Las vacaciones que la Universidad otorgaba para estas festividades fueron una bendición para mí y pude concentrarme en el trabajo, era agotador batallar con la oleada de clientes frenéticos, pero al menos ya no tenía que preocuparme por las clases. A diferencia del anterior año, que solo trabajé medio tiempo, esta vez tuve que entregarme a tiempo completo y mi mente se llenó de trabajo y más trabajo olvidando la invitación y todo lo concerniente a ello. El día citado llego, el horario de atención se extendió hasta media noche, provocando un ligero cambio en los horarios. Tuvimos que dividirnos en dos grupos que se echaron a la suerte. El primer grupo entraría de 9 de la mañana a 5 de la tarde y el segundo grupo entraría a partir de las 5 de la tarde hasta media noche. En ese momento c