Capitulo 2

3184 Words
Amelia Casi todos los domingos por la mañana, Liam lleva a su madre a la iglesia. Liam y yo no somos religiosos, pero a su madre no le gusta conducir y es su momento de unión tras la muerte de su padre. También le permite a él ver cómo está ella y asegurarse de que se cuida. A menos que esté enferma, nunca se pierde un domingo, así que suelo tener la casa para mí sola durante unas horas. Cuando Liam se va, me escabullo hasta el despacho para conectarme y buscar a Henry. Me río de mí misma por escabullirme ya que estoy sola. Ahora todo parece más real con Henry. Después de aceptar su oferta, me dijo que el entrenamiento empezaría hoy. No sé qué significa eso, pero tuvo que desconectarse y dijo que hoy me lo explicaría. "Orlok está en casa de Arwen cuando ella entra en el mundo y salta del susto. Es una de las pocas personas que pueden entrar en su casa, pero aun así ella no esperaba verlo allí" Arwen: Hey, ¿qué pasa? Orlok: Amelia, así no me saludarás más. "Sin saber a qué se refiere, Arwen comenta" ¿Oh? Elegiste llamarme Señor, así que quiero que lo uses. Alguna variación de —buenos días, señor—, es lo que espero. Vaya, qué calor. Me agacho y me froto brevemente la v****a a través del pantalón del pijama antes de seguir escribiendo sobre Arwen. "Arwen responde" Vale. No. Vale es lo que le dices a tu jefe cuando te pide que atiendas a un cliente. Cuando te dirijas a mí, di —sí, señor— y muéstrame el respeto que me merezco. "Arwen se queda sin palabras" No estoy segura de cómo me siento respecto a lo que está pasando, pero mi coño traidor se aprieta y se humedece, lo que me dice que me gusta más de lo que quiero admitir. No me siento bien hablándole así a Henry, pero también increíblemente bien. Cuando no me hago eco de sus palabras, vuelve a teclear. Estoy esperando. ¡Oh, mierda! Arwen responde: —Sí, señor—, pero con las prisas casi se equivoca y tiene que corregirlo. No quiere meterse en problemas por ser descuidada. Buena chica. "Su uso de —buena chica— hace picar brevemente una parte del cerebro de Arwen, y ella quiere gritar. ¿Ves? ¡He hecho algo bien!" Amelia, tu entrenamiento comienza hoy. Oh, ahora estamos llegando a lo bueno. "Arwen responde" Si, Señor. Voy a darte algunas órdenes sencillas y quiero que las sigas. Espere, Señor. ¿Esto son órdenes del juego, o son cosas que haré de verdad? Te daré una combinación de ambas, pero al final serán más reales que del juego. Pero por ahora, quiero que pienses como si Arwen se estuviera sometiendo a mí y trabajaremos en entrenarte de esta manera. "Oh. Arwen sabe que están a punto de jugar con ella, pero siente un cosquilleo en el cuerpo y el corazón se le acelera, así que sabe que lo desea. Arwen es una clériga poderosa y buena, y someterse a este malvado nigromante es la travesura perfecta para ella" Amelia, arrodíllate ante mí y abre la boca. Oh, mierda. No está perdiendo el tiempo. Cuando sigue usando a Amelia en vez de a Arwen, me retuerzo en mi asiento. Como todo esto es virtual, no importará si me estoy tocando a través de esto. Oh, ¿y Amelia? ¿Sí, señor? Mientras haces esto, no puedes tocarte en la vida real a menos que te dé permiso. Mierda. ¿Cómo sabía lo que estaba pensando? Que me diga que no me puedo tocar me hace desearlo mucho más. No me verá, ¿verdad? Siento la tentación de agachar la mano, pero me detengo. Si me porto mal, es posible que no me enseñe. La necesidad de aprender más me impide rechinar el coño contra mi mano. Me quedo sin aliento y me tiemblan las manos cuando continúo en el juego. Sí, señor. "Arwen se arrodilla y abre la boca" No entiendo por qué esto es tan jodidamente caliente ya que no es real, pero quiero meter mis dedos dentro de mi húmedo agujero mientras él me escribe. Hoy, Amelia, sólo te estoy dando una pequeña muestra. Cada día que me complazcas, te enseñaré más. Quiero que me imagines deslizando la punta de mi polla en tu boca, y manteniéndola ahí para que puedas lamer y chupar la punta. ¿Puedes hacer eso por mí? "Los latidos del corazón de Arwen retumban en su cabeza" Sí, señor. Buena chica. Ahora, frota tu clítoris durante 30 segundos, y sólo 30 segundos, mientras piensas en chuparme. Empieza ahora. ¡Mierda! Me meto frenéticamente la mano en el pantalón del pijama, sabiendo que estoy perdiendo