Un Adiós

2231 Words
Alan se quedó en el pasillo apoyándose en la pared, él nunca le llegó a proponerle a Aisha de volver con ella, tampoco tuvo muchas oportunidades para hablar de eso, desde el primer momento que le dijo de separarse no había podido hablar con Aisha con tranquilidad, no es que quisiera volver y juntar a su familia como en un cuento, pero le hubiera gustado mantener una relación más o menos agradable para poder comer todos juntos algún día o simplemente poder verse para comentar cosas de los niños, veía una tontería tener que estar él en el pasillo y ella dentro para no verse. Otra cosa era como estaba Aisha, la encontraba tan guapa como siempre, a él también le venían a la cabeza los buenos momentos con su ex mujer y se entristecía. Cuando volvieron con Junior el médico les dijo que todo estaba bien, que al día siguiente por la mañana le volverían a hacer otra vez la prueba y si salía bien lo dejarían ir a casa, esa fue la única alegría del día. Se quedaron los dos a pasar la noche, sin hablarse, uno a cada lado de la cama con la vista adelante mirando a su hijo, echaron alguna cabezada en aquellas sillas tan incomodas y a media mañana del día siguiente se iba Aisha con su hijo después que la última prueba saliera bien para recoger al pequeño y llegar a su casa, Alan los despidió saludando con la mano. Estaba cansado de aquella noche tan incómoda, por no poder dormir ni descansar y por la tensión de estar al lado de Aisha sin poder mirarla o hablar con ella. Era viernes, llamó a Cristina y quedaron para salir de la ciudad y pasar el fin de semana en la montaña, necesitaba descansar y sentir que alguien le daba cariño. Escogió un hotel spa para relajarse, Cristina estaba contenta que después de pasar unos días sin verlo quisiera ir con ella de fin de semana, cuando la llamó aquella misma mañana para proponérselo no tardó nada en decirle que sí, que podían ir donde él quisiera, cuando la pasó a buscar por su apartamento se enteró de donde iban, él se había cuidado de todo. Llegaron tarde, cenaron algo y se fueron a la habitación, Cristina se metió en el cuarto de baño y salió en sujetador y bragas muy sexis, Alan estaba sentado en un sillón mirando el móvil, la miró sonriendo y ella se le puso encima besándolo, las bocas abiertas se juntaban dándose la lengua el uno al otro, Cristina le puso una mano en la cara con los dedos acariciándolo por detrás de la oreja, con la otra se sujetaba a su hombro, él le acariciaba una pierna con una mano y con la otra le agarraba el culo, le quitó la camiseta y le pasó la mano por el pecho y los abdominales mientras se arrodillaba en el suelo y le desabrochaba el pantalón para bajárselo. Alan respiró profundamente apoyando la espalda en el respaldo del sillón sacando el culo hasta el borde, Cristina le quitó las zapatillas con los calcetines y el pantalón con la ropa interior, le miró a los ojos agarrándole los huevos y la otra mano le cogió la polla, notó como crecía y se ponía tiesa, él volvió a cerrar los ojos, se dejaba hacer, intentaba solo sentir, relajarse y notar lo que le hacía Cristina. Le amasaba los huevos y le hacía una paja lenta, Alan sentía la suave piel de su mano como lo pajeaba lentamente y como le apretaba los huevos, de pronto notó algo húmedo en la punta de la polla que se movía alrededor y los labios de su amante rodeándole todo el glande, la lengua seguía moviéndose dándole vueltas al c*****o mientras se la sujetaba por debajo, le seguía amasando los huevos y un dedo le iba pasando alrededor del ojete, aquella humedad en su glande iba bajando, se la debía de estar metiendo más profundamente y cuando llegó a tocarle con los labios el pubis le metió la punta del dedo en el culo, Alan se agarró a los reposabrazos del sillón con fuerza del gusto gimiendo. — ¡Diooosss! Cristina le apretaba la polla con la boca medio ahogándose sacándosela, siguió con la paja, a los oídos de Alan llegaba el sonido de su mano resbalando por la polla totalmente mojada de