Liara y Cirdán se sumergen en un beso apasionado en el que sus labios se encuentran y sus cuerpos se acercan cada vez más. Liara siente un fuego arder en su interior y Cirdán experimenta una extraña sensación de calidez y protección. El beso se convierte en una danza de caricias y susurros, mientras sus manos exploran cada rincón del otro. Con algo de inseguridad, el rey elfo sujeta con sus dos manos la cintura de Liara para levantarla más hacia él, mientras que Liara coloca sus brazos alrededor del cuello del moreno para sostenerse mejor. A medida que la intensidad del beso aumenta, los dos van olvidándose de las barreras que ambos tienen, especialmente el rey Cirdán. Sin embargo, afuera de la habitación se escucha el sonido de pasos corriendo a toda prisa mientras gritan el nombre "Liar