unos segundos preciosos. Un hombre tiene que avisar a una mujer. No es como si mis partes privadas sobresalieran y golpearan el escritorio, listas para la acción en todo momento. Mientras froto los dedos contra mi clítoris, me relajo y gimo suavemente. Me apunto a este tipo de entrenamiento todos los días. Desgraciadamente, 30 segundos no son suficientes. Justo cuando estoy en ello, le dice a Arwen que pare. Eso me pareció más de 30 segundos, así que puede que haya tenido en cuenta el tiempo que tardaría en meterme la mano en los pantalones. ¿Cómo te sientes, Amelia? "Arwen no sabe cómo responderle. ¿Excitada? ¿Necesitada? ¿Quiere que le meta más la polla en la boca para tener más tiempo para tocarse?" "Ella opta por la respuesta más sencilla" Mojada. Buena chica. Se me nubla el cerebro al oír otra vez —buena chica—. Jesús, dentro de poco voy a ser un desastre babeando cada vez que me diga eso. Ahora despídete de tu señor. Tengo que desconectarme. "Arwen se muerde el labio y se frota los brazos, deseando que pudiera quedarse más tiempo" Adiós, señor. Hablaremos más tarde. Que tengas un buen día, pequeña. "Orlok sonríe a Arwen cuando se desconecta" Se me acelera el pulso y me quedo sin aliento cuando me llama pequeña. Espero que piense seguir llamándome así. Henry no me ha dicho si podía tocarme después de salir del juego y no sé qué hacer. Me duele y estoy desesperada por follarme con los dedos mientras reviso el registro del chat, pero me contengo. No quiero meterme en líos. Con la mitad de mi formación en el juego de rol y la otra mitad en la vida real, estoy hecha un lío, pero me encanta cada minuto y no quiero parar. *** Liam Intento evitar a Amelia durante la mayor parte de la tarde y sólo le doy un breve beso de despedida cuando se va a trabajar. Parece distraída, así que no se da cuenta de que no hablo mucho, y menos mal. Cuando se va, me quedo mirando el reloj. Quiero esperar al menos cinco minutos para asegurarme de que no vuelve antes de iniciar la búsqueda de sus secretos. En cuanto es seguro, corro hacia el ordenador. Los latidos de mi corazón son fuertes y constantes, y me inclino hacia delante, atento a la pantalla, mientras busco en su escritorio y en las carpetas. No espero que sea una búsqueda fácil, y sacudo lentamente la cabeza cuando encuentro lo que busco en un par de minutos. Amelia, esperaba un desafío. En lugar de eso, tiene una carpeta en su escritorio con la etiqueta —Para guardar—, y dentro hay capturas de pantalla de su personaje en el juego con un elfo oscuro vestido con una túnica. Se me revuelve el estómago y siento náuseas al leer los mensajes de texto. Los dos se envían mensajes sexuales y la mayoría de las veces ella llama al elfo oscuro por el nombre de su personaje -lo sé porque también se ve en las capturas de pantalla-, pero de vez en cuando dice Henry. Cierro todas las ventanas abiertas del navegador, apago su ordenador y ordeno su escritorio para que quede exactamente como estaba. El tiempo se ralentiza mientras recorro la casa, sin ver realmente lo que estoy haciendo. Parece que su verdadero nombre es Henry, pero habiendo encontrado la información tan fácilmente, ahora no sé qué hacer al respecto. No estoy preparado para enfrentarme a ella, pero lo que he visto no deja lugar a dudas de lo que está haciendo. No quiero hablar con ella esta noche, así que le envío un mensaje de texto diciéndole que me duele la cabeza y que me voy pronto a la cama. Me tomo un somnífero que me dio el médico por un episodio de insomnio que tuve el año pasado y me aseguro de estar dormido para cuando ella llega a casa. *** Amelia Juro que parpadeo y ya han pasado dos semanas desde que acepté obedecer y servir a Henry. Decir que sí aumentó el tiempo que paso con él durante el día, pero es menos tiempo dentro del juego y más tiempo a través de la aplicación. Ha sido una gratificación s****l sin parar. Cada día me enseña un poquito más, y es curioso cómo no tenía ni idea de en qué me estaba metiendo. Rápidamente se dio cuenta de que me gusta que me controlen, así que empezó a pedirme que hiciera cosas pequeñas, como hacer fotos con mi móvil de las bragas que elijo por la mañana para que él pueda elegir las que me pongo, o decirme que no me ponga ninguna y que pase el día sin ellas. En una