Chad salió de la oficina sonriendo y Jules al verlo no pudo evitar intervenirlo.
—Uy ¿ya están de buenas la señorita rechazo y tu? —Este llevaba unas hojas entre una grapadora.
—Nah, eso será muy difícil. —Resoplo— Casi que me grita que no le gustaba el café.
Jules asombró sus ojos y soltó una pequeña risa penosa. —Pero es que si a ella le gusta café. Uy amigo, creo que si le caes muy mal —pronunció lentamente—. En mayúsculas.
Pero ni modo, a Chad le daba igual. Aunque su paciencia también tenía límites solo que sabía controlarse mejor de lo que Charlotte podía, ya que a ella le daba igual y si quería explotar lo hacía y ya.
—Por cierto, al salir iremos a beber para festejar que Carla y Romney ganaron el caso entre los dueños del CCJ. Y además para darte una cálida bienvenida. ¿Vendras? —Le preguntó Jules dándole un golpecito de hombro, arqueando las cejas.
—Bien. Allí estaré.
Le respondió relajado sin pensarlo mucho. Chad era así, le gustaba ser amable con todos y odiaba tener conflictos con alguien, aunque sabía que cada quien tenía su carácter y manera de ser, solía tratar a todos, siempre buscaba algún modo para que no existiese alguna mala relación, aunque con Charlotte era diferente, era primera vez que una mujer no lo soportaba, y también era primera vez que el no soportaba a una. Era mutuo.
Irónico ¿no?
—Dos americanos, por favor. —Ordenó a la chica pelirroja que lo atendía en la cafetería que quedaba al frente del bufete— Gracias. Quédese con el cambio.
De regreso a la oficina todas las abogadas lo saludaban con su mejor sonrisa, y aunque algunos de los abogados lo envidiaban por eso, también lo saludaban pues al final era un gran sujeto, así lo veían.
Entró directamente, todo estaba en silencio en aquella oficina y Charlotte estaba tan sumergida en lo que leía que ni levantó la mirada a ver quién había entrado. Chad con ambos americanos en sus manos fué hasta el escritorio de ella y dejó allí el café que le había comprado.
Charlotte miro el café e inmediatamente sus ojos se posaron en Chad.
—¿Que significa esto? ¿Alguna manera de hacer las pases? ¿Tregua? ? ¿O lo haces por chocancia ya que te dije claramente que no me gustaba el...
—Ya deja de hacerte la difícil Charlotte. —Chad levantó la mirada y la vió sorprendido— Acabas de hablarme informalmente. Supongo que vamos bien, ja, ja.
Ella ladeó un poco la cabeza. —Okay, estoy trabajando, no me desconcentre abogado Chad. Además, no le pedí que me trajera café. —De allí murmuró para si— Intenta hacerse el amable, jah, no le luce.
—Puedo escucharte claramente.
—Uh.. no es tan tonto después de todo. —Volvió a murmurar de manera mofa.
Chad soltó una risa de manera sarcástica, pero prefirió quedarse en silencio porque sabía bien que sería comenzar una guerra que iba a hacer más grande y entonces no podría realizar su trabajo en paz.
«Bien, mejor me hago de cuenta que ella no existe» se repetía mentalmente para aliviar su estrés. Colocó música que a penas al hacerlo Charlotte levantó la mirada mirándole con ojos entrecerrados. El obviamente estaba por conectarle los auriculares, prefería usar los clásicos de cables porque pensaba que se veía con mucha más estilo que usando los inalámbricos.
—Creo que tenemos un grave problema con esto. —Chad se dirigía a su poco empática compañera, quien lo ignoraba.— Eh ¿señorita, Charlotte?
—¿Uh? ¿Necesita algo?
—Estamos trabajando en el mismo caso. Quería mostrarte que acabo de fijarme que hay un gran problema con las pruebas que nos presentó el señor Chesterfield.
Charlotte lo miraba sin ninguna expresión y sin decir nada.
—¿No piensas decir nada? Oye, —allí Chad no aguantó más y no se calló— para ser la mejor abogada —hizo comillas con sus dedos— es bastante inmaduro de tu parte ignorarme cuando te estoy dando una información importante.
Ella quedó boquiabierta, pero giró su silla y se levantó con toda la elegancia habida y por haber. Con una hoja en su mano que dejó en el escritorio de él.
—Número uno, no lo ignoraba, solo estaba pensando en lo ineficiente que es. Porque mientras usted iba a buscar café y a charlar con toda la firma yo sí hacía mi trabajo. —Le señalo la hoja que acababa de ponerle al frente.— Dos, las pruebas claramente son falsas, ya las investigue a profundidad. Si mira bien, ahí están las direcciones de personas que usó para manipular todo. Y tres, —allí lo miro fijamente— por supuesto que soy la mejor abogada.
Eso fue un golpe bajo para Chad, que humildemente aceptó la pérdida en esta lucha contra Charlotte. «¿Y Jules me dice que intente conquistarla? Esta desquiciado...».
—Bien, al final eres mi compañera de trabajo. Ya vuelvo. —Le dio un guiño y salió lentamente.
Cuando salió cerrando la puerta quedó mirándola disimuladamente por la ventana. Se dibujó en su rostro una sonrisa cuando vió que empezó a beber del café americano que le había dejado él en su escritorio, el mismo que había rechazado antes.
—Al final solo está haciéndose la difícil. Jah, ya verás como te rendiras, señorita rechazo. —Musitó en su soliloquio.
