**Narra Bryony**
La vida en Alemania es bastante bonita y ordenada, me enamoré de como los alemanes mantienen sus costumbres y leyes, siendo amables y educados. Aprender su idioma fue bastante complicado —he de admitir—, pero nada hay imposible para el que persevera ¿no? Pues, más o menos pude llegar a un nivel intermedio en el idioma...
Desde el día en que me vine, recuerdo que canté una canción que no era parte del repertorio, de hecho esa canción estaba en "espera" Aún, pero... Desde que todos la escucharon, se volvió un éxito. De mi dolor en ese entonces lo converti en una canción que más adelante se convirtió en mi éxito.
Con Eclipse total del amor fué que despegue mi carrera musical, en todos lados se escuchaba, le puse todo mi corazón... Era obvio que tenía que ser reconocida, aunque eso nunca lo imaginé.
Jamás dejé de pensarlo, pues estaba presente en cada canción que escribía, en mis sueños de vez en cuando o en mis pensamientos durante el día o las noches de insomnio. Los primeros meses fueron duros, más porque se me hacía difícil simular que no me pasaba nada, pero una tarde Joshua me habló con carácter para hacerme recapacitar.
"El mundo no se detendrá porque tú estés triste, la vida sigue, el tiempo pasa... ¿Un amor? Sí, es duro cuando te enamoras perdidamente y te traiciona, pero ¡Hey! ¿Acaso viniste acompañada cuando naciste? No, naciste sola Bryony, y sola debes enfrentar las diferentes situaciones de la vida. No es el maldito fin del mundo, ya abre tus ojos... ¿Escuchaste como gritaban tu nombre a una sola voz? La gente ama tu voz, tu sonrisa, el sentimiento que le pones a cada canción ¡que hace que se identifiquen! ¿Lo percibes? Pues ya es momento que te des cuenta que, la vida sigue contigo o sin ti."
Aquellas palabras jamás las voy a olvidar, me cayeron como anillo al dedo. Haciéndome entonces sacar un poco de fuerzas y continuar, aunque no negare que me seguía doliendo la soledad en mi corazón...
—¡Ya llegamos! Amé esas vacaciones con mis padres, la verdad lo necesitaba, los extrañaba tanto... Ahora sólo muero de ganas por ver al estúpido de mi Killian.
Le comentaba a Joshua, quien sonreía por lo que le decía mientras manipulaba su tablet.
—Me alegra saberlo, querida. Aunque ellos quieren que te mudes nuevamente a su ciudad —volteó rápidamente para darme una mirada— ¿tu que crees? Dijeron que tu solo llegaste aquí por tus estudios y como ya culminaste todo...
Me quedé un poco pensativa hasta que le contesté, mirando por la ventana. —Pues sí, pero me gusta esta ciudad, preferiría que ellos vinieran aquí, pero tampoco quieren. —En eso desenvolvi un chupetin y lo llevé a mi boca.
Llegamos a mi departamento donde vivía cuando me recién mude, estaban los de la mudanza cargando todo, le di una mirada fisgona a la casa de Nick... No se veía nadie, todo estaba cerrado, pero sabia que el aún vivia ahí por todo el orden que tenía en su casa que era notorio incluso desde afuera, con las diferentes decoraciones que no movía de su lugar.
Me reí recordando que mi relación con él fue algo tan tonto e insignificante. Pero que gracias a él pude conocer al amor. Por muy cursi que suene así fué.
De terminar de inspeccionar a los de la mudanza, le dije a Joshua que me llevará a donde Kill, moría de ganas de verlo, estaba ansiosa, emocionada y con ganas de gritar solo de verlo.
Cuando llegamos al frente de su casa, que nos estacionamos, pude ver a través de la ventana a la abuela irse a algún lado.
—Bueno, si quieres puedes irte. Kill no va a querer despegarse de mi. —Le asegure a Joshua quien sabiendo perfectamente todo, se despidió y me dejó frente a la casa.
Le había llegado de sorpresa. Kill me había contado que se había comprado su propia casa, era pequeña pero perfecta para el, aunque seguía durmiendo la mayoría del tiempo aquí para estar con su abuela, quien ya estaba muy delicada para quedar sola.
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Toqué la puerta dando golpecitos, apretando los labios y la sonrisa que era insostenible.
—¡Voy! Señora Lucre la estabamos esperando...
Fue cuando entonces, la puerta se abrió dando a relucir mi descabellado amigo Killian, quien expandió sus ojos en gran manera, se acercó a mi y me dió un gran abrazó que me levantó del suelo cargandome.