sesión de entrenamiento tuve que mirar fotos de distintas formas de arrodillarme, hacerme fotos en esas posturas y enviárselas por correo electrónico para que pudiera evaluar cómo lo hacía. Después, me encargó que me arrodillara cinco minutos cada mañana después de que Liam se fuera a trabajar y que dedicara ese tiempo a pensar en Henry y en cómo quería servirle. Cada pequeña cosa que hace me convierte en un desastre húmedo. Me cambio de ropa interior varias veces al día. Los días que no llevo, la parte interior de mis muslos está babocita la mayor parte del día y me río de mí misma. Esta locura tiene que remitir en algún momento, ¿no? Liam no se sentía bien el fin de semana pasado, así que nos perdimos nuestro sexo semanal -no es que me importara-, pero ahora es sábado por la noche otra vez y, mientras estamos acurrucados en el sofá viendo un programa, mueve mi mano por encima de sus pantalones de chándal para que frote su polla dura. Supongo que esta noche toca jugar. Giro la cabeza hacia él, sonrío, se inclina y me besa profundamente. Mientras nuestras lenguas se arremolinan, mi estómago se agita y mi coño palpita y hormiguea. Los coqueteos sexuales de Henry y su excitación me han mantenido cachonda y Liam está a punto de beneficiarse. Abandonamos la TV, le cojo de la mano y le conduzco al dormitorio. Tengo que atacar mientras el hierro está caliente. Mi coño exige una polla dentro de ella. *** Liam Me propongo no hacer el amor con Amelia hasta que ella y yo hablemos de su engaño por Internet. Pero han pasado dos semanas y aún no he hablado con ella porque nunca parece el momento adecuado. Lo peor es que está floreciendo ante mis ojos. Se mueve con más confianza, sonríe con más facilidad y su espíritu inquieto parece calmado. Estoy viendo breves indicios de una diosa s****l emergente en Amelia y saber que es otro tipo el que la está sacando a la luz me está matando. Paso la mayor parte del día intentando no pensar en Henry y preguntándome qué tiene de especial. La cabeza me da vueltas y se me seca la boca cada vez que me centro en mis fracasos en nuestro matrimonio y en lo que posiblemente ha llevado a Amelia a este punto. Se me pasó por la cabeza el temor de que no soy bueno en la cama y pensé que eso haría desaparecer mi deseo s****l, pero me he estado masturbando a diario pensando en esta nueva Amelia. Si no fuera tan condenadamente tentadora, podría resistirme a ella. Ese segundo sábado, mi determinación finalmente se rompe. Empezamos nuestra película del sábado por la noche y ella lleva pantalones cortos grises sin calcetines. Sus piernas desnudas y su bonita pedicura roja me distraen y me las imagino rodeándome con sus gemiditos al oído. Mi polla se retuerce y palpita, cada vez más dura cuanto más cerca estamos. Finalmente, no aguanto más y muevo su mano hacia mi pene, animándola a que me acaricie. Mi mente se queda un poco en blanco y la necesidad s****l se apodera de mí. Cuando me lleva al dormitorio, una pequeña parte de mí se pregunta si debería mantenerme firme en mi plan de no tener sexo, pero mi polla tiene el control y no hay forma de que deje pasar esta oportunidad. *** Amelia Liam está especialmente ansioso esta noche, y en cuanto entramos en el dormitorio, ambos nos desnudamos rápidamente y caemos juntos sobre la cama. Gimo cuando me besa, me recorre las costillas con las manos y me acaricia los pechos. Me cuesta no cerrar los ojos e imaginar que estoy en la cama con Henry, pero me prometí a mí misma que mantendría mis dos vidas separadas y le daría a Liam la atención que se merece cuando estoy con él. Liam me mordisquea el estómago. El tiempo se ralentiza y me mareo cuando me besa más allá del ombligo. ¿Va a volver a chupármela por fin? De mi v****a brota un chorrito de humedad, gimo y arqueo la espalda hacia él. Por favor, Dios, sí. Ansío su lengua en mi clítoris y quiero suplicarle que me lama, pero algo me lo impide. Me besa a lo largo de la línea del vello púbico, pero no va más allá. Gimo de frustración cuando mueve su boca por mi cuerpo. Me duele y necesito que me folle, pero cada roce es una suave caricia. Cuando por fin mete la mano entre mis piernas y desliza los dedos entre mis pliegues sedosos y húmedos, su suavidad es demasiado para mí. Cierro los ojos e imagino la mano de