El Director recientemente acababa de llegar y sorprendió a Chad desde atrás terminando su observación a Charlotte.
—Uhh ¿Ya te está agradando, no? —Le susurro en modo de broma, pero a Chad eso le pareció muy anticuado, así que prefirió seguirle la corriente.
—Naah, no es mi tipo. ¿Todo bien?
—Eso te pregunto a ti. Tengo entendido que no se han llevado muy bien.
—Bueno, estoy haciendo un esfuerzo en que mejore, créeme. ¿Iras a celebrar con los chicos? Beberan hoy al salir.
—Aunque quisiera no puedo, prometí salir con mi esposa.
Robert era un hombre bastante extrovertido y divertido, pero muy fiel, amaba a su esposa y a sus dos hijas, eran su universo. Siempre ha sido entregado a su familia y por enorgullecer a su madre y abuelos es que se propuso luchar en llegar al puesto número uno como el mejor bufete de la ciudad.
Volviendo a la oficina Charlotte estaba hablando por teléfono, bueno, más bien estaba discutiendo con alguien, y pobre de ese alguien porque realmente le habló muy feo, incluso el mismo Chad quien estaba en su escritorio sentado en la silla reclinable se sentía algo mal por lo que estaba escuchando.
«Ella es el diablo.»
Charlotte colgó, estaba demasiado furiosa porque su cliente había hecho lo que exactamente ella le pidió que no hiciera.
Ella refunfuñaba en murmullos, parecía que estuviese diciendo una plegaria por lo bajo que hablaba pero, en realidad eran más y más murmullos de rabia.
—Uy querida, respira un poco y toma café. Casi que te sale humo de la nariz... —Mencionó Chad con una sonrisita impertinente.
Y más vale que no hubiese dicho nada, porque fue la gota que derramó el vaso.
—¡Dios mío! ¿Podria callarse? Me tiene obstinada con sus comentarios inútiles. Ya con su sola presencia es más que suficiente. Estoy teniendo problemas serios ¿y usted solo se burla?
Ni por la mente se le pasaba que ella iba a reaccionar así, y eso no le gustó para nada.
—Disculpe, abogada Wilkinson, —dirigió su mirada penetrante a ella— pero le pido que sea la última vez que me hable de esa manera, porque usted y yo solo somos compañeros de trabajo y exijo respeto. Además, solo estoy siendo amable con usted, que no hace más que hacerme a un lado y tratarme mal.
Ella soltó una risa sarcástica con fuerza. —¿Tratarlo mal? ¿Qué demonios le pasa? Usted es quien actúa de manera molesta solo para fastidiarme. Ya no lo niegue y aprenda a comportarse. —Hizo un ademán con las manos.
—¿Por qué habría de perder mi valioso tiempo molestándola? ¿Se cree tan inalcanzable como para creer que me derrito por usted?
Ya Chad estaba igual de molesto y no pensaba retenerse nada, porque no soportaba más a su compañera.
Afuera de la oficina estaban Jules, Carla y Megan escuchando a escondidas toda la discusión que tenían Chad y Charlotte. En eso el señor Robert al verlos se les puso detrás de ellos.
—¿Que escuchan? —Preguntó en susurros haciendo que los abogados que estaban allí espiando se sobresaltaran.
—Oh, señor Director. Es que... —Jules hablo algo apenado— pasamos y escuchamos que la señorita Charlotte y Chad parece que están muy molestos.
Robert asintió pensativo y dándoles una sonrisa les hizo seña para que fueran a sus puestos de trabajo.
—Mejor dejen que resuelvan ellos mismos sus problemas ¿okay?
Al irse todos los abogados, el señor Robert quedó dudoso en si entrar o no.
—¡Usted es un insolente! —Charlotte hizo una mueca de desagrado y abrió la puerta dándose cuenta que el director estaba a punto de entrar o probablemente escuchando todo. Le dio una mirada de águila e ignorandolo salió como cohete, derecho sin ver a los lados, con el ceño bien fruncido y desprendiendo un aura negra.
—Uff mi Charlotte esta que echa chispas y rayos. —Murmuro Jules desde el pasillo.
En cuanto a Chad, quien quedó en su escritorio con las manos en la cabeza tratando de respirar pausadamente. Estaba que explotaba de la rabia porque el estaba tratando de llevarse bien con ella, pero se lo hacía bastante difícil.
Robert entró y comenzó a charlar con el, dándole ánimos y diciéndole que seguramente Charlotte estaba "en sus días" Y que probablemente por ello estaba más sensible y predispuesta, que solo debía ser un poco más paciente ya que el hablaría con ella para calmar todo este problema.
Cuando salió, quien entró fue Jules con dos Cannolis, con una mirada perspicaz y que daba mucho que decir.
—Amigo, ten, para que te endulces la vida.
Chad le miro sin ganas. —Gracias, pero no estoy con ganas de hablar, Jules.
—Lo sé, así como toda la firma sabe lo mal que se llevan ustedes dos.
El giro sus ojos al escuchar aquello. —Estupendo.
—Solo venia para preguntarte sobre lo que habíamos hablado. ¿Aceptaras el reto o...?
Chad levantó la mirada rápidamente mirándole con ojos expresivos.
—¡Shss! —le ordenó que hiciera silencio— pero ¿sabes qué? Ella me volverá loco y me di cuenta que es así, por lo que tendré que convivir con eso... Así que sí, acepto el reto. Haré que Charlotte se rinda ante mi y la vencere quitándole su puesto como mejor abogada.