Escuchandolo hablar con tanta convicción, y que realmente yo deseaba lo mismo, me detuve y me voltee frente a él. —Bien. —Di un suspiro— Si queremos que todo marche bien, comencemos por darnos el valor que merecemos cada uno. Y no me parece que yo llegue a tu casa, a la casa de "mi novio" —hice comillas con los dedos— y tu me recibas como si fuese tu vecina. Ni me diste un beso, ni un abrazo, ni siquiera me presentaste delante de ella. No conforme tengo que ver todo el escenario donde ella te compra un boleto de viaje como si estuviese segura de ti luego te abraza con tal confianza... Y tú —lo señale— no dijiste nada. ¿Como no molestarme? El no dejaba de mirarme, y sonreía levemente como si yo estuviese exagerando. De pronto y tan delicadamente me tomó de la cara entre sus manos. —Si