Henry frotándome con rudeza. Me pellizco y tiro de mis propios pezones mientras Liam hace sus dulces y sensuales cosas, y el áspero placer añadido de mangonearme me impulsa hacia el orgasmo. Antes de correrme, Liam retira la mano y se mete entre mis piernas. En mi cabeza, es la polla de Henry encajando en mi entrada y, cuando me aprieta, me imagino a Henry haciéndolo con ternura para volverme loca antes de desvirgarme. Liam marca un ritmo constante y cariñoso, y yo suspiro y gimo del placer que me produce mi visión de Henry. Quizá tenga que pensar en Henry todo el tiempo. Imaginarme a los dos hombres me da el doble de placer. Liam no habla y oigo la voz de Henry en mi cabeza llamándome putita por pensar en él mientras me acuesto con mi marido. La deliciosa picardía me lleva al frenesí y casi me corro por los pensamientos de Henry. A medida que me acerco al orgasmo, un momento de claridad me golpea. Es hora de decirle a Henry dónde vivo y pedirle que me folle en la vida real. No hay razón para mantenerlo en línea, puede darme lo que ansío, lo que mi querido marido no puede. Tomar la decisión espontánea de tirarme a Henry me empuja al abismo y mi orgasmo es más fuerte de lo que ha sido en meses. Grito y le pido a Henry que me folle más fuerte. Mientras me convulsiono alrededor de la polla de Liam, él hace una pausa y deja de moverse. Me agarro a él, desesperada por disfrutar al máximo. De repente, me agarra de las muñecas, las sujeta a la cama por encima de mi cabeza y se vuelve salvaje. Me penetra con fuerza y mi cuerpo responde con deleite. El primer orgasmo ya me había hecho girar felizmente, pero esta fuerza sensual y descarnada me hace olvidar a Henry mientras Liam se abalanza sobre mí, enviándome descargas de placer hasta los dedos de los pies. Mi primer orgasmo había llegado a su punto álgido y estaba bajando, pero mientras Liam me taladra repetidamente hasta el fondo, llego al clímax y me corro de nuevo. Grito, mientras la habitación da vueltas y las estrellas explotan detrás de mis ojos por la fuerza de mi clímax. Me invade una oleada tras otra de éxtasis. Liam debe de haberse corrido cuando yo lo hice, porque se queda flácido encima de mí mientras mi orgasmo se reduce a pequeños escalofríos de éxtasis. Madre mía. ¿De dónde ha salido eso? *** Liam Siempre que hago el amor con Amelia, quiero adorar su cuerpo. Es suave en todos los lugares deseables, y me encantan sus pequeños gemiditos cuando la toco justo en el lugar adecuado. Y esta noche, cuando le meto la polla, está más animada y deseosa de sexo que nunca. Me relamo mientras la aprieto sin prisas, disfrutando de cómo su cálida y estrecha cueva se amolda a cada centímetro de mi polla. Me doy cuenta de que Amelia está a punto de llegar al orgasmo, y eso me empuja a mí hacia el mío. Me encanta correrme cuando ella lo hace. Cuando Amelia se corre, la intensidad de su temblor y su vaivén contra mí me estremece un poco, pero me da un buen subidón s****l. Supongo que, después de todo, no soy malo en la cama. Grita y gime fuerte, terminando con una súplica para que Henry la folle más fuerte. Me quedo helado. Mi mujer acaba de decir el nombre de otro tipo en la cama. Mi mente se queda momentáneamente en blanco antes de que un martilleo en mis oídos y un subidón de adrenalina me espoleen. Le agarro las muñecas, sin importarme si le hago daño, y se las aprisiono por encima de la cabeza. Decidido a hacerla incapaz de pensar en nadie más que en mí, la follo con más rudeza que nunca. Golpeo mi polla en ella, canturreando en mi cabeza todo lo que desearía poder decirle, mientras me la follo con total desprecio por su placer. —¿Te gusta esto, Amelia? ¿Es mi polla tan buena como la de Henry? ¿Puede hacerte esto?— Con cada pensamiento, la penetro con más fuerza. Amelia vuelve a correrse y, mientras su coño ordeña mi leche, yo exploto una carga tras otra de semen en su núcleo tembloroso. Me derrumbo encima de ella y ruedo asqueado. No puedo creer lo que acabo de hacer. Al mirarla, espero verla enfadada, pero está tumbada boca arriba, con los ojos cerrados y una sonrisa de ensueño en la cara. Parece contenta y más satisfecha de lo que nunca la he visto después de una sesión de sexo. !Mierda!. ¿Y ahora qué hago?
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