Amelia
Al día siguiente, después de que Liam volviera de la iglesia el domingo, acabamos en la cama. Era un amante entusiasta, así que sé que todo está bien entre nosotros. Temía que se arrepintiera de lo ocurrido o que se enfadara. Pero se comportó como siempre y no tengo motivos para sospechar que tenga problemas.
El lunes por la mañana estoy de mal humor nada más levantarme de la cama y no sé por qué. Después de un fin de semana tan estupendo, debería estar en las nubes. Maldigo en voz baja mientras subo las escaleras y me invade el fastidio. Aunque trabajo a tiempo parcial y podría limpiar casi cualquier día, intento ceñirme a una tabla de tareas para no remolonear. Cada dos lunes voy al piso de arriba y limpio el apartamento. Me gusta tenerlo limpio de polvo y listo para recibir compañía en las raras ocasiones en que la tenemos. Siempre tardo menos de media hora en arreglar y abro las ventanas para que entre aire fresco y no se vicie.
Cuando entro en el cuarto de baño para limpiar la encimera, en la papelera hay dos trozos de pañuelo de papel y me invade un arrebato de ira: ¡ahora tengo que vaciar esta basura! Pero entonces hago una pausa. Espera, ¿cuándo y por qué estuvo Liam aquí arriba usando este baño? No tenemos fantasmas, que yo sepa, así que tuvo que ser Liam.
Estoy dándole vueltas a ese misterio cuando me doy cuenta de que olvidé abrir las ventanas. ¡Mierda! Me apresuro hacia las ventanas y las abro de par en par para que entre la cálida brisa, e intento respirar hondo para aliviar mi irritación ante la vida. Me siento en la cama, cierro los ojos e intento despejar mi mente de todo lo que me molesta.
No consigo averiguar cuál es mi problema. El sábado fue un éxito rotundo y Liam es bueno. No dijo nada sobre ver a Henry follarme, pero estaba claro que la tarde le había parecido excitante. Yo estaba fuera de mí después de mi orgasmo, así que apenas recuerdo que Liam saliera de la habitación, pero debió de subir aquí y masturbarse en lugar de nuestro sexo habitual de los sábados por la noche.
Mi mal humor desaparece y un escalofrío me recorre la espalda cuando imagino a Liam aquí masturbándose, soñando despierto con Henry usándome. Dios, qué cachondo. Todavía me gustaría haberle visto correrse, pero quizá si hay una próxima vez, lo haga delante de mí.
No puedo quitarme de la cabeza la idea de que Liam estaba aquí masturbándose, me tumbo de nuevo en la cama y deslizo una mano por delante de mis pantalones de chándal y por debajo de las bragas. Gimo suavemente mientras presiono un dedo entre mis suaves pliegues y acaricio círculos alrededor de mi clítoris. Como quiero ventilar un poco la habitación, tengo tiempo que matar aquí arriba. Me mantengo ocupada, usando mis dedos para drenar cada gramo de estrés.
***
Liam
Es difícil concentrarse en el trabajo el lunes. No hago más que repetir en mi cabeza la imagen de Henry y Amelia del sábado y se me ha puesto dura y llevo toda la mañana intentando esconderla detrás de la mesa. Por suerte, hoy no tengo reuniones, así que puedo esconderme en mi despacho.
Cuando Amelia y yo acabamos en el dormitorio el domingo, intenté imaginarme que era Henry follándomela, y funcionó lo bastante bien como para correrme súper fuerte. El problema es que podría querer más. Me hubiera gustado estar lo suficientemente libre el sábado para sacarme y acariciarme. Hubo momentos en los que Amelia podría haberme chupado la polla mientras Henry se la follaba, ¿pero no es eso un trío en ese momento? ¿Quiero yo eso? ¿Quiere Amelia eso?
Estoy hecho un manojo de nervios y sigo cometiendo errores por descuido al introducir cifras en la base de datos del trabajo. En un momento dado me pregunto si mañana tendré que volver a revisar todo esto. Será mejor que mañana tenga la cabeza en su sitio, pero es posible que me pase toda la semana dándole vueltas al asunto.
Normalmente me voy a casa a comer, pero hoy no quiero porque estoy tan excitado que podría inclinar a Amelia sobre un sillón y darle tanto hasta que vea las estrellas. A ella le encantaría, pero entonces tendría preguntas sobre lo que me pasa y aún no estoy preparado para hablar de mis pensamientos. Sé que tendré que asumirlo todo y hablar con ella pronto, pero necesito más tiempo para digerir lo que quiero decir, ya que ni siquiera sé lo que quiero. Estoy en conflicto, confundido y necesitado de algo que no entiendo.
Opto por almorzar en el coche y conduzco hasta una zona apartada del aparcamiento donde nadie pueda verme. Doy unos mordiscos a un bocadillo que he comprado en la máquina expendedora de la sala de descanso, pero luego lo dejo sobre el salpicadero. Estoy demasiado excitado para comer y necesito hacer algo con mi calentura. Como no quiero pasarme el resto del día excitado, me bajo la cremallera y saco la polla. Intento acariciarla despacio, pero veo los labios de Amelia alrededor del pene de Henry y no puedo contenerme. Cojo unos pañuelos de papel de un paquete de viaje. No quiero que mi ropa de trabajo se ensucie.
Mi ritmo cardíaco se acelera mientras froto mi m*****o, acariciándolo desde la punta hasta la base. Se me tensan las pelotas y me recorren espasmos de placer mientras gimo con fuerza y me agarro con fuerza la base del m*****o durante un instante antes de soltarme y tirar y tirar furiosamente de la polla con frenesí. Imagino a Amelia desnuda arrodillada en el suelo, con los ojos brillantes de excitación y la boca abierta, esperando a que Henry ordeñe su semen en su lengua. La Amelia de mis sueños desliza una mano entre sus piernas y toca un pezón con la otra. Gimo al explotar y me convulsiono mientras el orgasmo me desgarra. Las descargas de placer me inundan, cierro los ojos y me dejo llevar por una bruma s****l antes de asearme y volver al trabajo.
***
Henry
El lunes estoy un poco inquieto y no sé qué hacer con Liam. En el pasado, cada vez que estaba en una relación que se convirtió en un trío con el marido y la mujer, el marido era en gran medida un participante dispuesto y vocal acerca de querer tomar parte. El hecho de que Liam se corriera el sábado justo después del orgasmo de Amelia, y su indecisión a la hora de acariciarse delante de mí, me hace pensar que podría dar un paso atrás si intento forzarle a aceptar esto antes de que esté preparado.
Si presiono demasiado a Liam, arruinaré lo que tengo entre manos con Amelia. Pero también sé que él no podrá dar el primer paso. Es una situación única para mí y tengo que ir con cuidado porque no quiero asustarle. Cada sumiso es diferente y tengo que averiguar cuál es el enfoque correcto, pero involucrarme con un tipo que apenas está aprendiendo que es sumiso no es algo que haya hecho antes.
Estoy deseando tener mi próximo encuentro con él. Liam es un enigma que estoy deseando resolver.