—Gracias, rey Cirdán... entonces lo usaré —acepta Liara sonriendo, observando cómo el rey también esbozó una pequeña sonrisa—. Por cierto, ¿cuándo me vas a llamar por mi nombre? Deja de referirte a mí como "humana". —Te dije que lo haré cuando me sienta cómodo... —Y ¿cuándo será eso? —murmura Liara entre dientes, guardando el colgante entre sus senos para que no se pierda—. ¡Bueno, hoy haremos una fiesta! —exclama la rubia, dirigiéndole esa afirmación a Max, quien sonríe emocionado, ignorando por completo al rey elfo para abrazar a Liara. Max era unos centímetros más alto que Liara; él medía un metro con sesenta centímetros, mientras que Liara alcanzaba el metro cincuenta y cinco. Ella asumía que su baja estatura se debía a las heridas que sufrió cuando era niña o al hecho de que no se