amiga? Te llevaré con ella —le dije, mientras ella trataba de inventar otra mentira. No se da cuenta de que la ciega es ella. Puedo ver cada microgesto en su rostro cuando miente. Odio a los mentirosos, pero ella miente de