—¡Estupida, Baby Bry! ¡Volviste!
Aquel abrazo me hizo caer las bolsas que llevaba. La emoción de verlo fue tanta, teníamos mucho tiempo sin estar tan separados...
—Estúpido Kill, me extrañaste tanto... ¿No es cierto? La abuela me dijo que te vió llorando, justo como ahora.
—Ya callate, eso fue mentira de la abuela para burlarse. Y no estoy llorando, es solo que, okay esta bien, si te extrañe. —Y exclamó tan fuerte "¡Baby Bry!".
Haciéndome entonces exclamar a mí de emoción: —¡Estúpido Kill! ¿Como has estado? ¿Y la abuela? ¡Abuela! —Grité para llamarla, entrando a la casa.— Te traje regalos, te extrañe mucho sobre todo tu arroz con leche, en Alemania no entendían a lo que me refería...
Killian fue a buscar a la abuela, quien me recibió con una gran y hermosa sonrisa, que le di un beso en su mejilla y le entregue regalos que le traje y obviamente al idiota de mi hermano Kill.
Nos pusimos hablar, y le conté resumidamente como fué todo por allá y como se destapó de pronto mi "fama", cosa que se hace difícil creer aún, siento que todo había pasada tan rápido...
Era muy temprano, pero le dije a Kill que debía irme ya que estaba en proceso de mudanza y debía ir a la nueva casa, los invité obviamente para la bienvenida a mi nueva y hermosa casa.
No querian que me viniera, pero les dije que en la noche nos veríamos, Kill hubiese preferido acompañarme en la mudanza pero tenían que hacer alguna cosa con la vecina, una tal Lucre... O algo así.
Eran ya las 8 cuando le dije a Kill que me dejara en mi nueva casa. Apenas la vió me felicitó y me echó broma con que ahora sí podría venir a vivir conmigo.
—Antes me rechazabas. Interesado. —Le di una palmada en la espalda.
—Entonces nos vemos más tarde, estúpida Bry.
—Anda, y te traes a la abuela. ¡Te quiero, idiota! —Exclame viéndolo irse.
Amé verlos, tan sorprendidos de mi llegada tan inesperada, se sentía tan bien.
Los de la mudanza iban organizando todo y una mujer bastante sería iba también encargándose de poner todo en su lugar de manera pulcra.
¡Me sentía tan feliz!
Ver cómo yo misma había logrado todo esto, con el esfuerzo, la constancia y las ganas de hacer mi sueño realidad. Cuando ya acabaron de dejar la última caja, me fui a mi habitación viendo por la ventana, se podía ver el extenso parque tan hermoso. Ver a las personas despejarse me dió algo de envidia, pues debía estar cubriendome casi siempre para no ser ahogada por las personas o los paparazzi.
Así qué, me quité los pequeños tacones y me puse unas botas más cómodas, mi abrigo rojo, tomé una bufanda de un rojo más oscuro para cubrir al menos la mitad de mi rostro y completarlo con unas gafas.
Para el que me conocía, sería fácil reconocerme por el cabello... Pero, no quería perder más tiempo recogiendolo, así que salí de ahí mismo solo a caminar un rato como una civil normal, recordando mis tiempos en los que antes pertenecía a una hermandad, donde me enamoré perdidamente y donde también obtuve experiencias que me enseñaron a crecer y ser más fuerte.
Ver a las personas disfrutar de la mañana me trasmitía una gran paz.
Iba caminando sin prisa, disfrutando del aire, de los colores y del ambiente. Luego me detuve para sacar una foto panorámica del parque, quería que mis amigos alemanes vieran el frente de mi nueva casa, ¡me quedaba al frente de mi casa! Amé la ubicación, era perfecta.
Mientras admiraba la foto, sentí a alguien a cierta distancia que me miraba ¿me habrían reconocido? No lo sé, pero cuando miré a la persona me quedé pasmada...
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El chico alto de ojos verdes que no había dejado de pensar ni un día... >
Apenas conectamos miradas una fiesta de nervios dentro de mi hicieron un escándalo de sopeton.
El viento soplaba fríamente, hasta que con más fuerza sopló haciendo que mi bufanda saliera volando en el aire. Subí mis gafas para verlo más claramente, me congele mirándolo, realmente era él.
Nos quedamos viendo cuando de pronto le cayó una pelota en la cabeza, solté unas risas que fueron inevitables y sin darme cuenta me rodearon varias personas para pedirme autógrafos y fotos.
Pero no dejaba de verlo, el también me devolvió la sonrisa y supe que todo estaba bien, eso me hizo el día.