saliva, la punta del dedo seguía moviéndose en la entrada de su culo y de golpe notó como ella con su boca se lo estaba follando, se la metía y sacaba profundamente a buen ritmo sacándole de la garganta un gemido detrás de otro, de pronto todo se paró, Alan abrió los ojos y Cristina se había levantado y se estaba bajando las bragas. — Cariño no puedo más. Y con una sonrisa se le sentó encima a horcajadas, le agarró la polla y se la metió en el coño, lo besó con pasión, él le quitó el sujetador y ella le acercó una teta a la boca para que se la lamiera y le chupara los pezones al mismo tiempo que empezaba a mover sus caderas follándolo, los dos gemían, Alan le pasaba las manos por la espalda llegando al culo acariciándoselo mientras subía, bajaba y se movía adelante y atrás, ella le rodeaba con sus brazos el cuello acelerando los movimientos, el placer se apoderaba de ellos, se miraban y besaban sabiendo que de un momento a otro explotarían en un orgasmo, Alan movía el culo siguiendo el ritmo de Cristina, el sonido del roce de la polla dentro del coño delataba que estaba muy mojado y empezaron los dos a gritar corriéndose, ella hacía movimientos cortos con sus caderas adelante y atrás abrazando la cabeza de él que se la apretaba contra el pecho, Alan dejaba ir los tiros de semen dentro de ella con sus tetas en la cara y agarrándole el culo con fuerza, cuando acabaron de aquel largo orgasmo se relajaron sin moverse, él con la cabeza para atrás con los ojos cerrados y ella con la cara en su cuello rodeándolo con los brazos. El domingo por la mañana después de desayunar, Alan envió un mensaje a Aisha para saber cómo estaba su hijo. — ¿Cómo está Junior? — Bien, no me envíes más mensajes. Lo verás el próximo fin de semana que estará contigo. Tras lo ocurrido aquella semana en el hospital Aisha estaba muy molesta con Alan, verlo era dar un paso atrás en su empeño por olvidarse de él, en dejar de pensar en su vida pasada con Alan, el mensaje para saber cómo estaba su hijo la obligó a pensar cuando estaba pasando el fin de semana muy pendiente de Junior para que no se diera ningún golpe en la cabeza, desde que se despidió en el hospital había estado tan pendiente de su hijo que no tenía otra cosa en su mente olvidándose de todo, aquel maldito mensaje la devolvió a la realidad fastidiándola. Alan sonreía al saber que su hijo estaba bien, Cristina lo vio mirando el móvil sonriendo. — Que sonrisita. — Sí, mi hijo está bien. — ¿Has hablado con su madre? Ella estaba interesada en saber qué relación mantenían, sus planes de futuro pasaban por ir compartiendo más cosas con Alan y necesitaba tener información para no ilusionarse demasiado con alguien que tal vez no estuviera preparado para avanzar en una nueva vida. Alan le enseñó los mensajes que se habían enviado, Cristina los leyó y respiró tranquila, aquel rechazo a que le enviara mensajes denotaba que no quería nada con él. — Ya ves, no me puede ni ver. Cristina le pasó el brazo por detrás de la cintura apoyando la cabeza en su hombro cariñosamente mientras salían a dar un paseo. — Yo sí que te quiero ver cada día más cariño. Alan le dio un beso en la cabeza y se fueron a pasear cogidos de la mano. Pasaron tres semanas y el episodio del accidente de junior ya estaba olvidado, Marga fue a ver a Aisha para darle las últimas noticias sabiendo que ya no estaba preocupada por su hijo, Alan estaba iniciando una relación con una mujer. — ¿Y qué?, es libre para hacer lo que quiera. — ¿Y qué?, ya te lo dije que encontraría alguna, espero que no te acabes arrepintiendo porque lo pasarás fatal. — Déjame tranquila anda, yo estoy bien. Marga se dio cuenta que estaba intentando hacerse la fuerte y que no le importaba, pero su cara decía otra cosa, se fue y la dejó sola, sabía que Aisha necesitaba pensarlo. Cuando se quedó sola lloró, Aisha no encontraba explicación, pero tenía ganas de llorar. Un viernes por la noche Alan recogía a Cristina para ir a cenar a un nuevo restaurante que habían