Desde aquel día en que me fuí sin decir ni una sola palabra a Chad, no he sabido más de él. No me envió más nada, ni tampoco mensajes de textos. No lo vi más en el gym ni tan poco por casualidad en el parque al trotar. Me sentía mal por haber hecho eso, pero me autoconsolaba pensando que era lo mejor para los dos. Ya con mi boleto listo para partir, justo hoy debía irme. Me mudaría a Nueva Jersey, donde tendré mi propia firma de abogados y cuando ya la haya inaugurado llevar a mis padres para brindar por eso. Aunque aún al pensar en mi padre es cierto que no he perdido el miedo hacía el, pero dentro de mi estaba esa esperanza en que esta vez, solo esta vez valdría la pena todo lo que he hecho para poder escuchar de sus labios un "bien hecho, hija", si tan sólo lo dijese sentiré la paz qu