abierto y todo el mundo hablaba muy bien de él. Tuvieron que esperar un poco en la cola para dar el nombre de la reserva, se había puesto de moda y estaba lleno de gente, un camarero los acompañó hasta una mesa bastante “apretujada” en medio de otras, se sentaron uno delante del otro, se sonreían abriendo las cartas para escoger la cena cuando Alan al levantar la vista, se encontró directamente con los ojos de Aisha que estaba cenando con Dani cuatro mesas más adelante, se quedaron enganchados con la vista y sorprendidos, Cristina se dio cuenta que él estaba mirando algo fijamente girándose en su silla, cuatro mesas después un hombre también estaba girado mirando, y una mujer tenía los ojos clavados en Alan, parecía que no podían apartar la mirada uno del otro. Aisha había quedado con su amigo Dani para aquella noche, necesitaba distraerse, tomar una copa y relajarse de las últimas semanas pendiente de Junior, cuando se encontraron le dijo que había reservado mesa en un nuevo restaurante, lo que no se podía imaginar Aisha es lo que se iba a encontrar en aquel restaurante, cuando acabó de leer la carta y tenía claro lo que iba a cenar esa noche miró el local y vio a Alan sentado con una mujer riendo con ella, se quedó petrificada, abrió los ojos y clavó su vista en él, se encontraron las miradas y no pudo apartarla, estaba tan sorprendida, nunca se le había pasado por la cabeza que pasaría si algún día veía a Alan con otra mujer. Cristina se levantó y salió del restaurante, Alan la vio pasar por su lado y volvió a mirar los ojos de Aisha que no los apartaba de él, dejó caer la servilleta en la mesa y se levantó saliendo del local, Cristina caminaba con la cabeza baja, Alan corrió y la atrapó pasándole el brazo por el hombro. — ¡Eh!, ¿estás bien? Lo miró y tenía los ojos llorosos. — ¿Era tu mujer? — Mi ex Cristina, mi ex pareja, no quiere saber nada de mí. Cristina lo miraba moviendo la cabeza de lado a lado. — Esa mirada Alan, sé que a mí nunca me vas a mirar de esa forma, y la de ella, que barbaridad, esa mujer está enamorada de ti joder y tú de ella, no entiendo que coño hacéis perdiendo el tiempo. Será mejor que coja un taxi y vuelva a mi casa. — Te llevo yo, yo te he recogido y yo te devuelvo. Aisha cuando Alan se fue del restaurante cerró los ojos, pensaba como podía ser que le hubiera afectado tanto verlo, al abrirlos vio la cara de Dani que estaba contrariado. Dani también se había dado cuenta, la manera de mirar Aisha a su ex era muy especial, el brillo de sus ojos, aquella cara de sorpresa y de amor que no pudo evitar, si en su interior le quedaba alguna brizna de esperanza de volver con ella se le desvaneció en ese momento. — Será mejor que yo también me vaya, no estoy de humor para cenar. Dani se levantó con ella y la acompañó al coche. Conduciendo, y ya pasada la primera impresión pensaba que no podía seguir así, no lo había pensado nunca pero era normal que él tuviera sus relaciones o líos con otras mujeres, al ser el padre de sus hijos tendría que aprender a soportarlo, el problema seguía siendo suyo, no era capaz de olvidarse y pasar de lo que hiciera Alan o dejara de hacer. Se volvió a enfadar con ella misma. Cristina aceptó, en el coche pensó que ya había descubierto el porqué un hombre así estaba solo, porqué le hacía falta cariño, y lo peor era que había salido con ella por su parecido con la mujer a la que amaba, no tenía ninguna duda, él nunca llegaría a quererla tanto como para mirarla como había mirado a aquella mujer esa noche. Lo que no entendía ahora era por qué una pareja que se miraba así no volvieran a estar juntos aunque en el pasado tuvieran algún problema. Alan paró el coche delante de su bloque de apartamentos y se miraron a los ojos. — Cuídate mucho, eres un buen hombre pero no confíes tanto en la gente. — No nos volveremos a ver ¿verdad? Cristina le sonrió, lo negó con la cabeza y le dio un beso en los labios despidiéndose para siempre.
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